Es privilegio de todo cristiano, no solamente esperar, sino apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan su nombre estuvieran llevando frutos para su gloria, cuán rápidamente todo el mundo sería sembrado con la simiente del Evangelio. Pronto la última cosecha sería levantada, y Cristo vendría para reunir el precioso grano.
Cuando termine el mensaje—[La venida del Señor] no demorará más que el tiempo que tome la tarea de presentar el mensaje a toda nación, lengua y pueblo. ¿Olvidaremos nosotros, los que pretendemos ser estudiantes de las profecías, que la tolerancia de Dios para con los impíos es una parte del vasto y misericordioso plan por el cual él está tratando de lograr la salvación de las almas?
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
* El Evangelismo, "20. El Triunfo del Mensaje”, Elena G. de White
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