viernes, septiembre 11, 2009

EL CUERPO MUERE PERO EL CARÁCTER ES ETERNO

Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí. Job 19: 25-27,
Nuestra identidad personal es preservada en la resurrección, si bien no saldrán de la tumba las mismas partículas de materia. La obra asombrosa de Dios es misterio para el hombre. El espíritu, el carácter del hombre, retorna a Dios donde se lo preserva. En la resurrección cada hombre tendrá su propio carácter. A su debido tiempo Dios llamará a los muertos, dándoles otra vez el aliento de vida, y ordenará a los huesos secos que vivan. Surgirá la misma forma, pero libre de enfermedad y todo defecto. Volverá a vivir llevando sus mismos rasgos individuales, de tal manera que los amigos se reconocerán. No hay ley de Dios en la naturaleza que indique que el Señor va a volver a reunir las mismas partículas de materia que compusieron el cuerpo antes de la muerte. Dios dará a los justos muertos un cuerpo conforme a su beneplácito.
[El creyente] puede morir, como Cristo murió, pero la vida del Salvador está en él. Su vida está escondida con Cristo en Dios. "Yo he venido para que tengan vida" dijo Jesús, "y para que la tengan en abundancia"(Juan 10: 10).”*1
No es necesario mencionar que lo único que el ser humano llevará al cielo es su carácter. La muerte es un tema de miedo para muchos y de gran misterio. El gran engaño del espiritismo hace que este tema sea ofuscado por la realidad presentada en la Biblia. El ser humano cuando muere simplemente experimenta un sueño del cual si es hallado justo será despertado. Pero si nuestro carácter, nuestra identidad, nuestra individualidad, nuestra personalidad es lo único que llevaremos al cielo, entonces debe ser transformada ahora.

Todos nosotros seremos juzgados de acuerdo a nuestras obras. El Juicio como ya vivimos en el mensaje del primer ángel empezó en 1844.
¿Como son juzgados los que ya murieron.? El apóstol Pablo menciona:
[P]orque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.*2
Puesto que los que han muerto no pueden presentarse literalmente ante el tribunal de Cristo, y nosotros los vivos tampoco, El nos juzga de acuerdo a nuestras obras.

Jesús mismo dijo:
¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?, porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio, pues por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.*3
La Biblia tambi
én menciona,
“Pues Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa oculta, sea buena o sea mala.”*4
“El Juez se sentó y los libros fueron abiertos.”*5
“Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.”*6
No hay lugar a duda de que habr
á un juico y que nosostros seremos juzagados por nuestras obras. Esto también nos da a entender que hay un registro de tales obras allá en el cielo.
El arte del fotógrafo consiste meramente en obtener fotografías de algo que es perecedero; pero en el registro de la vida, el carácter se graba con exactitud, y si ese registro es oscuro, jamás podrá ser borrado, excepto por la sangre del sacrificio expiatorio. Los ángeles de Dios están ocupados en obtener un daguerrotipo del carácter con la misma fidelidad con que el artista reproduce las facciones del rostro humano; ¡y seremos juzgados por lo que revele ese daguerrotipo! Cuando se inicie el juicio y los libros se abran, habrá muchas revelaciones asombrosas. Los hombres no aparecerán entonces como se exponen ante los ojos humanos y los juicios falibles. Los pecados secretos quedarán a la vista de todos. Se revelarán motivos e intenciones que se ocultaron en la cámara secreta del corazón. Todo aparecerá como un retrato de tamaño natural. En esa hora solemne y tremenda la infidelidad del esposo quedará expuesta ante la esposa, y la deslealtad de la esposa ante el esposo. Por primera vez los padres sabrán cuál fue el carácter verdadero de sus hijos, y los hijos verán los errores y desaciertos de sus padres. El que robó a su vecino recurriendo a falsedades, no escapará con sus ganancias mal habidas. Dios lleva en sus libros un registro exacto de todo acto injusto y de cada negocio deshonesto. La memoria será fiel y vívida cuando condene al culpable que en ese día haya sido hallado falto. La mente recordará todos los pensamientos y acciones del pasado; la vida entera pasará en revista como las escenas de un panorama.* 7
As
í como la Biblia, la Palabra de Dios, nos revela por escrito Su carácter así también el registro nuestro revela el carácter de cada persona en el juico. Esto conserva la individualidad, el caracter, la personalidad de cada persona.
Delante de Dios está escrito "un libro de memoria," en el cual quedan consignadas las buenas obras de "los que temen a Jehová, y de los que piensan en su nombre." Malaquías 3:16. Sus palabras de fe, sus actos de amor, están registrados en el cielo. A esto se refiere Nehemías cuando dice: "¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, . . . y no borres mis obras piadosas que he hecho por la Casa de mi Dios!" Nehemías 13:14. En el "libro de memoria" de Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión, están fielmente consignados, y apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: "Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en Tu redoma: ¿no están en Tu libro?" Salmo 56:8…..Frente a cada nombre, en los libros del cielo, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos perdidos, las oportunidades desperdiciadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue registrado por el ángel anotador.*8
En aquella mañana gloriosa, los que han ido al descanso resucitaran revestidos de inmortalidad pero su carácter, su identidad, sus pensamientos y sus sentimientos habrán sido conservados. Los que estemos vivos también seremos transformados pero será un misterio como aunque nuestros cuerpos serán revestidos todos guardaremos nuestra identidad a tal punto que tanto familias como amigos nos conocernos en el cielo. ¿Hay algo más precioso y a la vez mas importante en el cual nos podemos dedicar ahora que en el de reflejar el carácter de Jesús en el nuestro? ¡Sera lo único que llevaremos al cielo!

¡El Señor Viene!


1* ¡Maranta: El Señor Viene!, “Misterios De La Resurrección”, Elena G. de White
2* 2 Corintios 5:10
3* Mateo 12:34-37
4* Eclesiastés 12:14
5* Daniel 7:10
6* Apocalipsis 20:12
7* ¡Maranta: El Señor Viene!, “Toda Obra Sera Traída A Juicio”, Elena G. de White
8* El Conflicto De Los Siglos, “El Juicio Investigador”, Elena G. de White

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