Cuando el hombre pueda medir el excelso carácter del Señor de los ejércitos, y distinguir entre el Dios eterno y el hombre finito, sabrá cuán grande ha sido el sacrificio del Cielo para sacar al hombre de donde estaba caído por la desobediencia para formar parte de la familia de Dios. ... La divinidad de Cristo es nuestra seguridad de vida eterna. ... El, quien llevó los pecados del mundo, es nuestro único medio de reconciliación con un Dios santo.
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
* A Fin De Conocerle, “Nuestro Divino Redentor”, Elena G. de White
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