Primero desciende la Santa Cuidad, después de los mil años (Mas adelante estudiaremos los mil años). *6 Luego nos dice la sierva del Señor,
[m]ientras la tierra estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador, es para Su pueblo un sol y un escudo. Apocalipsis 20:6; Salmo 84:11….El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado. *7Termino con la descripción que nos es dada del Cielo por la pluma inspirada:
Llegó el momento por el cual suspiraron los santos desde que la espada de fuego expulsó a la primera pareja del paraíso—el tiempo de "la redención de la posesión adquirida." Efesios 1:14. La tierra dada al principio al hombre para que fuera su reino, entregada alevosamente por él a manos de Satanás, y conservada durante tanto tiempo por el poderoso enemigo, ha sido recuperada mediante el gran plan de la redención. Todo lo que se había perdido por el pecado, ha sido restaurado. "Así dice Jehová, . . . el que formó la tierra y la hizo, el cual la estableció; no en vano la creó, sino que para ser habitada la formó." Isaías 45:18. El propósito primitivo que tenía Dios al crear la tierra se cumple al convertirse ésta en la morada eterna de los redimidos. "Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella." Salmo 37:29.
El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar aquellas verdades que nos hacen considerar la tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que iba a preparar mansiones para ellos en la casa de Su Padre. Los que aceptan las enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a la patria celestial. Y sin embargo son "cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano—las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman." 1 Corintios 2:9. El lenguaje humano no alcanza a describir la recompensa de los justos. Sólo la conocerán quienes la contemplen. Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios.
Allí conduce el divino Pastor a Su rebaño a los manantiales de aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.*7
"El que da testimonio de estas cosas, dice:
Ciertamente, vengo en breve.
Amén, sea así.
Ven: Señor Jesús. "
Apocalipsis 22:20-21
Ciertamente, vengo en breve.
Amén, sea así.
Ven: Señor Jesús. "
Apocalipsis 22:20-21
1* Isaías 65:17; Apocalipsis 21:1,2; 2 Pedro 3:13
2* Génesis 1:1
3* 2 Pedro 3:7,12
4* 2 Pedro 3
5* Mateo 5:5, Salmos 37:9
6* Apocalipsis 21:2
7* Conflicto De Los Siglos, “El Fin Del Conflicto”, Elena G. White.
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