No es conforme al plan de Dios que algunos lo pasen aliviados y otros recargados. Algunos sienten el peso y la responsabilidad de la causa y la necesidad de actuar para juntar con Cristo y no dispersar. Otros prosiguen libres de toda responsabilidad, obrando como si no tuviesen influencia. Los tales esparcen. Dios no demuestra parcialidad. Todos los que son hechos participantes de su salvación aquí, y que esperan participar de la gloria del reino futuro, deben juntar con Cristo. Cada uno debe sentirse responsable de su propio caso y de la influencia que ejerce sobre los demás. Si los tales cuidan su andar cristiano, Jesús será en ellos la esperanza de gloria, y se deleitarán en proclamar sus alabanzas a fin de ser refrigerados. Tendrán presente la causa de su Maestro y ella les será muy cara. Procurarán adelantar su causa y honrarla por una vida santa. Dijo el ángel: “Dios requerirá con usura todo talento.” Cada cristiano debe progresar adquiriendo cada vez más poder y emplear todas sus facultades en la causa de Dios.
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
* Testimonios Selectos Tomo 3, “El Privilegio y el Deber de la Iglesia”, Elena G. de White
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