lunes, febrero 08, 2010

La Última Noche - Parte 3 (Jerusalén)


¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! Mateo 23:37
El príncipe del universo, personalmente se manifestó en Jerusalén llamando a sus hijos al arrepentimiento. “¡Cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” Esto nos presenta una imagen de lo que el Señor sentía por los habitantes de Jerusalén.
El Hijo de Dios fue enviado para exhortar a la ciudad rebelde. Era Cristo quien había sacado a Israel como "una vid de Egipto." Salmo 80:8. Con su propio brazo, había arrojado a los gentiles de delante de ella; la había plantado "en un recuesto, lugar fértil;" la había cercado cuidadosamente y había enviado a sus siervos para que la cultivasen. "¿Qué más se había de hacer a mi viña - exclamó, - que yo no haya hecho en ella?" A pesar de estos cuidados, y por más que, habiendo esperado "que llevase uvas" valiosas, las había dado "silvestres" Isaías 5:1-4, el Señor compasivo, movido por su anhelo de obtener fruto, vino en persona a su viña para librarla, si fuera posible, de la destrucción. La labró con esmero, la podó y la cuidó. Fue incansable en sus esfuerzos para salvar aquella viña que él mismo había plantado. *1

Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; Mateo 23:34

En la parábola del sembrador encontramos un resumen de lo que Jesús quiso hacer por Jerusalén. Recordemos que por mas de mil años Dios había mandado a sus profetas para amonestar al pueblo, finalmente envió a su hijo quien fue crucificado por ellos mismos.
Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron. Mateo 21:33-39
El Padre mandó a su hijo, pero cuando los siervos lo vieron en vez de recibirlo con respeto y admiración lo tomaron y lo mataron. ¿Cuál era el mensaje que el Hijo traía al mundo? ¿Cuál era la invitación que El hacia?
Durante tres años, el Señor de la luz y de la gloria estuvo yendo y viniendo entre su pueblo. "Anduvo haciendo bienes, y sanando a todos los oprimidos del diablo," curando a los de corazón quebrantado, poniendo en libertad a los cautivos, dando vista a los ciegos, haciendo andar a los cojos y oír a los sordos, limpiando a los leprosos, resucitando muertos y predicando el Evangelio a los pobres. Hechos 10:38; Lucas 4:18; Mateo 11:5. A todas las clases sociales por igual dirigía el llamamiento de gracia: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que Yo os haré descansar." Mateo 11:28. *1
A pesar de su humildad, compasión, amor y su misericordia los siervos malvados ignoraron sus palabras acusándole, criticándole, y siempre buscando la forma de hacerle daño.
Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. Mateo 8:20

A pesar de recibir por recompensa el mal por el bien y el odio a cambio de su amor Salmo 109:5, prosiguió con firmeza su misión de paz y misericordia. Jamás fue rechazado ninguno de los que se acercaron a él en busca de su gracia. Errante y sin hogar, sufriendo cada día oprobio y penurias, sólo vivió para ayudar a los pobres, aliviar a los agobiados y persuadirlos a todos a que aceptasen el don de vida. Las corrientes de la misericordia divina eran rechazados por aquellos corazones endurecidos y reacios pero volvían sobre ellos con más vigor, impulsados por la augusta compasión y por la fuerza del amor que sobrepuja a todo entendimiento. Israel, empero, se alejó de él, apartándose así de su mejor Amigo y de su único Auxiliador. Su amor fue despreciado, rechazados sus dulces consejos y ridiculizadas sus cariñosas amonestaciones. *1
Que terrible trato se le dio a Jesús en este mundo. Pero si nosotros lo rechazamos ahora estaríamos en peor condición. Nuestra luz es mayor. No solo podemos ver hacia atrás los errores que el pueblo de Dios cometió, sino que ya sabemos que el Señor murió y resucito para darnos vida eterna.
Cuando Cristo vino al mundo, su propia nación lo rechazó. Él trajo del cielo el mensaje de salvación, esperanza, libertad y paz, pero los hombres no aceptaban sus buenas nuevas. Los Cristianos han condenado a la nación Judía por haber rechazar al Salvador, pero muchos de los que profesan ser seguidores de Cristo han obrado peor que los Judíos, ya que están rechazando una luz mas grande al despreciar la verdad para este tiempo. *2
No podemos continuar rechazando la invitación que el Señor nos hace. El Señor desea nuestra felicidad, nuestra salvación. Esto solo se puede obtener por medio de él. Quizá el Señor ya ha tocado muchas veces la puerta de tu corazón. ¿No le dejaras entrar?
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


1* El Conflicto De Los Siglos, “1. La Destrucción de Jerusalén”, Elena G. de White
2* The Review And Herald, “God Warns Men Of His Coming Judgments”, November 5, 1889 Elena G. de White

No hay comentarios:

Publicar un comentario