domingo, febrero 07, 2010

La Última Noche – Parte 2 (Jerusalén)

Jerusalén por mucho tiempo fue favorecida por el Señor. Después de tantos mensajes y de tantos acontecimientos en este lugar, su pueblo había rechazado al único mediador entre Dios y el hombre, a Jesús.

La destrucción de esta ciudad no fue algo fácil para el Señor. Es el último recurso que el Señor utiliza cuando las personas han rechazado completamente la gracia de Dios.

Nunca estuvo en los planes de Dios que el ser humano muriese. Cuan terrible es la consecuencia del pecado. Sus efectos obran una separación no solamente entre la raza humana al perder a un ser querido sino entre Dios y el hombre. Lo que el Señor mas desea es nuestra salvación. Habiendo dado su vida en rescate del pecador, el extiende sus brazos de amor y espera pacientemente. El apóstol Pedro declara:
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 2 Pedro 3:9

Pero como vimos con Sodoma y Gomorra la gracia de Dios tiene un límite. Y que terrible es cuando el ser humano ha cruzado la línea descosida entre la gracia de Dios y Su ira.
Mensajeros celestiales visitaron Sodoma, y le dijeron a Lot sobre la destrucción inminente, y se le permitió advertir a sus familiares y amigos, y que los invitara a buscar la protección de Dios. Lot rogó encarecidamente a que creyeran sus palabras. Él sabía que el destino para la vida o la muerte dependían de su decisión de obedecer o rechazar la advertencia. Pero se había corrompido su camino delante de Dios, y el mensaje de Lot les parecía locura. Se burlaron de sus ruegos agonizantes. Él esperó tanto por ellos, no queriendo abandonarlos a su propia decisión imprudente, que a los ángeles les fue necesario tomarlo por la fuerza y apresurarlo a salir de la ciudad con su esposa e hijas. El ángel le dio la orden: "Escapa por tu vida, no mira tras ti." Pero a pesar de la advertencia, la mujer de Lot, cuyo corazón estaba en la ciudad destinada a la destrucción, no obedeció, sino que volvió a mirar atrás y se cambió en una estatua de sal. Ella no apreció la misericordia que Dios le había mostrado, y quedó como un ejemplo de advertencia para las generaciones futuras. *1
En los tiempos de Lot, los ángeles fueron a la ciudad a ver si se encontraban por lo menos 10 justos. Al no encontrarlos, salvarían a Lot y a su familia y luego las ciudades serian destruidas. Recordemos la forma en la cual los habitantes despreciaron a los mensajeros del cielo queriéndoles hacer el mal.
Cuando Cristo vino al mundo, su propia nación lo rechazó. Él trajo del cielo el mensaje de salvación, esperanza, libertad y paz, pero los hombres no aceptaban sus buenas nuevas. Los Cristianos han condenado a la nación Judía por haber rechazar al Salvador, pero muchos de los que profesan ser seguidores de Cristo han obrado peor que los Judíos, ya que están rechazando una luz mas grande al despreciar la verdad para este tiempo. *1
El Señor Jesús vino a este mundo no solo para traer un mensaje de salvación, El es el plan de salvación. Intentó vez tras vez amonestando a su pueblo pero no le escucharon. Peor aun que los mensajeros del cielo en Sodoma, los habitantes de esta ciudad, ¡crucificaron al Príncipe del universo! Pero nuestra condición es aun más temible al tener esta luz tan grande y rechazarla.
Así como el Señor no encubrió sus planes de Abraham, Jesús en varias ocasiones revelo a sus discípulos lo que iba acontecer en Jerusalén. Y no solo lo hizo con sus discípulos sino con los dirigentes de aquel tiempo. Pero habiendo traspasado la línea desconocida entre la gracia de Dios y Su ira, esta ciudad fue condenada.
Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación Mateo 23:34-36
¡Qué terrible condena pronuncio el Señor Jesús! Sobre esta generación se vengaría toda la sangre justa derramada desde Abel. No es de sorprenderse, puesto que desde que Abel fue muerto su sangre ha clamado por justicia. Mas aun, ha anunciado la venida del Salvador del mundo, a Jesús quien no solo fue rechazado por este pueblo sino cruelmente crucificado.
¿Cómo podría estar un pueblo tan ciego? Notemos todo lo que había acontecido en este lugar.
La historia de más de mil años durante los cuales Dios extendiera su favor especial y sus tiernos cuidados en beneficio de su pueblo escogido, desarrollábase ante los ojos de Jesús. Allí estaba el monte Moriah, donde el hijo de la promesa, cual mansa víctima que se entrega sin resistencia, fue atado sobre el altar como emblema del sacrificio del Hijo de Dios. Allí fue donde se le habían confirmado al padre de los creyentes el pacto de bendición y la gloriosa promesa de un Mesías. Génesis 22:9, 16-18. Allí era donde las llamas del sacrificio, al ascender al cielo desde la era de Ornán, habían desviado la espada del ángel exterminador 1 Crónicas 21, símbolo adecuado del sacrificio de Cristo y de su mediación por los culpables. Jerusalén había sido honrada por Dios sobre toda la tierra. El Señor había "elegido a Sión; deseóla por habitación para sí." Salmo 132:13. Allí habían proclamado los santos profetas durante siglos y siglos sus mensajes de amonestación. Allí habían mecido los sacerdotes sus incensarios y había subido hacia Dios el humo del incienso, mezclado con las plegarias de los adoradores. Allí había sido ofrecida día tras día la sangre de los corderos sacrificados, que anunciaban al Cordero de Dios que había de venir al mundo. Allí había manifestado Jehová su presencia en la nube de gloria, sobre el propiciatorio. Allí se había asentado la base de la escalera mística que unía el cielo con la tierra Génesis 28:12; Juan 1:51, que Jacob viera en sueños y por la cual los ángeles subían y bajaban, mostrando así al mundo el camino que conduce al lugar santísimo. De haberse mantenido Israel como nación fiel al Cielo, Jerusalén habría sido para siempre la elegida de Dios. Jeremías 17:21-25. Pero la historia de aquel pueblo tan favorecido era un relato de sus apostasías y sus rebeliones. Había resistido la gracia del Cielo, abusado de sus prerrogativas y menospreciado sus oportunidades. *2
¡Por cuánto tiempo Dios había manifestado su misericordia sobre Jerusalén! ¡Cuántas cosas Dios había realizado que anunciaban la venida del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! En el siguiente estudio veremos todo lo que Jesús personalmente hizo para alcanzar a este pueblo que tanto amaba.
A pesar de que los hijos de Israel "hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas" 2 Crónicas 36:16, el Señor había seguido manifestándoseles como "Jehová, fuerte, misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad." Exodo 34:6. Y por más que le rechazaran una y otra vez, de continuo había seguido instándoles con bondad inalterable. Más grande que la amorosa compasión del padre por su hijo era el solícito cuidado con que Dios velaba por su pueblo enviándole "amonestaciones por mano de sus mensajeros, madrugando para enviárselas; porque tuvo compasión de su pueblo y de su morada." 2 Crónicas 36:15. Y al fin, habiendo fracasado las amonestaciones, las reprensiones y las súplicas, les envió el mejor Don del cielo; más aún, derramó todo el cielo en ese solo Don. *2
Tiemblo al leer estas palabras. ¡En realidad el amor de Dios es grande! Él nos “…envió el mejor Don del cielo; más aún, derramo todo el cielo en ese solo Don.” El apóstol Pablo escribe:
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:14-21
Es precisamente este amor el cual ha llevado al Señor a esperar pacientemente a sus hijos. Estas son las palabras de amonestación para nosotros. Podríamos preguntarnos cómo es posible que este pueblo fuese tan rebelde cuando el Señor se había manifestado de tantas formas y por tanto tiempo, ¿pero es tan distinta a nuestra condición?
Si una condición similar de estas cosas existe en nuestros días, debemos ser inteligentes concerniente a esto, y tener una juicio santificado…Dios ha enviado reproches y advertencias para que los hombres se arrepientan de sus pecados y abandonen el mal, y así escapar de sus anunciados juicios. Dios siempre ha hecho un refugio para aquellos que se han arrepentido de sus pecados, que creen en su amor, y se han esperanzado en su misericordia. *1
Es necesario que despertemos y entendamos que estamos viviendo ya en la última noche de las historia de este mundo. El juicio de Dios ha empezado. Nuestras vidas ahora se están determinando sea para vida o para muerte eterna.
¿Cómo podemos despreciar tan grande amor? El tiempo se acaba, el fin está cerca.


¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


1* The Review And Herald, “God Warns Men Of His Coming Judgments”, November 5, 1889 Elena G. de White
2* El Conflicto De Los Siglos, “1. La Destrucción De Jerusalén”, Elena G. de White

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