martes, enero 12, 2010

Decreto De Muerte

Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. Lucas 21:25-28

Reconocemos que nos encontramos en el tiempo del fin. Mientras el mundo contempla las señales del pronto regreso de Cristo con temor, nosotros miramos al cielo sabiendo que nuestra salvación esta cerca.

Las fuerzas del mal en este momento están empleando todo su esfuerzo, todo su poder para apartar al ser humano de Dios y destruirlo.

¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo. Apocalipsis 12:12

En las Escrituras encontramos tres ejemplos en los cuales se hizo un decreto de muerte. Notaremos algunas cualidades similares entre estos decretos y la razón por la cual se repetirá en los últimos días.

Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mandase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Daniel 3:4-6

Después de levantar esa gran estatua en su nombre, Nabucodonosor ordeno que todos debieran postrarse y adorarla. Recordemos que esto sucedió en Babilonia (El nombre de la madre de las rameras en Apocalipsis). La sentencia era inmediata. Pero entendiendo que esto iba en contra del mandamiento de Dios hubieron unos que no se postraron ante la estatua, aunque perdiesen sus vidas.

El Señor mismo libro a estos hombres fieles a Dios hasta la muerte (Daniel 3:12-27). Ni tan siguiera un cabello de sus cabezas se quemó. Pero eran solo tres entre todos los que se encontraban en la cuidad.

Nuevamente surgió el problema de la adoración en Babilonia y nuevamente se hizo un decreto de muerte.

Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición. Daniel 6:7-9

Pero Daniel se mantuvo fiel al Señor y aunque fue echado en el foso de los leones, Dios lo protegió.

Y dijo Amán al rey Asuero: Hay un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos en todas las provincias de tu reino, y sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes del rey, y al rey nada le beneficia el dejarlos vivir. Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey. Entonces el rey quitó el anillo de su mano, y lo dio a Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de los judíos, y le dijo: La plata que ofreces sea para ti, y asimismo el pueblo, para que hagas de él lo que bien te pareciere. Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, al día trece del mismo, y fue escrito conforme a todo lo que mandó Amán, a los sátrapas del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua; en nombre del rey Asuero fue escrito, y sellado con el anillo del rey. Y fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes. La copia del escrito que se dio por mandamiento en cada provincia fue publicada a todos los pueblos, a fin de que estuviesen listos para aquel día. Ester 3:8-14

Encontramos otro decreto de muerte dirigido hacia el pueblo de Dios. Dios libro a estos escogidos que decidieron mantenerse firme a Sus principios por lo cual eran odiados y perseguidos.

¿Que tendremos que enfrentar nosotros, durante el tiempo de angustia nunca antes visto?

Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. Marcos 13:11-12

Que terrible, nuestros familiares, nuestros amigos nos entregaran cuando se promulgue un decreto de muerte en contra de todos aquellos que se mantenga firmes y fieles al Señor.

El "tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente" se iniciará pronto; y para entonces necesitaremos tener una experiencia que hoy por hoy no poseemos y que muchos no pueden lograr debido a su indolencia. Sucede muchas veces que los peligros que se esperan no resultan tan grandes como uno se los había imaginado; pero éste no es el caso respecto de la crisis que nos espera. La imaginación más fecunda no alcanza a darse cuenta de la magnitud de tan dolorosa prueba. En aquel tiempo de tribulación, cada alma deberá sostenerse por sí sola ante Dios. "Si Noé, Daniel y Job estuvieren" en el país, "¡vivo yo! dice Jehová el Señor, que ni a hijo ni a hija podrán ellos librar por su justicia; tan sólo a sus propias almas librarán." Ezequiel 14:20.*1

¿De que seremos acusados? ¿Que llevara a la gente a que nos persiga?

Los que honran la ley de Dios han sido acusados de atraer los castigos de Dios sobre la tierra, y se los mirará como si fueran causa de las terribles convulsiones de la naturaleza y de las luchas sangrientas entre los hombres, que llenarán la tierra de aflicción. El poder que acompañe la última amonestación enfurecerá a los malvados; su ira se ensañará contra todos los que hayan recibido el mensaje, y Satanás despertará el espíritu de odio y persecución en un grado de intensidad aún mayor.*1

¿Hasta que punto llegará el espíritu de persecución en estos hombres? ¿Adónde nos encontraremos durante este tiempo?

Cuando el decreto promulgado por los diversos príncipes y dignatarios de la cristiandad contra los que observan los mandamientos, suspenda la protección y las garantías del gobierno y los abandone a los que tratan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las ciudades y de los pueblos y se unirá en grupos para vivir en los lugares más desiertos y solitarios. Muchos encontrarán refugio en puntos de difícil acceso en las montañas. Como los cristianos de los valles del Piamonte, convertirán los lugares elevados de la tierra en santuarios suyos y darán gracias a Dios por las "fortalezas de rocas." Isaías 33:16. Pero muchos seres humanos de todas las naciones y de todas clases, grandes y pequeños, ricos y pobres, negros y blancos, serán arrojados en la más injusta y cruel servidumbre. Los amados de Dios pasarán días penosos, encadenados, encerrados en cárceles, sentenciados a muerte, algunos abandonados adrede para morir de hambre y sed en sombríos y repugnantes calabozos. Ningún oído humano escuchará sus lamentos; ninguna mano humana se aprontará a socorrerlos.*1

¿Qué debemos estar haciendo ahora? ¿Cómo nos podremos mantener firmes ante el mundo?

Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe capaz de soportar el cansancio, la demora y el hambre una fe que no desmaye a pesar de las pruebas más duras. El tiempo de gracia les es concedido a todos a fin de que se preparen para aquel momento. Jacob prevaleció porque fue perseverante y resuelto. Su victoria es prueba evidente del poder de la oración importuna. Todos los que se aferren a las promesas de Dios como lo hizo él, y que sean tan sinceros como él lo fue, tendrán tan buen éxito como él. Los que no están dispuestos a negarse a sí mismos, a luchar desesperadamente ante Dios y a orar mucho y con empeño para obtener Su bendición, no lo conseguirán. ¡Cuán pocos cristianos saben lo que es luchar con Dios! ¡Cuán pocos son los que jamás suspiraron por Dios con ardor hasta tener como en tensión todas las facultades del alma! Cuando olas de indecible desesperación envuelven al suplicante, ¡cuán raro es verle aferrarse con fe inquebrantable a las promesas de Dios!*1

¿Porque permite Dios esto? ¿Estaremos solos durante este tiempo?

El Señor nos está presentando, siempre, no el camino que escogeríamos y que nos parecería más fácil y agradable, sino el verdadero, el que lleva a los fines verdaderos de la vida. De nosotros está, pues, que cooperemos con los factores que Dios emplea, en la tarea de conformar nuestros caracteres con el modelo divino. Nadie puede descuidar o aplazar esta obra sin grave peligro para su alma. *1

Aunque los enemigos los arrojen a la cárcel, las paredes de los calabozos no pueden interceptar la comunicación entre sus almas y Cristo. Aquel que conoce todas sus debilidades, que ve todas sus pruebas, está por encima de todos los poderes de la tierra; y acudirán ángeles a sus celdas solitarias, trayéndoles luz y paz del cielo. La prisión se volverá palacio, pues allí moran los que tienen mucha fe, y los lóbregos muros serán alumbrados con luz celestial como cuando Pablo y Silas oraron y alabaron a Dios a medianoche en el calabozo de Filipos. *1

¿De que debemos estar seguras ahora, y cuando acontezca este tiempo de angustia nunca antes visto?

El pueblo de Dios no quedará libre de padecimientos; pero aunque perseguido y acongojado y aunque sufra privaciones y falta de alimento, no será abandonado para perecer. El Dios que cuidó de Elías no abandonará a ninguno de sus abnegados hijos. El que cuenta los cabellos de sus cabezas, cuidará de ellos y los atenderá en tiempos de hambruna. Mientras los malvados estén muriéndose de hambre y pestilencia, los ángeles protegerán a los justos y suplirán sus necesidades. Escrito está del que "camina en justicia" que "se le dará pan y sus aguas serán ciertas." "Cuando los pobres y los menesterosos buscan agua y no la hay, y la lengua se les seca de sed, yo, Jehová, les escucharé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré." Isaías 33:16; 41:17.*1

Alabado sea el nombre del Señor! El tiempo de angustia es la ultima señal, que Jesús está a las puertas.

Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. Lucas 21:28

Todo es para poder obtener un carácter puro y santo, semejante al de Cristo. Es para prepararnos para encontrarnos con Jesús, para entrar al cielo. El Señor Jesús siempre estará con nosotros. Aun en los momentos mas oscuros, en los tiempos mas difíciles. Y así como su pueblo en el pasado, un grupo pequeño, fue librado de estos decretos de muerte, ¡nosotros también lo seremos y recibiremos la corona de la vida eterna!

Jehová es tu guardador: Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal: El guardará tu alma." "Y El te librará del lazo del cazador: de la peste destruidora. Con Sus plumas te cubrirá, y debajo de Sus alas estarás seguro: escudo y adarga es Su verdad. No tendrás temor de espanto nocturno, ni de saeta que vuele de día; ni de pestilencia que ande en oscuridad, ni de mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra: mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás, y verás la recompensa de los impíos. Porque tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Salmos 121:5-7; 91:3-10.

¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


1* El Conflicto De Los Siglos, “El Tiempo De Angustia”, Elena G. de White

No hay comentarios:

Publicar un comentario