martes, septiembre 08, 2009

¡EL MENSAJE FINAL!

Nuestro mensaje: El Señor viene y lo más importante en nuestros corazones debería ser nuestra relación con Él y las cosas del cielo. Guardemos su santa ley y su santo sábado porque Él es nuestro creador. Preparémonos para soportar lo que viene con la convicción de que Cristo nos ha salvado. Sufriremos pero con Jesús venceremos porque Él ya venció. Y hagamos del cielo una realidad, una necesidad. ¡Lo que suframos hará que clamemos día y noche que el venga para poder morar allá eternamente! ¡Si debemos emplear nuestro tiempo, nuestras fuerzas y todo lo que tenemos en algo hagámoslo en unirnos con el Espíritu Santo y que nuestro más grande anhelo sea el Cielo!


El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios.

“Diferentes períodos de la historia de la iglesia fueron señalados por el desarrollo de alguna verdad especial adaptada a las necesidades del pueblo de Dios en aquel tiempo. Cada nueva verdad se abrió paso entre el odio y la oposición; los que fueron favorecidos con su luz se vieron tentados y probados. El Señor envía al pueblo una verdad especial para la situación en que se encuentra. ¿Quién se atreverá a publicarla? El manda a Sus siervos a que dirijan al mundo el último llamamiento de la misericordia divina. No pueden callar sin peligro de sus almas. Los embajadores de Cristo no tienen por qué preocuparse de las consecuencias. Deben cumplir con su deber y dejar a Dios los resultados.”

"Un hombre no puede servir a Dios sin despertar contra sí la oposición de los ejércitos de las tinieblas. Le asaltarán malos ángeles alarmados al ver que su influencia les arranca la presa."

“Terrible será la crisis a que llegará el mundo. Unidos los poderes de la tierra para hacer la guerra a los mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres, "pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos" Apocalipsis 13:16”

"Todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución." 2 Timoteo 3:12.

En aquel tiempo de persecución la fe de los siervos de Dios será probada duramente. Proclamaron fielmente la amonestación mirando tan sólo a Dios y a Su Palabra. El Espíritu de Dios, que obraba en sus corazones, les constriñó a hablar. Estimulados por santo celo e impulso divino, cumplieron su deber y declararon al pueblo las palabras que de Dios recibieran sin detenerse en calcular las consecuencias. No consultaron sus intereses temporales ni miraron por su reputación o sus vidas. Sin embargo, cuando la tempestad de la oposición y del vituperio estalle sobre ellos, algunos, consternados, estarán listos para exclamar: "Si hubiésemos previsto las consecuencias de nuestras palabras, habríamos callado." Estarán rodeados de dificultades. Satanás los asaltará con terribles tentaciones. La obra que habrán emprendido parecerá exceder en mucho sus capacidades. Los amenazará la destrucción. El entusiasmo que les animara se desvanecerá; sin embargo no podrán retroceder. Y entonces, sintiendo su completa incapacidad, se dirigirán al Todopoderoso en demanda de auxilio. Recordarán que las palabras que hablaron no eran las suyas propias, sino las de Aquel que les ordenara dar la amonestación al mundo. Dios había puesto la verdad en sus corazones, y ellos, por su parte, no pudieron hacer otra cosa que proclamarla.


* El Conflicto De Los Siglos, “El Mensaje Final de Dios”, Elena G. de White

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