Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Juan 14:3Han pasado más de mil ochocientos años desde que el Salvador dió la promesa de su venida. A través de los siglos sus palabras han llenado de ánimo el corazón de sus fieles. La promesa todavía no se ha cumplido ... pero, no por eso es menos segura la palabra que ha sido hablada.
Cristo vendrá en su propia gloria, en la gloria del Padre, y en la gloria de los santos ángeles. Millones de millones y millares de millares de ángeles, los hermosos y triunfantes hijos de Dios, que poseen una inconmensurable hermosura y gloria, lo escoltarán en su camino. En lugar de la corona de espinas, él llevará una corona de gloria—una corona dentro de una corona. En lugar de ese antiguo manto de púrpura, estará vestido con un ropaje del blanco más puro, tanto que “ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos” Marcos 9:3. Y en su vestido y en su muslo habrá escrito un nombre: “Rey de reyes y Señor de señores” Apocalipsis 19:16.
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
* Nuestra Elevada Vocacion, “¡Casi Hemos Llegado!”, Elena G. de White
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