Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6Tanto Jesús como el Padre son eternos, no tienen principio ni fin.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 14:1-3
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. 1 Juan 1:1-4
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Apocalipsis 1:8
Así como Dios el Padre, y Jesucristo el hijo son eternos, su palabra también es eterna.
Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. Isaías 40:8
Porque: toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. m Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada. 1 Pedro 1:24, 25
Dentro de este contexto eterno entendemos porque la ley de Dios también es eterna.
La ley de Dios existía antes de que el hombre fuera creado. Los ángeles se rigen por ella. Satanás cayó porque transgredió los principios del gobierno de Dios. Después de que se creó a Adán y Eva, Dios les hizo conocer su ley. No fue escrita, pero are recitada por Jehová.
El Sábado del cuarto mandamiento fue instituido en el Edén. Después de que Dios había hecho el mundo y creado al hombre sobre la tierra, hizo el sábado para el hombre. Después del pecado y la caída de Adán nada fue quitado de la ley de Dios. Los principios de los Diez Mandamientos existían antes de la caída y fueron de un carácter adecuado a la condición del santo orden de los seres. Después de la caída los principios de esos preceptos no se modificaron, sino que preceptos adicionales se dieron de acuerdo al estado caído del hombre. *1
¡Qué perfección! Los principios de la ley siempre han existido y los seres no caídos y los ángeles todos se rigen por estos principios eternos. Este concepto es fácil de entender puesto que el pecado apareció primero en el cielo. La biblia nos dice,
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 1 Juan 3:4Lucifer misteriosamente fue el primero en transgredir la ley de Dios y luego engañó a la tercera parte de los ángeles quienes también violaron los principios de la ley.
CUANDO Adán y Eva fueron creados recibieron el conocimiento de la ley de Dios; conocieron los derechos que la ley tenía sobre ellos; sus preceptos estaban escritos en sus corazones. Cuando el hombre cayó a causa de su transgresión, la ley no fue cambiada, sino que se estableció un sistema de redención para hacerle volver a la obediencia. Se le dio la promesa de un Salvador, y se establecieron sacrificios que dirigían sus pensamientos hacia el futuro, hacia la muerte de Cristo como supremo sacrificio. Si nunca se hubiera violado la ley de Dios, no habría habido muerte ni se habría necesitado un Salvador, ni tampoco sacrificios. *2Dios había dado su ley a Adán y a Eva personalmente. El dejo como ejemplo el repose del sábado como estatuto perpetuo. A través del tiempo, el hombre cada vez más se alejo de Dios y de su ley. Por lo cual fue necesario que Dios agregara preceptos a su ley divina para que el hombre regresase a el por medio de Jesús. El mismo escribio con su dedo los mandamientos en tablas de piedra. Esto no implicaba cambiar o quitar la ley. Sino que se hizo más específica puesto que el hombre cada vez mas se alejaba de Dios. Su ley sigue teniendo las mismas características que tuvo desde el principio.
Pero acerca de la ley de los diez mandamientos el salmista declara: "Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos." (Sal. 119: 89.) Y Cristo mismo dice: "No penséis que he venido para abrogar la ley... De cierto os digo," y recalca en todo lo posible su aserto, "que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas." (Mat. 5: I7, 18.) En estas palabras Cristo enseña, no sólo cuáles habían sido las demandas de la ley de Dios, y cuáles eran entonces, sino que además ellas perdurarán tanto como los cielos y la tierra. La ley de Dios es tan inmutable como su trono. Mantendrá sus demandas sobre la humanidad a través de todos los siglos.*2
Por medio de Cristo somos revestidos de una justicia que nos lleva nuevamente ante el Padre. Estando ante su presencia por naturaleza llegamos a cumplir su ley pues su ley es perfecta y eterna.
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
1* La historia de la redención, "La ley de Dios es Eterna", Elena G. de White
2* Patraircas y Profetas, “La Ley de Dios y Los Dos Pactos”, Elena G. de White
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