...Cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu de Dios, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la sagrada ley de Dios, fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. “La Luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo,” Juan 1:9. ilumina las cámaras secretas del alma, y quedan reveladas las cosas ocultas. La convicción se posesiona de la mente y del corazón. El pecador reconoce entonces la justicia de Jehová, y siente terror de aparecer en su iniquidad e impureza delante del que escudriña los corazones. Ve el amor de Dios, la belleza de la santidad y el gozo de la pureza. Ansía ser purificado y restituido a la comunión del cielo.¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
El Camino A Cristo, "Un Poder Misterioso Que Convence", Elena G. de White
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