martes, enero 19, 2010

Vendrá A La Hora Que No Pensáis

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 1 Tesalonicenses 5:2, 3, 6

Estando plenamente en el perfil de la vida eterna, si tan solo nuestro pueblo despertase. Son solemnes las amonestaciones que se nos hacen pero pocos aceptan este mensaje. Quizá algunos dirán que este mensaje se ha predicado por tanto tiempo que el mensaje de la venida del Senor ha perdido su urgencia.

La pluma inspirada nos dice:

Ese momento por fin llega repentinamente sobre todos, y los que no purificaron sus almas por la obediencia a la verdad, estarán durmiendo. Se cansaron de esperar y velar; se volvieron indiferentes con respecto al regreso de su Maestro. No anhelaban su aparición, y creyeron que no era necesaria esa vigilancia constante y perseverante. Se han sentido desilusionados en sus expectativas, y eso podría ocurrirles de nuevo. Llegaron a la conclusión de que aún había tiempo para que se despertaran. Querían estar seguros de no perder la oportunidad de obtener un tesoro terrenal. Sería prudente obtener todo lo posible de este mundo. Y al tratar de lograr ese objetivo, perdieron todo su deseo y su interés en la aparición de su Maestro. Se volvieron indiferentes, y descuidados, como si su venida estuviera todavía muy lejos. Pero mientras su interés quedaba sepultado debajo de las ganancias mundanales, la obra terminó en el santuario celestial, y ellos no estaban preparados.*1

¡Si tan sólo los tales hubiesen sabido que la obra de Cristo en el santuario celestial se cerraría pronto, cuán distinta hubiera sido su conducta, con cuánto fervor hubieran vigilado! Anticipando todo esto, el Maestro les dirige una oportuna amonestación al mandarles velar. Ha dicho claramente cuán repentina será su venida. El no mide el tiempo, para que nos descuidemos nuestra preparación constante, y en nuestra indolencia nos pongamos a esperar a que llegue el tiempo cuando creemos que él vendrá, demorando así nuestra preparación”.*1

El tiempo de gracia se cierra; cesan las intercesiones de Cristo en el cielo. Este tiempo viene por fin para todos en forma repentina, y los que hayan descuidado la purificación de sus almas mediante la obediencia a la verdad, serán hallados durmiendo...*1

El Señor constantemente nos indica que debemos estar preparados.

Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.Mateo 24:42, 44

Es interesante que el Señor nos advierte que el vendrá a la hora que menos pensamos. Notemos que el Señor compara los últimos días a los tiempos de Noé.

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Mateo 24:37-39

Esta será la condición del mundo aun cuando termina el tiempo de gracia y justo antes de que la ira de Dios se manifieste.

“Los justos y los impíos continuarán viviendo en la tierra en su estado mortal, —los hombres seguirán plantando y edificando, comiendo y bebiendo, inconscientes todos ellos de que la decisión final e irrevocable ha sido pronunciada en el santuario celestial. Antes del diluvio, después que Noé hubo entrado en el arca, Dios lo encerró en ella, dejando fuera a los impíos; pero por espacio de siete días el pueblo, no sabiendo que su suerte estaba decidida, continuó en su indiferente búsqueda de placeres y se mofó de las advertencias del juicio que le amenazaba. Así —dice el Salvador— será también la venida del Hijo del hombre" (Mat. 24:39). Silenciosa e inadvertida como ladrón a medianoche, llegará la hora decisiva que fija el destino de cada uno, cuando será retirado definitivamente el ofrecimiento de la gracia que se dirigiera a los culpables”.*2

¿Que debemos hacer ahora, y como debemos vivir cada dia?

Los hombres y mujeres necesitan despertar y darse cuenta de la solemnidad del tiempo, de la cercanía del día cuando el tiempo de gracia de la humanidad será cerrado. A nadie le ha enviado Dios un mensaje diciendo que faltan cinco, diez o veinte años para el cierre de la historia de este mundo. No proveería excusa a ningún ser viviente para que se demorara en la preparación para su venida... Todo el que se dice ser siervo de Dios es llamado a hacer su obra como si cada día fuera el último.*3

Después de mas de 160 años de predicarse el mensaje del tercer ángel, la mayoría de las personas en este mundo ya han escuchado la amonestación. Muchos de nosotros concomeos ya cual es nuestro deber.

El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las señales de los tiempos. Las señales de la venida de Cristo son demasiado claras para que se las ponga en duda; en vista de estas cosas, cada uno de los que profesan la verdad debe ser un predicador vivo. Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia terrenal están llegando rápidamente al fin. Vivimos en medio de los peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la obra de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás.*4

Algo que ha contribuido a nuestra condición actual es la espera de un poder sensacionalista que despertará al mundo. El hecho de que el Espíritu Santo se derramará con gran poder y sobre muchas personas no significa que todos los profesos cristianos lo recibirán. Algunos asumen que el Espíritu Santo se presentara a las personas y les indicara que el fin ha llegado. Pero esta creencia es errónea.

Vi que los hijos de Dios aguardaban a que sucediese algún cambio, y se apoderase de ellos algún poder convincente. Pero sufrirán una desilusión, porque están equivocados. Deben actuar; deben echar mano del trabajo y clamar fervorosamente a Dios para obtener un conocimiento adecuado de sí mismos. Las escenas que se están desarrollando delante de nosotros son de suficiente magnitud para hacernos despertar y grabar la verdad en el corazón de todos los que quieran escuchar. La mies de la tierra está casi madura.*4

¿Que cosas nos esperan? ¿Porque debemos estar preparados?

¿Qué diré para despertar al pueblo remanente de Dios? Me fue mostrado que nos esperan escenas espantosas; Satanás y sus ángeles oponen todas sus potestades contra el pueblo de Dios. Saben que si los hijos de Dios duermen un poco más, los tienen seguros, porque su destrucción es cierta. Insto a todos los que profesan el nombre de Cristo a que se examinen, y hagan una plena y cabal confesión de todos sus yerros, para que vayan delante de ellos al juicio, y el ángel registrador escriba el perdón frente a sus nombres.*4

El Señor es amor y misericordia, pero el tiempo de gracia pronto acabara. Ahora es el día de salvación.

Hermanos míos, si no aprovecháis estos preciosos momentos de misericordia, quedaréis sin causa. Si no hacéis un esfuerzo especial para despertaros, si no manifestáis celo para arrepentiros, estos momentos áureos pasarán pronto, y seréis pesados en la balanza y hallados faltos. Entonces, vuestros gritos de agonía no os servirán de nada. Entonces se aplicarán las palabras del Señor: "Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía: comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos. Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder. Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá tranquilo, sin temor del mal" (Prov. 1:24-33).*4

Es interesante que al despertar, al estar alerta, al esperar la venida del Señor con gran convicción y fe, encontraremos salvación y descanso. La confianza en Dios y la esperanza de vida eterna produce en nosotros paz.

Vi que al mirar hacia el cielo veremos luz y paz; pero al mirar al mundo, veremos que todo refugio nos faltará, y todo bien pasará pronto. No hay para nosotros ayuda sino en Dios; en este estado de confusión de la tierra podemos hallar serenidad, firmeza o seguridad tan sólo en la fuerza de una fe viva; no podemos tener paz si no descansamos en Dios ni esperamos su salvación.*4

¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


1* Testimonios Para La Iglesia, Tomo 2, “La Mundanalidad En La Iglesia”, Elena G. de White
2* Conflicto De Los Siglos, “El Juicio Investigador”, Elena G. de White
3* Review And Herald, 27 de Noviembre de 1900, Elena G. de White
4* Testimonios Para La Iglesia, Tomo 1 “Cap. 54 Viene Una Gran Angustia”, Elena G. de White

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