viernes, julio 23, 2010

Pensamiento Del Día

Delante de nosotros ha sido colocada la esperanza, la esperanza de la vida eterna. Nada menos que eso satisfará a nuestro Redentor, pero depende de nosotros aferrarnos de esa esperanza por fe en Aquel que ha prometido. Quizá tengamos que sufrir, pero los que son participantes con él en sus sufrimientos, participarán con él en su gloria. El ha comprado el perdón y la inmortalidad para las almas pecadoras de los hombres que perecen, pero depende de nosotros el recibir esos dones por fe. Creyendo en él, tenemos esta esperanza como un ancla del alma, segura y firme. Hemos de comprender que podemos esperar confiadamente el favor de Dios no solo en este mundo, sino en el mundo celestial, puesto que Cristo ha pagado tal precio por nuestra salvación. La fe en la expiación e intercesión de Cristo nos mantendrá firmes e inconmovibles en medio de las tentaciones que oprimen a la iglesia militante. Contemplemos la gloriosa esperanza que es puesta ante nosotros, y aferrémonos de ella por fe...



¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!



* A Fin De Conocerle, “Salvación En Toda Tormenta”, Elena G. de White

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