El estado del mundo en la actualidad es similar al que existía en los días de Lot, cuando la corrupción de Sodoma llamaba la visita del ángel a la ciudad maldita, para ver si los gritos que subían al cielo eran de carácter tal que los habitantes de la hermosa Sodoma - una ciudad que había sido tan favorecida por Dios – se había corrompido a tal manera ante el Señor que no había ninguna esperanza de su redención. La ira de Dios se reveló tan señaladamente porque la corrupción de los sodomitas fue tan profunda. Los visitantes celestiales podían ver por sí mismos que los Sodomitas habían pasado los límites de la paciencia divina.*1
Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo. Génesis 19:1
Y ahora se acercaba la última noche de Sodoma. Las nubes de la venganza proyectaban ya sus sombras sobre la ciudad condenada. Pero los hombres no las percibieron. Mientras se acercaban los ángeles con su misión destructora, los hombres soñaban con prosperidad y placer. El último día fue como todos los demás que habían llegado y desaparecido. La noche se cerró sobre una escena de hermosura y seguridad. Los rayos del sol poniente inundaron un panorama de incomparable belleza. La frescura del atardecer había atraído fuera de las casas a los habitantes de la ciudad, y las muchedumbres amantes del placer se paseaban gozando de aquel momento.*2
Al atardecer, los hombres de Sodoma ven a los dos mensajeros acercándose, pero como han ocultado su carácter celestial, parecen hombres comunes que vienen del campo a visitar a Sodoma. Si el velo se pudiese quitar de los ojos a menudo veríamos en forma de hombres, los poderosos mensajeros de misericordia o de ira entre nosotros. Advierten, cautelan, reprueban, ellos protegen de mil peligros, y sin embargo no sabemos que la bendición del ángel ha llegado a nosotros. *3
A la caída de la tarde, dos forasteros se acercaron a la puerta de la ciudad. Parecían viajeros que venían a pasar allí la noche. Nadie pudo reconocer en estos humildes caminantes a los poderosos heraldos del juicio divino, y poco pensaba la alegre e indiferente muchedumbre que, en su trato con estos mensajeros celestiales, esa misma noche colmaría la culpabilidad que condenaba a su orgullosa ciudad. Pero hubo un hombre que demostró a los forasteros una amable atención, convidándolos a su casa. Lot no conocía el verdadero carácter de los visitantes, pero la cortesía y la hospitalidad eran una costumbre en él, eran una parte de su religión, eran lecciones que había aprendido del ejemplo de Abrahán. Si no hubiera cultivado este espíritu de cortesía, habría sido abandonado para que pereciera con los demás habitantes de Sodoma. Muchas familias, al cerrar sus puertas a un forastero, han excluido a algún mensajero de Dios, que les habría proporcionado bendición, esperanza y paz. *2
Aunque por tanto tiempo Lot había vivido en medio de la maldad, aun no había perdido su hospitalidad.
y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche. Mas él porfió con ellos mucho, y fueron con él, y entraron en su casa; y les hizo banquete, y coció panes sin levadura, y comieron. Génesis 19:2, 3
Recordemos que los ángeles hasta este momento no habían revelado su misión. Lot ni tan siquiera sabía que eran ángeles del cielo.
Conociendo Lot el maltrato a que los forasteros estarían expuestos en Sodoma, consideró deber suyo protegerlos, ofreciéndoles hospedaje en su propia casa. Estaba sentado a la puerta de la ciudad cuando los viajeros se acercaron, y al verlos, se levantó para ir a su encuentro, e inclinándose cortésmente, les dijo: "Ahora, pues, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis." (Véase Génesis 19.) Pareció que rehusaban su hospitalidad cuando contestaron: "No, que en la plaza nos quedaremos esta noche." La intención de esta contestación era doble: probar la sinceridad de Lot, y también aparentar que ignoraban el carácter de los habitantes de Sodoma, como si supusieran que había seguridad en quedarse en la calle durante la noche. Su contestación hizo que Lot se sintiera más decidido a no dejarlos a merced del populacho. Repitió su invitación hasta que cedieron y le acompañaron a su casa. *2
Esta característica que Lot había desolladlo fue la prueba de su fe y facilito su salvación.
Aunque Lot, sobrino de Abrahán, se había establecido en Sodoma, tenía el espíritu bondadoso y hospitalario del patriarca. Viendo al anochecer a dos forasteros en la puerta de la ciudad, y conociendo los peligros que seguramente los asediarían en aquella ciudad impía, insistió en traerlos a su casa. No pensó en el peligro que ello podría entrañar para sí y su casa. Era parte de su vida proteger a los que estaban en peligro y cuidar de los que estaban sin hogar; y el acto bondadoso hecho en favor de dos viajeros desconocidos trajo ángeles a su hogar. Aquellos a quienes trataba, de proteger, le protegieron a él. Al anochecer los había conducido a su puerta para proporcionarles un lugar seguro…*4
La hospitalidad es una cualidad que también nosotros necesitamos practicar. ¿Acaso solo Lot fue el que a hospedado ángeles?
No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Hebreos 13:2
Pero Lot conocía la condición de los habitantes de esta ciudad. Así que rápidamente formulo un plan para llevarlos a su casa y protegerlos de los peligros de la ciudad.
Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos. Génesis 19:4, 5
Lot había esperado ocultar su intención a los ociosos que estaban en la puerta, llevando a los forasteros a su casa mediante un rodeo; pero la vacilación y tardanza de éstos, así como las instancias de él dieron tiempo a que los observaran; y antes de que se acostaran aquella noche, una muchedumbre desenfrenada se reunió alrededor de la casa. Era una inmensa multitud de jóvenes y ancianos, todos igualmente enardecidos por las más bajas pasiones. Los forasteros se habían informado del carácter de la ciudad, y Lot les había advertido que no se atrevieran a salir de la casa por la noche; en ese momento se oyeron los gritos y las mofas de la muchedumbre, que exigía que sacara afuera a los hombres. *2
Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí, y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacaré fuera, y haced de ellas como bien os pareciere; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado. Y ellos respondieron: Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? Ahora te haremos más mal que a ellos. Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta. Entonces los varones alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron la puerta. Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta. Génesis 19:6-11
Lot estaba decidido a hacer todo lo posible por proteger a sus invitados. Pero al final fueron los ángeles que protegieron a Lot. ¡De cuantas cosas nos habrán protegido los ángeles hasta este momento y nosotros ni tan siquiera nos hemos dado cuenta!
Sabiendo Lot que si provocaba la violencia de esta gente, podrían derribar fácilmente la puerta de su casa, salió a ver si podía conseguir algo mediante la persuasión. "Os ruego -dijo,- hermanos míos, que no hagáis tal maldad." Sirviéndose de la palabra "hermanos" en el sentido de vecinos, esperaba conciliárselos y avergonzarlos de sus malos propósitos. Pero sus palabras fueron como aceite sobre las llamas. La ira de la turba creció como una rugiente tempestad. Se burlaron de Lot por intentar hacerse juez de ellos, y le amenazaron con tratarle peor de cómo intentaban tratar a sus huéspedes. Se abalanzaron sobre él, y le habrían despedazado si no le hubiesen librado los ángeles de Dios. Los mensajeros celestiales "alargaron la mano, y metieron a Lot en casa con ellos, y cerraron las puertas." Los sucesos que siguieron manifestaron el carácter de los huéspedes a quienes había alojado. "Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa desde el menor hasta el mayor, hirieron con ceguera; mas ellos se fatigaban por hallar la puerta." Si por el endurecimiento de su corazón, no hubiesen sido afectados por doble ceguedad, el golpe que Dios les asestara los habría atemorizado y hecho desistir de sus obras impías. *2
¡Qué terrible la condición de los habitantes de Sodoma! Gritaban a Lot que sacara a sus invitados para conocerlos. ¡Pero Lot estaba tan determinado en protegerlos que les ofreció a sus propias hijas para tratar de aplacar sus deseos! Pero los habitantes estaban controlados directamente por el enemigo. Así que los ángeles tuvieron que actuar, cegándolos a todos y alargando su mano para proteger a Lot.
Aquella última noche no se distinguió porque se cometieran mayores pecados que en otras noches anteriores; pero la misericordia, tanto tiempo despreciada, al fin cesó de interceder por ellos. Los habitantes de Sodoma habían pasado los límites de la longanimidad divina, "el límite oculto entre la paciencia de Dios y su ira." Los fuegos de su venganza estaban por encenderse en el valle de Sidim. *2
Los ángeles confirmaron que no había otra solución mas que la destrucción completa. La ira de Dios se desataría.
Los ángeles llegaron para ver si habían algunos en la ciudad que no se habían corrompido, y podrían ser persuadidos a huir de la destrucción inminente que amenazaba a Sodoma. Esa noche los hacedores de maldad agregaron la última gota a su copa de iniquidad, y la ira de Dios ya no podría ser retrasada. *3
Los pecados de ahora en día comparados a los del pasado.
El Redentor del mundo declara que hay pecados mayores que aquellos por los cuales fueron destruidas Sodoma y Gomorra. Los que oyen la invitación del Evangelio que llama a los pecadores al arrepentimiento, y no hacen caso de ella, son más culpables ante Dios que los habitantes del valle de Sidim. Mayor aun es el pecado de los que aseveran conocer a Dios y guardar sus mandamientos, y sin embargo, niegan a Cristo en su carácter y en su vida diaria. De acuerdo con lo indicado por el Salvador, la suerte de Sodoma es una solemne advertencia, no meramente para los que son culpables de pecados manifiestos, sino para todos aquellos que están jugando con la luz y los privilegios que vienen del cielo. *2
Ahora mismo debemos entregarnos por completo al Señor. Estamos a punto de terminar nuestra última noche, la última noche de este mundo. ¿Están nuestros nombres inscritos en el libro de la vida?
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
1* Southern Union Worker, “Lesson From the Past”, October 16, 1913, Elena G. de White
2* Patriarcas Y Profetas, “14. La Destrucción de Sodoma”, Elena G. de White
3* The Signs Of The Times, “Sodom’s Last Warning” October 9, 1893, Elena G. de White 4* “Conflicto Y Valor, “46. Calles Peligrosas”, Elena G. de White