miércoles, octubre 31, 2012

Pensamiento Del Día,

Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20. 
Nuestro cuerpo pertenece a Dios. Él pagó el precio de la redención por el cuerpo como también por el alma... El Creador vigila la maquinaria humana, manteniéndola en movimiento. Si no fuera por su cuidado constante, cesarían nuestras pulsaciones, la acción del corazón se detendría y el cerebro no desempeñaría su labor por más tiempo.

El cerebro es el órgano e instrumento de la mente, y controla todo el cuerpo. Para que las otras partes del organismo estén saludables, el cerebro debe tener salud. Y para que el cerebro tenga salud, la sangre debe estar pura. Si por medio de hábitos correctos de comer y beber la sangre se mantiene pura, el cerebro se nutrirá en forma adecuada.

Es la falta de una acción armoniosa en el organismo humano lo que ocasiona la enfermedad. La imaginación puede controlar las otras partes del cuerpo para su propio mal. Todas las partes del organismo deben funcionar armoniosamente. Las diferentes partes del cuerpo, especialmente las alejadas del corazón, deben recibir una libre circulación de la sangre. Las extremidades realizan una actividad importante, y deben recibir una atención esmerada.

Dios es el gran Cuidador de la maquinaria humana. En el cuidado de nuestro cuerpo debemos cooperar con él. El amor por Dios es esencial para la vida y la salud... Para tener una salud perfecta, nuestro corazón debe rebosar de amor, esperanza y gozo...

Los que aplican toda su alma a la obra médico-misionera, que trabajan incansablemente en peligros, en privaciones, en vigilias, en cansancio y en dolores, corren el riesgo de olvidar que deben ser guardianes fieles de sus propias facultades mentales y físicas. No deben permitirse recargo de trabajo. Pero están llenos de celo y dedicación y algunas veces actúan imprudentemente, colocando sobre sus hombros una carga muy pesada. A menos que tales obreros hagan un cambio, el resultado será la enfermedad y el quebranto...

Tenemos un llamamiento tanto más elevado que los egoístas intereses comunes, cuanto los cielos son más altos que la tierra. Pero este pensamiento no debe inducir a los siervos de Dios, dispuestos y trabajadores, a llevar todas las cargas que puedan colocar sobre ellos mismos sin tomar períodos de reposo.—El ministerio médico, 387-389.

martes, octubre 30, 2012

Pensamiento Del Día

No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos. Proverbios 3:7, 8. 
Una mente contenta y un espíritu alegre son salud para el cuerpo y fortaleza para el alma. No hay causa de enfermedad tan fructífera como la depresión, la lobreguez y el pesar. La depresión mental es terrible...

El aire, esa preciosa bendición del cielo que todos podemos disfrutar, nos beneficiará con su influencia bienhechora si tan sólo se lo permitimos. Debemos darle la bienvenida al aire, cultivar un cariño por él, y nos daremos cuenta de que es un bálsamo precioso para los nervios. El aire debe estar en constante circulación para mantenerse puro. La influencia del aire puro y fresco permite que la sangre circule saludablemente a través del sistema. Además refresca el cuerpo y promueve la buena salud. Su influencia abarca la mente y le imparte cierto grado de compostura y serenidad. El aire puro despierta el apetito, permite una digestión más completa de los alimentos, e induce un sueño más sereno y profundo.

Las consecuencias de vivir en habitaciones cerradas y mal ventiladas son éstas: el organismo se debilita y pierde la salud, la circulación de la sangre se hace más lenta en el cuerpo porque no está purificada ni vitalizada por el limpio y vigorizante aire del cielo...

¿Cree usted que el fin de todas las cosas se acerca, que las escenas de la historia de esta tierra se están cerrando rápidamente? Si es así, muestre su fe por sus obras...

“La fe sin obras está muerta”. Santiago 2:26. Pocos tienen esa fe genuina que obra por amor y purifica el alma. Pero todos los que sean contados dignos de la vida eterna deben obtener una idoneidad moral para esa vida. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. 1 Juan 3:2, 3. Esta es la obra que está ante usted, y usted no tendrá demasiado tiempo extra si se ocupa en la obra con toda su alma.—Testimonies for the Church 1:702-705.

lunes, octubre 29, 2012

Pensamiento Del Día

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6:19. 
La salud es un gran tesoro. Es la más rica posesión que los mortales tienen. Si se adquiere riqueza, honor o conocimiento a costa de la salud, se está pagando un precio muy alto. Ninguno de estos logros puede dar felicidad si se carece de salud. Abusar de la salud que Dios nos ha dado es un pecado terrible, porque cada vez que abusamos de ella nos incapacitamos para hacerle frente a la vida, aunque hayamos obtenido una educación esmerada... En muchos casos, la pobreza es una bendición, porque evita que jóvenes y niños sean arruinados por la inactividad. Las facultades físicas y mentales deben ser cultivadas y desarrolladas adecuadamente. La preocupación básica y constante de los padres debiera ser que sus hijos tengan cuerpos bien desarrollados, de modo que lleguen a ser hombres y mujeres saludables. Es imposible que este objetivo se alcance sin ejercicio físico.

Para beneficio de su salud física y moral, aunque no se tenga necesidad económica, a los niños se les debe enseñar a trabajar. Si han de poseer caracteres puros y virtuosos, deben tener la disciplina de un trabajo bien regulado que ejercite todos los músculos. La satisfacción que los niños tendrán al sentirse útiles y al negarse a sí mismos para ayudar a otros, será el placer más saludable que puedan experimentar... El trabajo físico no impedirá el desarrollo del intelecto. Al contrario, los beneficios recibidos por causa del trabajo físico mantendrán el equilibrio de la persona e impedirán que la mente se sobrecargue. Los músculos realizarán el trabajo trayendo alivio al cerebro cansado...

Para ser una señorita no se necesita ser una chica inútil, que habla sin ton ni son, que viste en forma exagerada y actúa en forma ridícula. Para tener un intelecto saludable se requiere un cuerpo sano. La salud física y un conocimiento práctico de todos los quehaceres del hogar, nunca le harán sombra a un intelecto bien desarrollado; ambos son de suma importancia para una señorita.—Consejos sobre la Salud, 182-185.

Todos los poderes de la mente deberían ser puestos en ejercicio y desarrollados, para que los seres humanos tengan mentes bien equilibradas. El mundo está lleno de hombres y mujeres desequilibrados que han llegado a ese estado porque cultivaron un conjunto de sus facultades, mientras otras se empequeñecieron por la inactividad... Si [la mente humana] no es activa en la dirección correcta, será activa en la incorrecta. Y para preservar el equilibrio de la mente, en nuestras escuelas debe unirse el trabajo con el estudio.—Counsels on Education, 20-23 (edición de 1968).

domingo, octubre 28, 2012

Pensamiento Del Día

¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo? Jeremías 8:22
Todos somos probados en este tiempo. Hemos sido bautizados en Cristo; y si estamos dispuestos a separarnos de todo aquello que tienda a degradarnos y hacernos lo que no debemos ser, recibiremos fuerza para crecer en Cristo, nuestra cabeza viviente, y veremos la salvación de Dios.

Sólo cuando demostremos ser inteligentes tocante a los principios de una vida sana, podremos discernir los males que resultan de un régimen alimentario impropio. Quienes habiéndose percatado de sus errores tengan el valor de modificar sus costumbres, encontrarán que la reforma exige luchas y mucha perseverancia. Pero una vez que hayan adquirido gustos sanos, verán que el consumo de la carne, en el que antes no veían mal alguno, preparaba lenta pero seguramente la dispepsia y otras enfermedades.

Padres y madres, oren y velen. Guárdense mucho de la intemperancia en cualesquiera de sus formas. Enseñen a sus hijos los principios de una verdadera reforma pro salud. Enséñenles lo que deben evitar para conservar la salud. La ira de Dios ya ha comenzado a caer sobre los rebeldes. ¡Cuántos crímenes, cuántos pecados y prácticas inicuas se manifiestan por todas partes! Como denominación, debemos preservar con cuidado a nuestros hijos de toda compañía depravada.

Deben hacerse más esfuerzos para enseñar a la gente los principios de la reforma pro salud. Deberían instituirse clases culinarias para dar a las familias instrucciones tocantes al arte de preparar alimentos sanos. Las personas jóvenes y las de edad adulta deberían aprender a cocinar con mayor sencillez. En todo lugar donde la verdad sea presentada, debe enseñarse a la gente a preparar alimentos de un modo sencillo a la vez que apetitoso. Se les debe demostrar que un régimen nutritivo puede ser alcanzado sin hacer uso de la carne...

Se requiere mucho tacto y juicio para preparar un régimen nutritivo destinado a reemplazar el que seguían antes las personas que ahora están aprendiendo a seguir la reforma pro salud. Se necesita fe en Dios, una voluntad firme y el deseo de ser útiles. Un régimen deficiente arroja descrédito sobre la reforma pro salud. Somos mortales, y debemos proveer a nuestros cuerpos una alimentación fortificante.—Joyas de los Testimonios 3:360, 361.

sábado, octubre 27, 2012

Pensamiento Del Día

He aquí yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:6. 
Los principios del sano vivir tienen una gran importancia para nosotros como individuos y como pueblo. Cuando me llegó el mensaje de la reforma pro salud, yo era débil y predispuesta a frecuentes desmayos. Suplicaba al Señor que me ayudara, y él me presentó el vasto plan de la reforma pro salud. Me mostró que los que guardan sus mandamientos deben entrar en una relación sagrada con él, y por medio de la temperancia en el comer y el beber, guardar su cuerpo y su mente en las condiciones más favorables para servirle...

No prescribimos un régimen definido, pero decimos que en los países donde abundan las frutas, los cereales y las nueces [frutos secos: nueces, almendras, avellanas, etc.], la carne no es el alimento adecuado para el pueblo de Dios. Se me ha indicado que la carne propende a animalizar la naturaleza, a despojar a los hombres y a las mujeres del amor y la simpatía que debieran sentir por cada cual, y hace predominar las pasiones bajas sobre las facultades más elevadas del ser. Si el comer carne fue alguna vez saludable, no lo es ahora. Los cánceres, los tumores y las enfermedades pulmonares se deben mayormente a la costumbre de comer carne.

No hacemos del consumo de la carne una condición para la admisión de los miembros; pero debiéramos considerar la influencia que ejercen sobre otros los creyentes profesos que usan carne. Como mensajeros de Dios, ¿no diremos al pueblo: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” 1 Corintios 10:31? ¿No daremos un testimonio decidido contra la complacencia del apetito pervertido? ¿Quiere cualquiera de los que son ministros del evangelio, y que proclaman la verdad más solemne que haya sido dada a los mortales, dar el ejemplo de volver a las ollas de Egipto? ¿Quieren los que son sostenidos por el diezmo de la tesorería de Dios permitir que la gula envenene la corriente vital que fluye por sus venas? ¿Harán caso omiso de la luz y las amonestaciones que Dios les ha dado?

La salud del cuerpo debe considerarse como esencial para el crecimiento en la gracia y la adquisición de un carácter templado. Si no se cuida debidamente el estómago, será trabada la formación de un carácter moral íntegro. El cerebro y los nervios están en relación íntima con el estómago. De los errores practicados en el comer y beber resultan pensamientos y hechos erróneos.—Joyas de los Testimonios 3:359, 360.

viernes, octubre 26, 2012

Pensamiento Del Día

Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Filipenses 1:20. 
Hoy hay muchos bajo la sombra de la muerte que se habían preparado para hacer una obra en favor del Maestro, pero que no sientieron la responsabilidad sagrada de observar las leyes de la salud. Las leyes del organismo físico son en la verdad las leyes de Dios; pero este hecho parece haber sido olvidado. Algunos se limitaron a un régimen que no podía mantenerlos en buena salud. No proveyeron alimentos nutritivos para reemplazar las sustancias perjudiciales; y no consideraron que para preparar satisfactoriamente los alimentos hay que ejercer ingenio. El organismo tiene que ser debidamente nutrido con el fin de poder realizar su obra...

Hay muchos en el mundo que complacen hábitos perniciosos. El apetito es la ley que los gobierna. Y debido a sus hábitos erróneos, el sentido moral se oscurece y el poder de discernir cosas sagradas se destruye en gran medida... Es necesario que los cristianos sean estrictamente temperantes. Deben colocar la norma alta. Es esencial la temperancia en el comer, el beber y el vestir. Los principios deben tener la primacía en lugar del apetito o el antojo...

Significa mucho ser leal a Dios. Él tiene derechos sobre todos los que están empeñados en su servicio. Él desea que la mente y el cuerpo sean preservados en la mejor condición de salud, y que toda facultad y atributo se hallen bajo el dominio de lo divino, y que sean tan vigorosos como los hábitos de cuidado y estricta temperancia puedan hacerlos. Estamos bajo una obligación ante Dios: la de hacer una consagración sin reserva de nosotros mismos a él, en cuerpo y alma, con todas las facultades apreciadas como dones que él nos confiara, para ser empleados en su servicio. Todas nuestras energías y capacidades han de ser constantemente fortalecidas y mejoradas durante este período de prueba...

Si podemos despertar la sensibilidad moral de nuestros hermanos sobre el tema de la temperancia, se ganará una gran victoria. Ha de enseñarse y practicarse la temperancia en todas las cosas de esta vida. La temperancia en el comer, el beber, el dormir y el vestir es uno de los grandes principios de la vida religiosa. La verdad colocada en el santuario del alma guiará en el tratamiento del cuerpo. Nada que concierna a la salud del agente humano ha de considerarse con indiferencia. Nuestro bienestar eterno depende del uso que hagamos durante esta vida de nuestro tiempo, nuestra energía y nuestra influencia.—The Review and Herald, 11 de junio de 1914. Ver también Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 250, 185, 186.

jueves, octubre 25, 2012

Pensamiento Del Día

Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. Isaías 65:21, 22. 
Ahora, como en los días de Israel, todo joven debe ser instruido en los deberes de la vida práctica. Cada uno debe adquirir cierto conocimiento de algún ramo manual por medio del cual, si fuera necesario, pudiese ganarse la vida. Esto es esencial, no sólo como una salvaguardia contra las vicisitudes de la vida, sino por su influencia sobre el desarrollo físico, mental y moral. Aun cuando fuese seguro de que uno no habría de necesitar recurrir al trabajo manual para su sustento, se le debiera enseñar a trabajar. Sin ejercicio físico, nadie puede tener una constitución sana y salud vigorosa; y la disciplina del trabajo bien regulado no es menos esencial para obtener un espíritu fuerte y activo que para adquirir un carácter noble.

Los alumnos que han obtenido conocimiento de los libros sin adquirir un conocimiento del trabajo práctico no pueden aseverar que tienen una educación simétrica. Las energías que debieran haberse consagrado a los quehaceres de los diversos ramos, han sido descuidadas. La educación no consiste en usar solamente el cerebro. El trabajo físico también es parte de la educación esencial para todo joven. Falta una fase importante de la educación si no se enseña al alumno a dedicarse a un trabajo útil.

El ejercicio saludable de todo el ser dará una educación amplia y abarcante. Todo estudiante debe dedicar una parte de cada día al trabajo activo. Así adquirirá hábitos de laboriosidad y se fomentará en él un espíritu de confianza propia, y al mismo tiempo estará a salvo de muchas prácticas malas y degradantes que son a menudo el resultado de la ociosidad. Y todo esto está de acuerdo con el objetivo primordial de la educación, porque al estimular la actividad, la diligencia y la pureza, nos ponemos en armonía con el Creador...

La disciplina que para la vida práctica se obtiene del trabajo físico combinado con el esfuerzo mental, queda endulzada al reflexionar en que ella hace a la mente y al cuerpo más idóneos para cumplir la obra que Dios requiere que hagan los humanos. Cuanto más perfectamente sepan los jóvenes cumplir los deberes de la vida práctica, tanto mayor será el gozo que tendrán día tras día por ser útiles a otros. La mente educada para disfrutar del trabajo provechoso se amplía; por la preparación y la disciplina se hace idónea para ser útil; porque adquiere el conocimiento esencial que permite a su poseedor beneficiar a otros.—Mensajes para los Jóvenes, 175-177.

miércoles, octubre 24, 2012

Pensamiento Del Día

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23. 
El apóstol nos suplica: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo agradable a Dios, que es vuestro culto racional”...

Cuando practicamos un régimen de comida y bebida que disminuye el vigor mental y físico, o somos hechos presa de hábitos que tienden hacia ese resultado, deshonramos a Dios, porque le robamos el servicio que él exige de nosotros. Los que adquieren y fomentan el apetito artificial por el tabaco, lo hacen a expensas de la salud. Están destruyendo la energía nerviosa, cercenando la fuerza vital y sacrificando la fortaleza mental.

Los que profesan ser seguidores de Cristo y tienen este terrible pecado en la puerta, no pueden tener una elevada apreciación de la expiación y una alta estima de las cosas eternas. Las mentes que están ofuscadas y parcialmente paralizadas por sustancias malsanas, son vencidas fácilmente por la tentación, y no pueden gozar de la comunión con Dios.

Los que fuman tienen argumentos muy pobres para disuadir al adicto al alcohol. Dos tercios de los borrachos de nuestro país contrajeron el vicio del licor por causa del hábito de fumar. Los que aseguran que el tabaco no les perjudica pueden convencerse de su error absteniéndose del mismo durante unos pocos días: los nervios agitados, la cabeza aturdida y la irritabilidad que sienten les probarán que esta complacencia pecaminosa los ha reducido a la servidumbre. Ha vencido el poder de su voluntad. Son esclavos de un vicio terrible en sus resultados...

Dios requiere que su pueblo sea templado en todas las cosas. El ejemplo de Cristo, durante su largo ayuno en el desierto, debería enseñar a sus seguidores a rechazar a Satanás cuando viene bajo el disfraz del apetito. Entonces podrían tener influencia para reformar a los que han sido extraviados por la indulgencia, y han perdido el poder moral para vencer la debilidad y el pecado que han tomado posesión de ellos. Así los cristianos pueden asegurarse su salud y felicidad en una vida pura y bien ordenada, y con una mente clara y sin mancha delante de Dios.—The Signs of the Times, 6 de enero de 1876. Ver también La Temperancia, 57, 64, 55, 142.

martes, octubre 23, 2012

Pensamiento Del Día

O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce al árbol. Mateo 12:33. 
Adán y Eva en el Edén eran de noble estatura, y perfectos en simetría y belleza. Eran sin pecado y tenían perfecta salud. ¡Qué contraste con la raza humana actual! La belleza ha desaparecido. La perfecta salud es desconocida. Doquiera que miremos vemos enfermedad, deformidad e imbecilidad...

Desde la caída ha existido la intemperancia en todas sus formas. El apetito ha dominado a la razón. La familia humana ha seguido una conducta de desobediencia, y como Eva, ha sido engañada por Satanás para descuidar las prohibiciones que Dios ha establecido, haciéndose la ilusión de que las consecuencias no serían tan terribles como se había creído. La familia humana ha violado las leyes de la salud y ha ido a los excesos en casi todo. La enfermedad ha estado aumentando firmemente. La causa ha sido seguida por el efecto.

Dios dio a nuestros padres los alimentos que él se propuso que debía comer la raza humana. Era contrario a su plan quitar la vida de alguna criatura. No debía haber muerte en el Edén. Los frutos de los árboles del jardín constituían el alimento que requerían sus necesidades. Dios no le dio permiso para comer animales hasta después del diluvio...

Muchos se maravillan de que la humanidad haya degenerado tanto, física, mental y moralmente. No entienden que es la violación de la constitución y las leyes de Dios, y la transgresión de las leyes de la salud, lo que ha producido esta triste degeneración. La transgresión de los mandamientos de Dios ha hecho que el Señor retrajera su mano que imparte prosperidad. La intemperancia en el comer y el beber, y la complacencia de las bajas pasiones, ha entumecido las delicadas sensibilidades de manera que las cosas sagradas han sido puestas al nivel de las cosas humanas...

Muchos han esperado que Dios los preservara de la enfermedad meramente porque le pidieron que lo hiciera. Pero Dios no escuchó sus oraciones, porque su fe no se perfeccionó por medio de las obras... Dios no obrará un milagro para preservar de la enfermedad a quienes no se cuidan a sí mismos, sino que están continuamente violando las leyes de la salud y no hacen ningún esfuerzo para prevenir la enfermedad.—The Review and Herald, 2 de abril de 1914. Ver Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 171, 95, 73, 29.

lunes, octubre 22, 2012

Pensamiento Del Día

Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú y también este pueblo... porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Éxodo 18:17, 18. 
Cuando hacemos todo lo que está de nuestra parte para tener salud, entonces podemos esperar que sigan benditos resultados, y podemos pedir a Dios con fe que bendiga nuestros esfuerzos para la preservación de la salud. Él entonces contestará nuestra oración si su nombre puede ser glorificado por ello. Pero entiendan todos que tienen una obra que hacer. Dios no obrará de una manera milagrosa para preservar la salud de personas que están siguiendo una conducta que los lleva con seguridad a la enfermedad.

Una cuidadosa conformidad de nuestra parte a las leyes que Dios ha implantado en nuestro ser, asegurará la salud, y no se producirá un quebrantamiento de la constitución. Muchos me han preguntado: ¿Cuál es el mejor proceder que puedo seguir para conservar mi salud? Mi respuesta es la siguiente: Dejen de transgredir las leyes de su ser; dejen de gratificar un apetito depravado; coman alimentos sencillos; vístanse en forma saludable, lo cual exigirá modesta sencillez; trabajen en forma sana, y no estarán enfermos... Muchos están sufriendo como consecuencia de la transgresión de sus padres. No pueden ser censurados por los pecados de sus padres, pero no obstante es su deber indagar en qué punto violaron sus padres las leyes de su ser, y en dónde estuvieron equivocados los hábitos de sus padres. Entonces debieran cambiar su propio proceder y colocarse, por medio de hábitos correctos, en una relación mejor con la salud.

La acción armoniosa y saludable de todas las facultades del cuerpo y la mente produce felicidad; mientras más elevadas y limpias sean estas facultades, más pura y genuina será la felicidad. Una existencia sin propósitos es una muerte en vida. La mente debería preocuparse de los temas que se refieren a nuestros intereses eternos. Esto contribuirá a la salud del cuerpo y de la mente. El Señor se ha comprometido a mantener esta maquinaria viviente en funcionamiento saludable si el agente humano obedece sus leyes y colabora con Dios. El Señor le ha dado a su pueblo un mensaje en cuanto a la reforma pro salud. Esta luz ha estado brillando sobre su sendero por [muchos] años, y el Señor no puede sostener a sus siervos en un proceder que la contrarreste... La luz que Dios ha dado sobre la reforma pro salud no puede ser tratada con ligereza, sin perjuicio para los que intentan jugar con ella, y ningún ser humano puede esperar triunfar en la obra de Dios mientras, por precepto y por ejemplo, actúa en oposición a la luz que Dios ha enviado.—Healthful Living, 30-32 (1897) (, 1898).

domingo, octubre 21, 2012

Pensamiento Del Día

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12. 
No hay uno en mil, casado o soltero, que se dé cuenta de la importancia de tener pureza de hábitos, para preservar la limpieza del cuerpo y la pureza de pensamiento. La dolencia y la enfermedad son el resultado seguro de la desobediencia a las leyes de la naturaleza y del descuido de las leyes de la vida y la salud. Necesitamos preservar la casa en la cual vivimos, para que pueda honrar a Dios que nos redimió. Necesitamos saber cómo mantener en buen estado la maquinaria viviente, para que nuestra alma, nuestro cuerpo y nuestro espíritu puedan estar consagrados a su servicio.

Como seres racionales somos lamentablemente ignorantes del cuerpo y de sus necesidades. Mientras las escuelas que hemos establecido se han dedicado al estudio de la fisiología, no han tomado la materia con esa energía resuelta con la que debieran tomarla. No han practicado inteligentemente lo que han recibido en conocimiento. Y no se dan cuenta de que, a menos que se practique eso, el cuerpo se deteriorará.

A pesar de toda la luz que brilla de las Escrituras sobre este tema; a pesar de las lecciones que tenemos en la historia de Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego; a pesar del resultado de un régimen alimentario sencillo y saludable, se hace poco caso de las lecciones escritas por aquellos a quienes Dios inspiró. Generalmente se descuidan los hábitos dietéticos de la gente; hay un aumento del uso del tabaco, de las bebidas alcohólicas y de sustentarse a base de carne...

Ustedes son la propiedad del Señor, suyos por creación y por redención. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Aquí se pone a la vista la ley del respeto de sí mismo para la propiedad del Señor. Y esto llevará a respetar las obligaciones bajo las que está cada ser humano para mantener en buen estado la maquinaria viviente que está tan formidable y maravillosamente hecha. Es necesario entender esta maquinaria viva. Cada parte de su maravilloso mecanismo debe ser estudiado cuidadosamente. Debe practicarse la preservación propia...

La transgresión de la ley física es la transgresión de la ley de Dios. Nuestro Creador es Jesucristo. Él es el Autor de nuestro ser. Él ha creado la estructura humana. Él es el Autor de las leyes físicas así como es el Autor de la ley moral. Y el ser humano que es descuidado en los hábitos y las prácticas que conciernen a su vida y salud físicas, peca contra Dios.—The Kress Collection, 45, 46.

sábado, octubre 20, 2012

Pensamiento Del Día

Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Éxodo 15:23, 24. 
El Señor tenía una lección para enseñarles a los hijos de Israel. Las aguas de Mara eran una lección objetiva, representando las enfermedades que se acarrearon los seres humanos por causa del pecado. No es misterio que los habitantes de la tierra están sufriendo de enfermedades de toda índole y tipo. Es porque transgreden la ley de Dios.

Así hicieron los hijos de Israel. Derribaron las barreras que Dios en su providencia había erigido para preservarlos de la enfermedad, con el fin de que pudieran vivir con salud y santidad y de esa manera aprendiesen obediencia en su caminar por el desierto. Viajaron bajo la dirección especial de Cristo, quien se había dado como sacrificio para preservar a un pueblo que siempre tuviera a Dios en su memoria, a pesar de las magistrales tentaciones de Satanás. Envueltos en la columna de nube guiadora, era el deseo de Cristo guardar bajo sus alas protectoras de cuidado a todos los que hicieran su voluntad.

No fue por casualidad que en su viaje los hijos de Israel llegaron a Mara. Antes que dejaran Egipto, el Señor comenzó sus lecciones de instrucción, para poder llevarlos a que se dieran cuenta de que él era su Dios, su Libertador, su Protector. Murmuraron contra Moisés y contra Dios, pero aún así el Señor trató de mostrarles que aliviaría todas sus perplejidades si querían mirarlo a él. Los males que encontraron y por los que pasaron eran parte del gran plan de Dios, por medio de los cuales deseaba probarlos.

Cuando llegaron a las aguas de Mara, “el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó”. Éxodo 15:24, 25. Aunque invisible a los ojos humanos, Dios era el líder de los israelitas, su poderoso Sanador. Él fue quien puso en el árbol las propiedades que endulzaron las aguas. De esa manera deseaba mostrarles que por medio de su poder podía curar los males del corazón humano.

Cristo es el gran Médico, no sólo del cuerpo sino del alma. Nos devuelve a nuestro Dios. Dios permitió que su Hijo unigénito fuera magullado, con el fin de que las propiedades curativas pudieran fluir de él para curar todas nuestras enfermedades.—Manuscript Releases, 29-31.

viernes, octubre 19, 2012

Pensamiento Del Día

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 1 Corintios 10:13. 
Como pueblo, a pesar de que profesamos practicar la reforma pro salud, comemos demasiado. La complacencia del apetito es la causa más importante de la debilidad física y mental, y es el cimiento de la flaqueza que se nota por doquiera.

La intemperancia comienza en nuestras mesas, por causa del consumo de alimentos malsanos. Después de un tiempo, por causa de la complacencia continua del apetito, los órganos digestivos se debilitan y el alimento ingerido no satisface. Se establecen condiciones malsanas y se anhela ingerir alimentos más estimulantes. El té, el café y la carne producen un efecto inmediato. Bajo la influencia de estos venenos, el sistema nervioso se excita y, en algunos casos, el intelecto parece vigorizado momentáneamente y la imaginación resulta más vívida. Por el hecho de que estos estimulantes producen resultados pasajeros tan agradables, muchos piensan que los necesitan realmente, y continúan consumiéndolos.

Pero siempre hay una reacción. El sistema nervioso, habiendo sido estimulado indebidamente, obtuvo fuerzas de las reservas para su empleo inmediato. Todo este pasajero fortalecimiento del organismo va seguido de una depresión. En la misma proporción en que estos estimulantes vigorizan temporalmente el organismo, se producirá una pérdida de fuerzas de los órganos excitados después que pase el estímulo. El apetito se acostumbra a desear algo más fuerte, lo cual tenderá a aumentar la sensación agradable, hasta que satisfacerlo llega a ser un hábito y de continuo se desean estimulantes más fuertes, como el tabaco, los vinos y licores...

El principal motivo que tuvo Cristo para soportar aquel largo ayuno en el desierto fue enseñarnos la necesidad de la abnegación y la temperancia. Esta obra debe comenzar en nuestra mesa, y debe llevarse estrictamente a cabo en todas las circunstancias de la vida. El Redentor del mundo vino del cielo para ayudarnos en nuestras debilidades, para que, con el poder que Jesús vino a traernos, logremos fortalecernos para vencer el apetito y la pasión, y podamos ser vencedores en todo.—Joyas de los Testimonios 1:417-419.

jueves, octubre 18, 2012

Pensamiento Del Día

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. 
No sólo se ha transmitido la enfermedad de padres a hijos, generación tras generación, sino que los padres legan a sus hijos sus propios hábitos erróneos, apetitos pervertidos y pasiones corruptas. Los hombres y las mujeres son lentos para aprender sabiduría de la historia del pasado. La extraña ausencia de principios que caracteriza a la generación actual, el descuido de las leyes de la vida y la salud, es asombroso. Aunque puede obtenerse fácilmente un conocimiento de estas cosas, prevalece, en cuanto a esto, una ignorancia deplorable.

La principal ansiedad de la mayoría es: “¿Qué comeré? ¿Qué beberé? ¿Con qué me vestiré?” A pesar de todo lo que se ha dicho y escrito sobre la importancia de la salud y los medios para conservarla, el apetito es la gran ley que generalmente gobierna a los hombres y a las mujeres.—The Review and Herald, 13 de diciembre de 1881.

¿Qué puede hacerse para detener la marea de enfermedad y crimen que está arrastrando a nuestra especie a la ruina y a la muerte? Como la gran causa del mal ha de hallarse en la complacencia del apetito y la pasión, la primera y gran obra de reforma debe ser aprender y poner en práctica las lecciones de la temperancia y el dominio propio.

Si ha de efectuarse un cambio permanente para el mejoramiento de la sociedad, la educación de las masas debe empezar en la época temprana de la vida. Es casi seguro que los hábitos formados en la infancia y la juventud, los gustos adquiridos, el dominio propio logrado, los principios inculcados desde la cuna, han de determinar el futuro del hombre o de la mujer. El crimen y la corrupción resultantes de la intemperancia y las costumbres relajadas podrían ser evitados por la debida educación de la juventud.

La salud física perfecta es una de las más grandes ayudas para formar en la juventud caracteres puros y nobles, fortaleciéndolos para dominar el apetito y refrenar los excesos degradantes; y, por otra parte, estos mismos hábitos de dominio propio son esenciales para el mantenimiento de la salud...

La juventud es, por excelencia, la época de almacenar los conocimientos que han de ser puestos diariamente en práctica durante toda la vida. La juventud es la época para establecer buenos hábitos, para corregir los malos ya contraídos, para lograr y mantener el poder del dominio propio y trazar el plan de acostumbrarse a la práctica de ordenar todos los actos de la vida de acuerdo con la voluntad de Dios y el bienestar de nuestros semejantes.—Mensajes para los Jóvenes, 231, 232.

miércoles, octubre 17, 2012

Pensamiento Del Día

¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Isaías 55:2. 
Algunos de nuestros miembros se abstienen concienzudamente de alimentos que no son higiénicos, pero no suministran a su organismo los elementos que necesita para sustentarse. Los que llevan al extremo la reforma pro salud corren el riesgo de preparar alimentos insípidos y que no satisfagan. Los alimentos deben ser preparados de modo que sean apetitosos y nutritivos. No debe despojárselos de lo que nuestro organismo necesita. Yo hago uso de un poco de sal y siempre lo he hecho, porque la sal, lejos de ser nociva, es indispensable para la sangre. Las legumbres debieran hacerse más agradables aderezándolas con un poco de leche o crema, o su equivalente.

Si bien se han dado advertencias con relación a los peligros de enfermedad que derivan de la mantequilla y al mal que ocasiona el uso copioso de huevos por parte de las criaturas, no debe considerarse como una violación de nuestros principios el consumo de huevos provenientes de gallinas bien cuidadas y convenientemente alimentadas. Los huevos contienen ciertos principios que obran eficazmente contra determinados venenos.

Algunos, al abstenerse de leche, huevos y mantequilla, no proveyeron a su cuerpo de una alimentación adecuada, y como consecuencia se han debilitado e incapacitado para el trabajo. De esta manera, la reforma pro salud ha sido desacreditada. La obra que nos hemos esforzado por levantar sólidamente se confunde con las extravagancias que Dios no ha ordenado, y las energías de la iglesia se ven estorbadas. Pero Dios intervendrá para contrarrestar los resultados de ideas tan extremistas. El propósito del evangelio es reconciliar a la raza pecaminosa. Debe llevar a pobres y a ricos a los pies de Jesús. Llegará el tiempo cuando tal vez tengamos que dejar algunos de los alimentos que usamos ahora, como la leche, la crema y los huevos; pero no necesitamos crearnos dificultades por restricciones prematuras y exageradas. Esperemos hasta que las circunstancias lo exijan y que el Señor prepare el camino...

No contrarrestemos la reforma pro salud al no reemplazar por manjares sanos y agradables los alimentos nocivos que hemos abandonado. En manera alguna debe fomentarse el uso de estimulantes. Comamos solamente alimentos sencillos y sanos, y demos gracias a Dios constantemente por los principios de la reforma pro salud. Seamos fieles e íntegros en todas las cosas y alcanzaremos preciosas victorias.—Joyas de los Testimonios 3:361-363.

martes, octubre 16, 2012

Pensamiento Del Día

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. 1 Corintios 10:31. 
El apóstol Pablo escribe: “¿No sabéis que todos los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser reprobado”. 1 Corintios 9:24-27.

Hay muchos en el mundo que complacen hábitos perniciosos. El apetito es la ley que los gobierna. Y debido a sus hábitos erróneos, el sentido moral es oscurecido y el poder de discernir cosas sagradas es destruido en gran medida. Pero es necesario que los cristianos sean estrictamente temperantes. Deben colocar la norma alta. La temperancia en el comer, el beber y el vestir es esencial. Los principios deben tener la primacía en lugar del apetito o el antojo. Los que comen demasiado, o que ingieren alimentos de una clase objetable, son fácilmente inducidos a la disipación, y a las otras “codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”. 1 Timoteo 6:9. Los “colaboradores de Dios” deben usar todo ápice de su influencia para estimular la siembra de los verdaderos principios de la temperancia.

Significa mucho ser leal a Dios. Él tiene derechos sobre todos los que están empeñados en su servicio. Él desea que la mente y el cuerpo sean preservados en la mejor condición de salud, y que toda facultad y atributo se hallen bajo el dominio de lo divino, y que sean tan vigorosos como los hábitos de cuidado y estricta temperancia puedan hacerlos. Estamos bajo una obligación ante Dios: la de hacer una consagración sin reserva de nosotros mismos a él, en cuerpo y alma, con todas las facultades apreciadas como dones que él nos confiara, para ser empleados en su servicio.

Todas nuestras energías y capacidades han de ser constantemente fortalecidas y mejoradas durante este período de prueba. Solamente los que aprecian estos principios, y han sido educados a cuidar de sus cuerpos inteligentemente y en el temor de Dios, deben ser elegidos para asumir responsabilidades en esta obra... Toda iglesia necesita un testimonio claro y preciso, que dé a la trompeta un sonido certero.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 184, 185.

lunes, octubre 15, 2012

Pensamiento Del Día

Así que arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Hechos 3:19. 
Sólo el poder de Cristo puede obrar, en el corazón y la mente, la transformación que deben experimentar todos los que quieran participar con él de la nueva vida en el reino de los cielos... Para servirle convenientemente es necesario haber nacido del Espíritu divino. Entonces seremos inducidos a velar. Nuestro corazón será purificado, nuestra mente renovada, y recibiremos nuevas aptitudes para conocer y amar a Dios. Obedeceremos espontáneamente todos sus requerimientos. En esto consiste el culto verdadero.

Dios exige que su pueblo progrese constantemente. Debemos aprender que la satisfacción de nuestros apetitos es el mayor obstáculo que se opone a nuestro progreso intelectual y a la santificación del alma. No obstante todo lo que profesemos en lo que concierne a la reforma pro salud, algunos de entre nosotros se alimentan mal. El halago de los apetitos es la causa principal de la debilidad física y mental, del agotamiento y de las muertes prematuras. Toda persona que busca la pureza de la mente debe recordar que en Cristo hay un poder capaz de dominar los apetitos...

Los alimentos preparados basados en la carne perjudican la salud física, y debemos aprender a vivir sin ellos. Los que están en situación de seguir un régimen vegetariano, pero prefieren seguir sus propias inclinaciones en este asunto, comiendo y bebiendo como quieren, irán descuidando gradualmente la instrucción que el Señor ha dado tocante a otras fases de la verdad presente, perderán su percepción de lo que es verdad y, con toda seguridad, segarán lo que hayan sembrado...

Me dirijo tanto a los jóvenes como a los adultos y ancianos: Absténganse de las cosas que pueden dañarlos. Sirvan al Señor con sacrificio. Los niños deben participar con inteligencia en esta obra. Todos somos miembros de la familia del Señor; y él quiere que sus hijos ancianos y jóvenes resuelvan sacrificar sus apetitos y economizar el dinero necesario para construir capillas y sostener a misioneros.

Estoy comisionada para decir a los padres: Colóquense enteramente, alma y espíritu, del lado del Señor en este asunto. Debemos recordar en estos días de prueba que estamos en juicio delante del Señor del universo. ¿No renunciarán a las costumbres que les causan daño? Las palabras valen poco; muestren por sus actos de abnegación que quieren obedecer las órdenes que el Señor da a su pueblo peculiar.—The Review and Herald, 24 de febrero de 1910. Ver Joyas de los Testimonios 3:356-358.

domingo, octubre 14, 2012

Pensamiento Del Día

Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey... Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Daniel 1:13, 15. 
“Aestos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y las ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino”. Daniel 1:17-20.

Este registro contiene mucho de importancia sobre el tema de la reforma pro salud. En la experiencia de los cuatro jóvenes hebreos se da una lección acerca de la necesidad de abstenerse de todos los licores embriagantes y de la complacencia del apetito pervertido. La posición que tomaron esos jóvenes hebreos fue vindicada, y al fin de los diez días se los encontró más hermosos y mucho mejor en conocimiento que todo el resto de los jóvenes a quienes estaba examinando el rey.

En nuestros días, el Señor se complacería si los que se están preparando para la futura vida inmortal siguieran el ejemplo de Daniel y sus compañeros al procurar mantener la fuerza del cuerpo y la claridad de la mente. Cuanto más cuidadosos aprendamos a ser al tratar nuestros cuerpos, más rápidamente seremos capaces de evitar los males que están en el mundo por causa de la concupiscencia... Preguntémonos: “¿Cuál es el propósito de la educación superior?” ¿No es que podamos estar en una recta relación con Dios? La prueba de toda educación debería ser: ¿Es conveniente para nosotros mantener nuestra mente fija sobre el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús?...

Debemos aprender cómo nivelar el trabajo hecho por el cerebro, los huesos y los músculos. Si usted pone a trabajar las facultades de la mente, recargándolas con cargas pesadas, mientras no hace ejercicio con sus músculos, ese proceder contará su historia tan seguramente como el sabio proceder de los jóvenes hebreos contó su historia. Los padres deberían seguir una conducta consistente en la educación de sus hijos. Debe enseñarse a nuestros jóvenes desde su misma niñez a ejercitar de una manera proporcionada el cuerpo y la mente.—The General Conference Bulletin, 30 de mayo de 1909.

sábado, octubre 13, 2012

Pensamiento Del Día

Amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2 Corintios 7:1. 
Muchos sufren a causa de un severo recargo mental, que no ha sido aliviado mediante el ejercicio físico. El resultado es un deterioro de sus facultades, y una tendencia a evitar las responsabilidades. Lo que necesitan es un trabajo más activo. Esto no se limita sólo a los que tienen sus cabezas blancas con la escarcha del tiempo, sino también a los jóvenes que han caído en la misma condición y se han debilitado mentalmente. Los estrictos hábitos de temperancia, combinados con el ejercicio de los músculos, así como el de la mente, preservarán tanto el vigor mental como el físico, y darán poder de resistencia a los que están ocupados en el ministerio, a los redactores y a todos los que tengan hábitos sedentarios.

Los predicadores, maestros y alumnos no se enteran como debieran de la necesidad del ejercicio al aire libre. Descuidan este deber, que es de lo más esencial para la conservación de la salud. Se aplican detenidamente al estudio de los libros, e ingieren la alimentación de un trabajador manual. Con tales hábitos, algunos adquieren corpulencia porque el organismo está obstruido. Otros enflaquecen y se debilitan, porque sus fuerzas vitales se agotan con el trabajo de desechar el exceso de alimentos... Si el ejercicio físico se combinase con el mental, se apresuraría la circulación de la sangre, la acción del corazón sería más perfecta, las impurezas se eliminarían, y todo el cuerpo experimentaría nueva vida y vigor...

La obra en la cual estamos ocupados es sagrada... Es un deber que tenemos para con Dios el de guardar el espíritu puro, como templo del Espíritu Santo. Si el corazón y la mente están dedicados al servicio de Dios, obedeciendo todos sus mandamientos, amándolo con todo el corazón, el poder, la mente y la fortaleza, y a nuestros prójimos como a nosotros mismos, seremos hallados leales y fieles a los requerimientos del cielo.

Ahora estamos en el taller de Dios. Muchos de nosotros somos piedras ásperas sacadas de la cantera. Pero a medida que sintamos la influencia de la verdad de Dios, desaparecerá toda imperfección, y estaremos preparados para brillar como piedras vivas en el templo celestial, donde nos asociaremos no sólo con los santos ángeles, sino también con el mismo Rey del cielo. El estar consciente de obrar correctamente es la mejor medicina para los cuerpos y las mentes enfermas. La bendición especial de Dios que reposa sobre el que la recibe es salud y fortaleza. La persona cuya mente está tranquila y satisfecha en Dios, está en camino de la buena salud.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 160, 161.

viernes, octubre 12, 2012

Pensamiento Del Día

Pero todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste se salvará. Pues, ¿qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? Lucas 9:24, 25. 
Se nos concede una sola vida; y la pregunta que cada uno debe hacerse es: “¿Cómo puedo invertir mis facultades de manera que rindan el mayor provecho? ¿Cómo puedo hacer más para la gloria de Dios y el beneficio de mis semejantes?” Pues la vida es valiosa sólo en la medida en que se la usa para el logro de estos propósitos.

Nuestro primer deber hacia Dios y nuestros semejantes es el desarrollo individual. Cada facultad con que el Creador nos ha dotado debemos cultivarla hasta el más alto grado de perfección, para realizar la mayor suma de bien de la cual seamos capaces. Por tanto, está bien invertido el tiempo que se usa en la adquisición y la conservación de la salud física o mental. No podemos permitirnos empequeñecer o inhabilitar ninguna función del cuerpo o de la mente. Con la misma seguridad con que lo hagamos, deberemos sufrir las consecuencias.

Cada persona tiene la oportunidad, en alto grado, de hacer de sí mismo lo que elija ser. Las bendiciones de esta vida, y también las del estado inmortal, están a su alcance. Puede formar un carácter de gran excelencia, y adquirir nueva fuerza a cada paso. Puede avanzar diariamente en conocimiento y sabiduría, consciente de que el progreso le proporcionará nuevas delicias, y añadir una virtud a otra, una gracia a otra... Su inteligencia, conocimiento y virtud se desarrollarán así para adquirir mayor fuerza y más perfecta simetría.

Por otra parte, puede permitir que sus facultades se herrumbren por falta de uso, o que sean pervertidas por malos hábitos, y por falta de dominio propio o de vigor moral y religioso. Entonces marcha hacia abajo; es desobediente a la ley de Dios y a las leyes de la salud. El apetito lo domina. La inclinación lo desvía. Le resulta más fácil permitir que los poderes del mal, que están siempre activos, lo arrastren hacia atrás que luchar contra ellos y avanzar. Sigue luego la disipación, la enfermedad y la muerte. Esta es la historia de muchas vidas que podrían haber sido útiles en la causa de Dios y la humanidad.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 15, 16.

jueves, octubre 11, 2012

Pensamiento Del Día

Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Éxodo 15:26. 
Cristo había sido Guía y Maestro del antiguo Israel, y le enseñó que la salud es la recompensa de la obediencia a las leyes de Dios. El gran Médico que sanó a los enfermos en Palestina había hablado a su pueblo desde la columna de nube, diciéndole lo que debían hacer y lo que Dios haría por ellos Éxodo 15:26... Cristo dio a Israel instrucciones definidas acerca de sus hábitos de vida y le aseguró: “Y quitará Jehová de ti toda enfermedad”. Deuteronomio 7:15. Cuando el pueblo cumplió esas condiciones, se le cumplió la promesa: “No hubo en sus tribus enfermo”. Salmos 105:37.

Estas lecciones son para nosotros. Hay condiciones que deben observar todos los que quieran conservar la salud. Todos deben aprender cuáles son esas condiciones. Al Señor no le agrada que se ignoren sus leyes, naturales o espirituales. Hemos de colaborar con Dios para devolver la salud al cuerpo tanto como al alma.

Y debemos enseñar a otros a conservar y recobrar la salud. Para los enfermos debemos usar los remedios que Dios proveyó en la naturaleza, y debemos señalarles a Aquel que es el único que puede sanar. Nuestra obra consiste en presentar los enfermos y dolientes a Cristo en los brazos de nuestra fe. Debemos enseñarles a creen en el gran Médico. Debemos echar mano de su promesa, y orar por la manifestación de su poder. La misma esencia del evangelio es la restauración, y el Salvador quiere que invitemos a los enfermos, los imposibilitados y los afligidos a echar mano de su fuerza.

El poder del amor estaba en todas las obras de curación de Cristo, y únicamente participando de ese amor por la fe podemos ser instrumentos apropiados para su obra. Si dejamos de ponernos en relación divina con Cristo, la corriente de energía vivificante no puede fluir en ricos raudales de nosotros a la gente...

Una de las primeras condiciones para recibir su poder consiste en tomar su yugo. La misma vida de la iglesia depende de su fidelidad en cumplir el mandato del Señor. Descuidar esta obra es exponerse con seguridad a la debilidad y decadencia espirituales. Donde no hay labor activa por los demás, se desvanece el amor y se empaña la fe.—El Deseado de Todas las Gentes, 764, 765.

miércoles, octubre 10, 2012

Pensamiento Del Día

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Juan 2. 
El propósito de Dios para con sus hijos es que éstos alcancen la medida de la estatura de hombres y mujeres perfectos en Cristo Jesús. Para ello, deben hacer un uso conveniente de todas las facultades de la mente, el alma y el cuerpo. No pueden derrochar ninguna de sus energías mentales o físicas.

El asunto de la conservación de la salud tiene una importancia capital. Al estudiar esta cuestión en el temor de Dios, aprenderemos que, para nuestro mejor desarrollo físico y espiritual, conviene que nos atengamos a un régimen alimentario sencillo. Estudiemos con paciencia esta cuestión. Para obrar atinadamente en este sentido, necesitamos conocimientos y discernimiento. Las leyes de la naturaleza existen, no para ser resistidas, sino acatadas.

Los que han recibido instrucciones acerca de los peligros del consumo de carne, té, café y alimentos demasiado condimentados o malsanos, y quieran hacer con Dios un pacto con sacrificio, no continuarán satisfaciendo sus apetitos con alimentos que saben que son malsanos. Dios pide que los apetitos sean purificados y que se renuncie a las cosas que no son buenas. Esta obra debe ser hecha antes que su pueblo pueda estar delante de él como un pueblo perfecto.

El pueblo remanente de Dios debe ser un pueblo convertido. La presentación de este mensaje debe tener por resultado la conversión y santificación de las almas. El poder del Espíritu de Dios debe hacerse sentir en este movimiento. Poseemos un mensaje maravilloso y precioso; tiene una importancia capital para quien lo recibe, y debe ser proclamado con fuerte voz. Debemos creer con una fe firme y permanente que este mensaje irá cobrando siempre mayor importancia hasta la consumación de los tiempos...

Una solemne responsabilidad descansa sobre los que tienen conocimiento de la verdad: la de velar para que sus obras correspondan a su fe, que su vida sea refinada y santificada, y que sean preparados para la obra que debe cumplirse rápidamente en el curso de estos últimos días del mensaje. No tienen ni tiempo ni fuerzas que gastar en la satisfacción de sus apetitos. Estas palabras debieran repercutir con fuerza ahora en nuestros oídos: “Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”. Hechos 3:19.—Joyas de los Testimonios 3:354, 355.

martes, octubre 09, 2012

Pensamiento Del Día

El que da alimento a todo ser viviente, porque para siempre es su misericordia. Alabad al Dios de los cielos, porque para siempre es su misericordia. Salmos 136:25, 26. 
El Señor, en su providencia, ha dado luz con respecto al establecimiento de sanatorios donde puedan ser tratados los enfermos con principios higiénicos. Debe enseñarse a la gente a depender de los remedios del Señor: aire puro, agua pura, alimentos sencillos y saludables. Cada esfuerzo realizado en beneficio de la salud física y moral de la gente debería estar basado en principios morales. Los defensores de la reforma que están trabajando con la gloria de Dios en vista, colocarán firmemente sus pies sobre los principios de higiene; adoptarán una práctica correcta. La gente necesita conocimiento verdadero. Por sus hábitos incorrectos de vida, hombres y mujeres de esta generación están trayendo sobre sí mismos incontable sufrimiento.

Los médicos tienen una obra que hacer para efectuar una reforma educando a la gente para que pueda entender las leyes que gobiernan su vida física. Deberían saber cómo comer con propiedad, cómo trabajar inteligentemente, cómo vestir de una manera saludable, y debería enseñárseles a poner todos sus hábitos en armonía con las leyes de la vida y la salud, y a desechar las drogas. Hay una gran obra para hacer. Si se ponen por obra los principios de la reforma pro salud, la obra estará verdaderamente tan íntimamente unida a la del mensaje del tercer ángel, como la mano al cuerpo.

¿Por qué hay tanto desacuerdo? ¿Por qué hay tanta acción independiente, tanta ambición egoísta en este gran campo misionero? Dios es deshonrado. Debe haber una acción unida y concentrada. Esto es tan necesario en la obra del médico como en cualquier otra rama de la obra de preparación para el gran día de Dios...

Enseñen a las personas cómo prevenir la enfermedad. Díganles que dejen de rebelarse contra las leyes de la naturaleza, y, quitando cada obstáculo, denle una oportunidad para que desplieguen sus mejores esfuerzos para corregir las cosas. La naturaleza debe tener una oportunidad justa para emplear sus agencias curativas. Debemos hacer los esfuerzos más fervorosos para alcanzar una plataforma más elevada con respecto a los métodos de tratar a los enfermos. Si prevalece la luz que Dios ha dado, si la verdad triunfa sobre el error, se darán pasos de avanzada en la reforma pro salud. Esto es lo que debe hacerse.—Manuscript Releases, 177, 178.

lunes, octubre 08, 2012

Pensamiento Del Día

Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Romanos 12:1. 
Si los que están relacionados con esta empresa [el Instituto de Salud, en Battle Creek] cesaran de mirar su trabajo desde un punto de vista altamente religioso, y descendieran de los elevados principios de la verdad presente para imitar en teoría y práctica los principios que rigen a las instituciones donde se trata a los enfermos sólo para recuperar la salud, la bendición especial de Dios no descansaría sobre nuestra institución más que sobre aquellas instituciones donde se enseñan y practican teorías corruptas.

Vi que no puede realizarse una obra muy extensa en un corto tiempo, pues no sería un asunto fácil encontrar médicos a quienes Dios pueda aprobar y que trabajen juntos en forma armónica, desinteresada y celosamente por el bien de la humanidad sufriente. Siempre debe mantenerse en forma destacada que el gran propósito para ser alcanzado a través de este canal no es sólo la salud, sino la perfección, y el espíritu de santidad, lo que no puede ser alcanzado con cuerpos y mentes enfermas. Este propósito no puede asegurarse trabajando meramente desde el punto de vista mundanal. Dios suscitará hombres y los calificará para que se ocupen en la obra, no sólo como médicos del cuerpo, sino también del alma enferma de pecado; como padres espirituales para los jóvenes y los inexpertos...

Es un gran error pensar que las personas que han abusado de sus facultades mentales y fuerzas físicas, o que han padecido algún quebrantamiento físico o nervioso, necesitan suspender sus actividades corporales con el fin de recuperar la salud. En casos aislados, puede ser necesario mantener reposo completo durante un tiempo definido; pero estos casos son raros. La mayoría de las veces el cambio sería demasiado drástico para que reportara algún beneficio. Los que sufren algún quebranto como resultado de un esfuerzo mental intenso necesitan reposar de su actividad intelectual agotadora. Sin embargo, hacerles creer que para ellos sería impropio o peligroso ejercer sus facultades mentales, los induciría a considerar su condición como peor de lo que realmente es.

A las personas que han abusado de sus fuerzas físicas no se les debe aconsejar que abandonen completamente el trabajo corporal. Muchas veces privarlos totalmente del ejercicio contribuiría a estorbar la recuperación de su salud... La inactividad es la peor maldición que podría recaer sobre alguien que estuviera en una condición tal. Sus fuerzas llegan a estar tan inactivas, que les es imposible resistir la enfermedad y la languidez, que es lo que deben resistir para recobrar la salud.—Testimonies for the Church 1:554-556. Ver Consejos sobre la Salud, 196.

domingo, octubre 07, 2012

Pensamiento Del Día

Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada, vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia. Ezequiel 34:16. 
Puesto que la mente y el alma hallan expresión por medio del cuerpo, tanto el vigor mental como el espiritual dependen en gran parte de la fuerza y la actividad físicas; todo lo que promueva la salud física, promueve el desarrollo de una mente fuerte y un carácter equilibrado. Sin salud, nadie puede comprender en forma clara ni cumplir completamente sus obligaciones hacia sí mismo, sus semejantes o su Creador. Debiera cuidarse, por lo tanto, tan fielmente la salud como el carácter. El conocimiento de la fisiología y la higiene debería ser la base de todo esfuerzo educativo.

Aunque está muy difundido el conocimiento de la fisiología, se nota una alarmante indiferencia hacia los principios higiénicos. Aun entre los que conocen esos principios, pocos... los ponen en práctica. Se sigue muy ciegamente el impulso o la inclinación, como si la vida fuera regida por la mera casualidad más bien que por leyes definidas e invariables.

La juventud, que está en la frescura y el vigor de la vida, se percata poco del valor de su abundante energía. ¡Con cuánta ligereza considera un tesoro más precioso que el oro, más esencial para el progreso que el saber, la alcurnia o las riquezas! ¡Con qué precipitación lo despilfarra! ¡Cuántos hay que, habiendo sacrificado la salud en la lucha por obtener riquezas o poder, cuando están a punto de lograr el objeto de su deseo, caen impotentes, mientras otro, poseedor de una resistencia física superior, se apropia del anhelado premio! ¡Cuántos son los que, a causa de condiciones morbosas, consecuencia del descuido de las leyes de la higiene, han adquirido malas costumbres, y han sacrificado toda esperanza para este mundo y el venidero!

Al estudiar fisiología debería enseñarse a los alumnos a apreciar el valor de la energía física, y cómo se la puede conservar y desarrollar para que contribuya en el mayor grado posible al éxito en la gran lucha por la vida.

Mediante lecciones sencillas y fáciles se debería enseñar a los niños, desde sus primeros años, los rudimentos de la fisiología y la higiene... Deberían comprender la importancia que tiene el evitar las enfermedades mediante la conservación del vigor de cada órgano, y también se les debería enseñar a actuar en caso de enfermedades comunes y accidentes. En toda escuela se debería enseñar fisiología e higiene, y en cuanto fuese posible se debería proveer material para ilustrar la estructura del cuerpo, y su empleo y cuidado.—La Educación, 195, 196.

sábado, octubre 06, 2012

Pensamiento Del Día

Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible... Así que yo... golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 Corintios 9:25-27. 
El progreso de la reforma depende de un claro reconocimiento de la verdad fundamental. Mientras, por una parte, hay peligro en una filosofía estrecha y una ortodoxia dura y fría, por otra parte un liberalismo descuidado encierra gran peligro. El fundamento de toda reforma duradera es la ley de Dios. Tenemos que presentar en líneas claras y bien definidas la necesidad de obedecer esta ley. Sus principios deben recordarse de continuo a la gente. Son tan eternos e inexorables como Dios mismo.

Uno de los efectos más deplorables de la apostasía original fue la pérdida de la facultad del dominio propio por parte de la gente. Sólo en la medida en que se recupere esta facultad puede haber verdadero progreso.

El cuerpo es el único medio por el cual la mente y el alma se desarrollan para la edificación del carácter. De ahí que el adversario de las almas encamine sus tentaciones al debilitamiento y a la degradación de las facultades físicas. Su éxito en esto involucra la sujeción al mal de todo nuestro ser. A menos que estén bajo el dominio de un poder superior, las propensiones de nuestra naturaleza física acarrearán ciertamente la ruina y la muerte.

El cuerpo tiene que ser puesto en sujeción. Las facultades superiores de nuestro ser deben gobernar. Las pasiones han de obedecer a la voluntad, que a su vez ha de obedecer a Dios. El poder soberano de la razón, santificado por la gracia divina, debe dominar en nuestra vida.

Las exigencias de Dios deben estamparse en la conciencia. Hombres y mujeres deben despertarse y sentir su obligación de dominarse a sí mismos, su necesidad de ser puros y libertados de todo apetito depravante y de todo hábito envilecedor. Han de reconocer que todas las facultades de su mente y de su cuerpo son dones de Dios, y que deben conservarlas en la mejor condición posible para servirle. En el antiguo ritual que era el evangelio expresado en símbolos, ninguna ofrenda defectuosa podía llevarse al altar de Dios. El sacrificio que había de representar al Cristo debía ser inmaculado. La Palabra de Dios señala esto como ejemplo de lo que deben ser sus hijos: un “sacrificio vivo”, “santo y sin mancha”.—El Ministerio de Curación, 91, 92.

viernes, octubre 05, 2012

Pensamiento Del Día

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Daniel 1:8. 
El intelecto debe adquirir ensanchamiento, vigor, agudeza y actividad. Debe obligársele a hacer trabajo arduo; de otro modo se volverá débil y deficiente. Se requiere poder cerebral para pensar con más ahínco; se ha de exigir al cerebro el máximo de lo que da con el fin de resolver y dominar problemas difíciles, o... la mente decrecerá en fuerza y capacidad de pensar. La mente debe idear, trabajar y esforzarse con el fin de dar solidez y vigor al intelecto; y si los órganos físicos no se mantienen en la más sana condición por medio de alimentos sustanciosos y nutritivos, el cerebro no recibirá la nutrición que le corresponde para poder trabajar.

Daniel comprendía esto, y adoptó para sí un régimen alimentario sencillo y nutritivo, rechazando los manjares de la mesa del rey. Los postres, cuya preparación lleva tanto tiempo, son, muchos de ellos, perniciosos para la salud. Los alimentos sólidos que requieren masticación serán mucho mejores que los alimentos blandos o líquidos. Insisto en esto como cosa esencial...

Al intelecto se lo ha de mantener despierto con trabajo nuevo, activo y ardoroso. ¿Cómo se hace eso? El poder del Espíritu Santo debe purificar los pensamientos y limpiar el alma de su contaminación moral. Los hábitos corruptores no sólo envilecen el alma sino que también degradan el intelecto. La memoria sufre, sacrificada sobre el altar de prácticas bajas y dañinas... Cuando los maestros y estudiantes consagren a Dios alma, cuerpo y espíritu, y purifiquen sus pensamientos por medio de la obediencia a las leyes de Dios, recibirán continuamente una nueva dotación de fuerza física y mental. Entonces habrá ardientes anhelos de Dios y ferviente oración para discernir con claridad...

El estudio diligente es esencial, como también el arduo trabajo diligente... Una mente bien equilibrada no se logra por lo general consagrando las facultades físicas a las diversiones. El trabajo físico que se combina con el esfuerzo mental con el fin de ser útil, es una disciplina en la vida práctica, dulcificada siempre por el pensamiento de que está habilitando y educando la mente y el cuerpo para hacer mejor la obra que Dios se propuso que hiciésemos en ramos diversos... La mente educada así para gozarse en el esfuerzo físico en la vida práctica, se ensancha y, mediante la cultura y preparación, se disciplina bien y se abastece abundantemente para prestar servicio; adquiere además el conocimiento esencial para ser una bendición para los propios jóvenes y para otros.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 388-391.

jueves, octubre 04, 2012

Pensamiento Del Día

Entonces nacerá tu luz como el alba, y su salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Isaías 58:8. 
Nuestros ministros deben llegar a conocer los principios de la reforma pro salud. Necesitan llegar a familiarizarse con la fisiología y la higiene; deberían entender las leyes que gobiernan la vida física y su influencia sobre la salud de la mente y del alma.

Miles y miles de personas saben poco acerca del cuerpo maravilloso que Dios les ha dado o acerca del cuidado que debe recibir; y ellos consideran de mayor importancia estudiar materias de mucho menor consecuencia. Los pastores tienen una obra que hacer aquí.

Cuando ellos asuman una posición correcta sobre este asunto, mucho se podrá ganar. En su propia vida y en sus hogares deben obedecer las leyes de la vida, practicar los rectos principios y vivir en forma saludable. Entonces podrán hablar correctamente sobre este asunto, conduciendo a la gente constantemente a nuevas alturas en la obra de reforma. Viviendo en la luz ellos mismos, pueden dar un mensaje de gran valor a los que necesiten precisamente ese testimonio.

Existen preciosas bendiciones y una rica experiencia que pueden obtenerse si los ministros combinan la presentación del tema de la salud con todas sus labores en las iglesias. El pueblo debe tener la luz sobre la reforma pro salud. Esta obra ha sido descuidada, y muchos están por morir porque necesitan la luz que deberían tener y que necesitan tener antes de poder abandonar la complacencia egoísta.

Los presidentes de nuestras asociaciones necesitan darse cuenta de que ya es tiempo para asumir la debida actitud en esta materia. Los pastores y los maestros han de dar a los demás la luz que ellos han recibido. Se necesita su obra en relación con cada uno de los aspectos. Dios los ayudará; Dios fortalecerá a sus siervos que toman una firme posición, y que no serán desviados de la verdad y de la justicia para acomodarse a la complacencia propia.

La tarea de educar en el ramo médico-misionero es un paso de avance de gran importancia en la obra de despertar a los hombres y a las mujeres a sus responsabilidades morales. Si los pastores hubieran recurrido a esta labor en sus diversos departamentos de acuerdo con la luz que Dios ha dado, habría habido una reforma más decidida en el comer, el beber y el vestir... Ellos mismos y una gran cantidad de otras personas han estado sufriendo hasta la muerte, pero no todos han aprendido todavía a ser sabios.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 543, 544.

miércoles, octubre 03, 2012

Pensamiento Del Día

Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. Proverbios 3:5, 6. 
Hay un mensaje que presentar en cada iglesia con respecto a la reforma pro salud. Hay una obra que hacer en cada escuela. Ni al director ni a los maestros debiera encargárseles la educación de los jóvenes hasta que tengan un conocimiento práctico sobre este tema.

Algunos se han sentido con libertad para criticar y poner en duda y encontrar faltas en los principios de la reforma pro salud, de la cual saben poco por experiencia. Ellos deben sostener, hombro a hombro y corazón a corazón, a los que están trabajando en la debida dirección.

El asunto de la reforma pro salud ha sido presentado en las iglesias; pero la luz no ha sido recibida de todo corazón. Las complacencias egoístas y destructoras de la salud practicadas por hombres y mujeres han contrarrestado la influencia del mensaje que ha de preparar al pueblo para el gran día de Dios.

Si las iglesias esperan fuerza, deben vivir la verdad que Dios les ha dado. Si los miembros de nuestras iglesias no prestan atención a la luz sobre este asunto, cosecharán el seguro resultado en una degeneración tanto espiritual como física. Y la influencia de estos miembros de iglesia más antiguos se hará sentir sobre los que han aceptado recientemente la fe.

El Señor no obra para traer muchas almas a la verdad debido a los miembros de iglesia que nunca han estado convertidos, y a quienes una vez se convirtieron pero que han apostatado. ¿Qué influencia tendrían sobre los nuevos conversos estos miembros no consagrados? ¿No anularían el efecto del mensaje dado por Dios que su pueblo ha de presentar?—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 547.

Que todos examinen sus propias prácticas para ver si no se están complaciendo en lo que es un daño positivo para ellos. Que prescindan de cada placer malsano en comer y beber. Algunos van a países distantes para encontrar un clima mejor, pero doquiera que vayan, el estómago les crea una atmósfera nociva. Provocan sufrimientos que nadie puede aliviar. Coloquen su práctica diaria en armonía con las leyes de la naturaleza, y al hacer y creer esto, podrá crearse una atmósfera alrededor del alma y del cuerpo que será un sabor de vida para vida.—Testimonies for the Church 6:371.

martes, octubre 02, 2012

Pensamiento Del Día

Venid y ved las obras de Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres. Salmos 66:5. 
La iglesia está haciendo historia. Cada día es una batalla y una marcha. Por todos lados estamos acosados por enemigos invisibles. O vencemos por medio de la gracia que nos da Dios, o somos vencidos. Insto a quienes están adoptando una posición neutral con respecto a la reforma pro salud a que se conviertan. Esta luz es preciosa, y el Señor me da el mensaje para instar, a todos los que llevan responsabilidades en algún ramo de la obra de Dios, a prestar oídos al hecho de que la verdad debe tener la primacía en el corazón y en la vida. Solamente así puede alguien hacer frente a las tentaciones que con toda seguridad ellos encontrarán en el mundo.

¿Por qué algunos de nuestros ministros manifiestan tan poco interés en la reforma pro salud? Porque la instrucción en la temperancia en todas las cosas se opone a su práctica de complacerse a sí mismos. En ciertos lugares ésta ha sido la gran piedra de tropiezo en la tarea de hacer que el pueblo investigue, practique y enseñe la reforma pro salud. Nadie debe ser consagrado como maestro del pueblo mientras su propia enseñanza o ejemplo contradiga el testimonio que Dios ha dado a sus siervos para que presenten con respecto al régimen, porque eso traerá confusión. Su falta de consideración por la reforma pro salud los descalifica para presentarse como mensajeros del Señor.

La luz que el Señor ha dado sobre este tema en su Palabra es clara, y los dirigentes serán probados de muchas maneras para ver si le prestarán oído. Cada iglesia, cada familia, necesita ser instruida con respecto a la temperancia cristiana. Todos deben saber cómo comer y beber para preservar la salud. Estamos en medio de las escenas finales de la historia de este mundo, y debe haber una acción armoniosa en las filas de los observadores del sábado. Los que se apartan de la gran obra de instruir al pueblo sobre este asunto, no están siguiendo en los pasos del gran Médico se cita. Mateo 16:24.

El Señor me ha manifestado que muchísimas personas serán rescatadas de la degeneración física, mental y moral por medio de la influencia práctica de la reforma pro salud. Se darán disertaciones sobre la salud, y se multiplicarán publicaciones sobre el mismo tema. Los principios de la reforma pro salud serán recibidos con favor; y muchos serán iluminados. Las influencias asociadas con la reforma pro salud la recomendarán al juicio de todos los que quieran la luz; y ellos avanzarán paso tras paso para recibir las verdades especiales para este tiempo. Así la verdad y la justicia se encontrarán.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 545, 546, 530.

lunes, octubre 01, 2012

Pensamiento Del Día

Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Proverbios 4:20-22. 
El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimentario conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. Todos debieran conocer los agentes que la naturaleza provee como remedios, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse cuenta exacta de los principios implicados en el tratamiento de los enfermos, y recibir una instrucción práctica que le habilite a uno para hacer un uso correcto de estos conocimientos.

El empleo de los remedios naturales requiere más cuidados y esfuerzos de lo que muchos quieren prestar. El proceso natural de curación y reconstitución es gradual, y les parece lento a los impacientes. El renunciar a la satisfacción dañina de los apetitos impone sacrificios. Pero al fin se verá que, si no se le pone trabas, la naturaleza desempeña su obra con acierto, y los que perseveren en la obediencia a sus leyes encontrarán recompensa en la salud del cuerpo y del espíritu.

Muy escasa atención se suele dar a la conservación de la salud. Es mucho mejor prevenir la enfermedad que saber tratarla una vez contraída. Es deber de toda persona, para su propio bien y el de la humanidad, conocer las leyes de la vida y obedecerlas con toda conciencia. Todos necesitan conocer el organismo más maravilloso: el cuerpo humano. Deberían comprender las funciones de los diversos órganos y cómo éstos dependen unos de otros para que todos actúen con salud. Deberían estudiar la influencia de la mente en el cuerpo, la del cuerpo en la mente, y las leyes que los rigen.

No se nos recordará demasiado que la salud no depende del azar. Es el resultado de la obediencia a la ley. Así lo reconocen quienes participan en deportes atléticos y pruebas de fuerza, pues se preparan con todo esmero y se someten a un adiestramiento cabal y a una disciplina severa. Todo hábito físico queda regularizado con el mayor cuidado. Bien saben que el descuido, el exceso o la indolencia, que debilitan o paralizan algún órgano o alguna función del cuerpo, provocarían la derrota...

Pero si tenemos en cuenta los resultados contingentes, nada de aquello con que tenemos que ver es cosa baladí. Cada acción echa su peso en la balanza que determina la victoria o la derrota en la vida. La Escritura nos manda que corramos de tal manera que obtengamos el premio.—El Ministerio de Curación, 89-91.