viernes, abril 23, 2010

La Escuela Del Mas Allá (Parte 3)

Parte del estudio de la escuela del mas allá será la claridad con la cual podremos estudiar los grandes temas de la eternidad.
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 1 Corintios 13:12.
Parte de este estudio incluye el desarrollo del gran plan de Dios para redimir su carácter y salvar a la humanidad.
Entonces se abrirá ante su vista el desarrollo del gran conflicto que se originó antes que empezara el tiempo y que no acabará hasta que termine. Será evidente la historia del comienzo del pecado; de la fatal mentira y su perversa obra; de la verdad que, sin desviarse de lo recto, ha hecho frente al error y lo ha vencido. Será descorrido el velo que se interpone entre el mundo visible y el invisible y se revelarán cosas maravillosas. *

¿Puedes imaginarte lo que será cuando el velo de lo invisible sea descorrido? Poder ver a Dios cara a cara, poder ver a los ángeles que nos protegieron día tras día y poder ser visto tal cual somos ante la imagen de Dios.


Sólo cuando se vean a la luz de la eternidad las providencias de Dios, comprenderemos lo que debemos al cuidado y la intercesión de sus ángeles. Los seres celestiales han desempeñado una parte activa en los asuntos de los hombres. Han aparecido con ropas tan brillantes como relámpago; se han presentado como hombres, bajo la apariencia de viajeros. Han aceptado la hospitalidad ofrecida por hogares terrenales; han actuado como guías de viandantes extraviados. Han frustrado el propósito del ladrón y desviado el golpe del destructor. *
Sera mejor que ver una película, mientras las escenas de tu vida sean presentadas y el gran trabajo que se realizo por el hombre sea visto. Trabajo el cual ahora no vemos y quizá ignoramos completamente.

Aunque los gobernantes de este mundo lo ignoren, a menudo los ángeles han hablado en sus concilios. Los han contemplado los ojos humanos. Los oídos humanos han escuchado sus pedidos. En tribunales y cortes de justicia, los mensajeros celestiales han defendido la causa de los perseguidos y oprimidos. Han desbaratado propósitos y detenido males que hubieran causado oprobio y sufrimiento a los hijos de Dios. Todo esto se revelará a los alumnos de la escuela celestial. *
Después de Dios, quizá el que mejor te conozca es el ángel que estuvo a tu lado desde que viniste a este mundo. Todo lo vio, todo lo vivió junto a tu lado. Sintió las tristezas cuando tú estabas triste y las alegrías cuando estabas alegre. Se gozó al servir a tu lado para salvar a otras almas de las garras del enemigo.

Todo redimido comprenderá la obra de los ángeles en su propia vida. ¡Qué sensación le producirá conversar con el ángel que fue su guardián desde el primer momento; que vigiló sus pasos y cubrió su cabeza en el día de peligro; que estuvo con él en el valle de la sombra de muerte, que señaló su lugar de descanso, que fue el primero en saludarlo en la mañana de la resurrección, y conocer por medio de él la historia de la intervención divina en la vida individual, de la cooperación celestial en toda obra en favor de la humanidad! *
En medio del valle de la sombra y la muerte es difícil recordar que Dios está con nosotros. Nuestros ojos de fe no ven a los fieles mensajeros del cielo a nuestro lado. Pero siempre estuvieron allí.

Entonces serán aclaradas todas las perplejidades de la vida. Donde a nosotros nos pareció ver sólo confusión y desilusión, propósitos quebrantados y planes desbaratados, se verá un propósito grandioso, dominante, victorioso, y una armonía divina. *
Dios tiene un propósito y es que todos podamos alcanzar la escuela del mas allá.
Qué gran esperanza y seguridad nos da el Señor. Aquel ángel que estuvo con nosotros, señalo el lugar del descanso y será el primero que veremos en la mañana de la resurrección. El Señor nunca olvidara a sus fieles justos. ¡Pues pronto vendrá! Y nuestros mas grandes deseos se cumplirán.

 

¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI VEN SEÑOR JESÚS!



 
La Educación, “35. La Escuela Del Mas Allá”, Elena G. de White

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