miércoles, enero 27, 2010

La Última Noche - Parte 1 (Sodoma y Gomorra)

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. Apocalipsis 18:4, 5

Esta es el primero en una serie de estudios en los cuales analizaremos las instrucciones que Dios da a sus escogidos, a salir de las ciudades porque su destrucción es inminente.

Estudiaremos a profundidad la decisión que tomó Lot de habitar en las ciudades. Veremos el llamado que se les hizo a los discípulos de Jesús a salir de Jerusalén y aplicaremos los eventos que transcurrieron en aquel entonces al llamado que pronto se nos hará a nosotros a salir de las ciudades para evitar la ira de Dios que se derramará sobre ellas.

La destrucción de Sodoma y Gomorra no fue algo que Dios decidió en un instante y tampoco fue algo que tomo y debió haber tomado a sus escogidos por sorpresa.

En la elección que Abraham le dio a Lot, ¿qué fue lo que Lot vio al escoger el lugar donde el viviría?

Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová... Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Génesis 13:10, 11

La mas bella entre las ciudades del valle del Jordán era Sodoma, situada en una llanura que era como el "huerto de Jehová" (Gén. 13:10) por su fertilidad y hermosura. Allí florecía la abundante vegetación de los trópicos. Allí abundaban la palmera, el olivo y la vid, y las flores esparcían su fragancia durante todo el año. Abundantes mieses revestían los campos, y muchos rebaños lanares y vacunos cubrían las colinas circundantes. El arte y el comercio contribuían a enriquecer la orgullosa ciudad de la llanura. Los tesoros del oriente adornaban sus palacios, y las caravanas del desierto proveían sus mercados de preciosos artículos. Con poco trabajo mental o físico, se podían satisfacer todas las necesidades de la vida, y todo el año parecía una larga serie de festividades. *1

Sin duda, Sodoma era un lugar atractivo. Ahora, muchas de nuestras grandes ciudades también son atractivas. Son los lugares donde “el arte y el comercio” proveen para el enriquecimiento de los hombres. Son lugares donde se puede satisfacer todas las necesidades de la vida. Mas aun son lugares donde las actividades consumen el todo tiempo de las personas.

Es el propósito de Satanás, atarear a los hombres y a las mujeres a las ciudades, y para obtener su objeto, inventa toda clase de novedad y diversión, todo tipo de excitación. Y las ciudades del mundo están llegando a ser hoy como las ciudades que existían antes del diluvio.*2

¿Cual era la condición real de Sodoma y de Gomorra?

Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. Génesis 13:13

La abundancia general dio origen al lujo y al orgullo...El amor a los placeres fue fomentado por la riqueza y la ociosidad, y la gente se entregó a la complacencia sensual.

Nada desean los hombres tanto como la riqueza y la ociosidad, y, sin embargo, estas cosas fueron el origen de los pecados que acarrearon la destrucción de las ciudades de la llanura. La vida inútil y ociosa de sus habitantes los hizo víctimas de las tentaciones de Satanás, desfiguraron la imagen de Dios, y se hicieron más satánicos que divinos.*1

La ociosidad es la mayor maldición que puede caer sobre el hombre; porque la siguen el vicio y el crimen. Debilita la mente, pervierte el entendimiento y el alma...Nunca tiene más éxito que cuando se aproxima a los hombres en sus horas ociosas. *1

Reinaban en Sodoma el alboroto y el júbilo, los festines y las borracheras. Las más viles y más brutales pasiones imperaban desenfrenadas. Los habitantes desafiaban públicamente a Dios y a su ley, y encontraban deleite en los actos de violencia. Aunque tenían ante si el ejemplo del mundo antediluviano, y sabían cómo se había manifestado la ira de Dios en su destrucción, sin embargo, seguían la misma conducta impía.*1

Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré. Génesis 18:20, 21

¿Cuantas personas justas y fieles se encontraban en Sodoma y Gomorra? Ni tan siquiera diez en toda la cuidad.

Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. Génesis 18:32

¿Sabían los habitantes de estas cuidades que Dios existía? ¿Conocían a Abraham? ¿Tuvieron oportunidad de arrepentirse y ser salvos?

Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes. Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram. Génesis 14:21-23

Cuando Lot se trasladó a Sodoma, la corrupción no se había generalizado, y Dios en su misericordia permitió que brillasen rayos de luz en medio de las tinieblas morales. Cuando Abrahán libró a los cautivos de los elamitas, la atención del pueblo fue atraída a la verdadera fe. Abrahán no era desconocido para los habitantes de Sodoma, y su veneración del Dios invisible había sido para ellos objeto de ridículo; pero su victoria sobre fuerzas muy superiores, y su magnánima disposición acerca de los prisioneros y del botín, despertaron la admiración y el asombro. Mientras alababan su habilidad y valentía, nadie pudo evitar la convicción de que un poder divino le había dado la victoria. Y su espíritu noble y desinteresado, tan extraño para los egoístas habitantes de Sodoma, fue otra prueba de la superioridad de la religión a la que honró por su valor y fidelidad. *1

¿Cuál es la condición de nuestras ciudades, de nuestro mundo ahora en día?

La depravación y la apostasía que existirán en los últimos días en el mundo religioso se le presentó al profeta Juan en la visión de Babilonia, "la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes de la tierra." (Apoc. 17: 18.)*1

¿Qué es lo que el ser humano busca?

Como los habitantes del valle de Sidim, la gente sueña ahora con prosperidad y paz.*1

¿Que se encontrara en las ciudades de este mundo?

Cuando Lot se estableció en Sodoma, estaba completamente decidido a abstenerse de la impiedad y a "mandar a su casa después de sí" que obedeciera a Dios. Pero fracasó rotundamente. Las corruptoras influencias que le rodeaban afectaron su propia fe, y la unión de sus hijas con los habitantes de Sodoma vinculó hasta cierto punto sus intereses con el de ellos. El resultado está ante nosotros.*1

Muchos continúan cometiendo un error semejante. Cuando buscan donde establecerse, miran las ventajas temporales pueden obtener, antes que las influencias morales y sociales que los rodearán a ellos y a sus familias. Con la esperanza de alcanzar mayor prosperidad, escogen un país hermoso y fértil o se mudan a una ciudad floreciente; pero sus hijos se ven rodeados de tentaciones, y muy a menudo entran en relaciones poco favorables al desarrollo de la piedad y a la formación de un carácter recto. El ambiente de baja moralidad, de incredulidad, o indiferencia hacia las cosas religiosas, tiende a contrarrestar la influencia de los padres. La juventud ve por todas partes ejemplos de rebelión contra la autoridad de los padres y la de Dios; muchos se unen a los infieles e incrédulos y echan su suerte con los enemigos de Dios.*1

Los que procuran para sus hijos riquezas y honores terrenales a costa de sus intereses eternos, comprenderán al fin que estas ventajas son una terrible pérdida. Como Lot, muchos ven a sus hijos arruinados, y apenas salvan su propia alma. La obra de su vida se pierde; y resulta en triste fracaso. Si hubiesen ejercido verdadera sabiduría, sus hijos habrían tenido menos prosperidad mundana, pero tendrían en cambio seguro derecho a la herencia inmortal.*1

¿Qué debemos considerar?

Al elegir un sitio para vivir, Dios quiere que consideremos ante todo las influencias morales y religiosas que nos rodearan a nosotros y a nuestras familias. Podemos encontrarnos en posiciones difíciles, pues muchos no pueden vivir en el medio en que quisieran. Pero dondequiera que el deber nos llame, Dios nos ayudará a mantenernos incólumes, si velamos y oramos, confiando en la gracia de Cristo. Pero no debemos exponernos innecesariamente a influencias desfavorables a la formación de un carácter cristiano. Si nos colocamos voluntariamente en un ambiente mundano e incrédulo, desagradamos a Dios, y ahuyentamos a los ángeles de nuestras casas.*1

La herencia que Dios prometió a su pueblo no está en este mundo. Abrahán no tuvo posesión en la tierra, "ni aun para asentar un pie." (Hech. 7:5.) Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo como su hogar.*1

Nuestra verdadera herencia no se encuentra en este mundo. Nuestros tesoros deben ser acumulados en el cielo donde todo es eterno.

Puede parecer que el cumplimiento de la promesa de Dios tarda mucho; pues "un día delante del Señor es como mil años y mil años como un día;" puede parecer que se demora, pero al tiempo determinado "sin duda vendrá; no tardará." (2 Ped. 3:8; Hab. 2:3.)*1

Y la Sagrada Escritura enseña expresamente que las promesas hechas a Abrahán han de ser cumplidas mediante Cristo. Todos los que pertenecen a Cristo, "ciertamente la simiente de Abrahán" son, "y conforme a la promesa los herederos," herederos de la "herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse," herederos de la tierra libre de la maldición del pecado. Porque "el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo," será "dado al pueblo de los santos del Altísimo;" y "los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz." (Gál. 3:29; 1 Ped. 1.4; Dan. 7:27; Sal. 37: 11.)*1

Dios dio a Abrahán una vislumbre de esta herencia inmortal, y con esta esperanza, él se conformó. "Por fe habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas con Isaac y Jacob, herederos juntamente de la misma promesa: porque esperaba ciudad con fundamentos, el artífice y hacedor de la cual es Dios." (Heb. 11: 9, 10.)*1

De la descendencia de Abrahán dice la Escritura: "Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra." Tenemos que vivir aquí como "peregrinos y advenedizos," si deseamos la patria "mejor, es a saber, la celestial." Los que son hijos de Abrahán desearán la ciudad que él buscaba, "el artífice y hacedor de la cual es Dios." (Vers. 13, 16.)*1

¡Que herencia mas grande la que tendremos, la gloria y el honor sea para Dios que vive por los siglos de los siglos!


¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


1* Patriarcas Y Profetas, “14. La Destrucción De Sodoma”, Elena G. de White
2* Conflicto Y Valor, “42. Hacia Sodoma”, Elena G. de White

No hay comentarios:

Publicar un comentario