miércoles, febrero 03, 2010

La Última Noche - Parte 6 (Sodoma y Gomorra)

Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. Judas 1:7

¡Qué grandes lecciones nos dejaron estas ciudades de la llanura para nuestros días!

Las llamas que consumieron las ciudades de la llanura transmiten hasta nuestros días la luz de su advertencia. Se nos enseña la temible y solemne lección de que mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega a ese límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio.*

Nuestra condición actual peor que la de estas ciudades.

El Redentor del mundo declara que hay pecados mayores que aquellos por los cuales fueron destruidas Sodoma y Gomorra. Los que oyen la invitación del Evangelio que llama a los pecadores al arrepentimiento, y no hacen caso de ella, son más culpables ante Dios que los habitantes del valle de Sidim. Mayor aun es el pecado de los que aseveran conocer a Dios y guardar sus mandamientos, y sin embargo, niegan a Cristo en su carácter y en su vida diaria. De acuerdo con lo indicado por el Salvador, la suerte de Sodoma es una solemne advertencia, no meramente para los que son culpables de pecados manifiestos, sino para todos aquellos que están jugando con la luz y los privilegios que vienen del cielo.*

Oh que palabras mas terribles pero reales. ¿Pero que mas podemos esperar? Después de que nuestro Padre dio lo mas precioso, lo mas importante, lo mejor que tenia para que muriese por nosotros, ¿cómo es posible que las personas lo rechacen? Nada mas puede hacer el Señor.

Con una compasión más tierna que la que conmueve el corazón de un padre terrenal que perdona a su hijo pródigo y doliente, el Salvador anhela que respondamos a su amor y al perdón que nos ofrece. Dice a los extraviados: "Tornaos a mí, y yo me tornaré a vosotros." (Mal. 3:7.) Pero si el pecador se niega obstinadamente a responder a la voz que le llama con compasivo y tierno amor, será abandonado al fin en las tinieblas. El corazón que ha menospreciado por mucho tiempo la misericordia de Dios se endurece en el pecado, y ya no es susceptible a la influencia de la gracia divina. Terrible será la suerte de aquel de quien por último el Salvador declare: "Es dado a ídolos." (Ose. 4:17.) En el día del juicio, la suerte de las ciudades de la llanura será más tolerable que la de aquellos que reconocieron el amor de Cristo y, sin embargo, se apartaron para seguir los placeres de un mundo pecador.*

Son palabras solemnes, al corazón endurecido por el pecado después de rechazar el amor de Jesús recibirá la condenación eterna.

Vosotros que despreciáis los ofrecimientos de la misericordia, pensad en la larga serie de asientos que se acumulan contra vosotros en los libros del cielo; pues allá se registra la impiedad de las naciones, las familias y los individuos. Dios puede soportar mucho mientras se lleva la cuenta, y puede enviar llamados al arrepentimiento y ofrecer perdón; sin embargo, llegará el momento cuando habrá completado la cuenta; cuando el alma habrá hecho su elección; cuando por su propia decisión el hombre habrá fijado su destino. Entonces se dará la señal para ejecutar el juicio.*

La misericordia de Dios es grande, mucho mas grande de los que el ser humano puede imaginar. Pero tiene un límite. Por muchos años nos permitido entender que la hora de su juicio ha llegado.

Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Apocalipsis 14:6, 7

Sabiendo esto, ¿qué es lo que está en la mente y los corazones de las personas?

Como los habitantes del valle de Sidim, la gente sueña ahora con prosperidad y paz. "Escapa por tu vida," es la advertencia de los ángeles de Dios; pero se oyen otras voces que dicen; "No os inquietéis, no hay nada que temer." La multitud vocea: "Paz y seguridad," mientras el Cielo declara que una rápida destrucción está por caer sobre el transgresor. En la noche anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se entregaban desenfrenadamente a los placeres, y se burlaron de los temores y advertencias del mensajero de Dios; pero aquellos burladores perecieron en las llamas; en aquella misma noche la puerta de la gracia fue cerrada para siempre para los impíos y descuidados habitantes de Sodoma.*

El mundo declara paz y seguridad mientras que las señales de los tiempos nos indican todo lo contrario.

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 1 Tesalonicenses 5:2-3

El Señor nos promete una seguridad la cual el mundo no conoce y nunca podrá dar. La protección de Dios y la esperanza de vida eterna sobrepasa mil veces mas lo mejor que este mundo ofrece.

Pero el que presta oídos a la advertencia y "habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente." "Escudo y adarga es su verdad." Para el tal es la promesa: "Saciarélo de larga vida, y mostraréle mi salud." (Sal. 91:1, 4, 16.)

Es necesario que el pueblo de Dios despierte y se dé cuenta que las decisiones que tomamos cada día están determinando nuestra vida eterna o nuestra muerte eterna. Si Lot hubiese enfocado su mirada en el cielo antes que en las cosas de este mundo, cuan diferente hubiese sido su historia.

Fue salvado, por fin, como un "tizón arrebatado del incendio" (Zac. 3: 2), pero fue privado de su hacienda, perdió a su esposa y a hijos, moró en cuevas como las fieras, en su vejez fue cubierto de infamia, y dio al mundo no una generación de hombres piadosos, sino dos naciones idólatras, que se enemistaron contra Dios y guerrearon contra su pueblo, hasta que, cuan la medida de su impiedad estuvo llena, fueron condenada la destrucción. ¡Qué terribles fueron las consecuencias que siguieron a un solo paso imprudente!*

Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. Lucas 17:28-30

El gran día del Señor se acerca. Pero todo los que se hayan entregado por completo al Señor, los que coloquen su mirada en las cosas eternas, recibiremos al señor cuando se manifieste en las nubes de los cielos.


¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


* Patriarcas Y Profetas, “14. La Destrucción de Sodoma”, Elena G. de White

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