viernes, octubre 08, 2010

Pensamiento Del Día

Así como Cristo fue odiado sin causa, también su pueblo será odiado sin causa por el simple hecho de ser obediente a los mandamientos de Dios y hacer sus obras, en vez de contradecirlas. Si Cristo, que era puro, santo e inmaculado, que hizo bien y solamente el bien en nuestro mundo, fue tratado como un vil criminal y condenado a muerte sin una mínima prueba en su contra, qué pueden esperar sus discípulos sino un trato similar, no importa cuán intachable sea su vida y su carácter. Las leyes humanas elaboradas por agentes satánicos con el pretexto de proteger el bien, y restringir la perversidad, serán exaltadas en tanto los santos preceptos de Dios serán despreciados y pisoteados.

Vemos cómo el pueblo que profesa ser justo puede poner en acción el espíritu de Satanás y realizar sus impíos propósitos a través de la envidia, los celos y el fanatismo religioso... No hay guerra entre Satanás y el pecador, entre los ángeles caídos y los seres humanos que han caído. Ambos poseen los mismos atributos, ambos son perversos a causa de la apostasía y el pecado...

La predicción que fuera hecha en el Edén se refiere en forma especial a Cristo y a todos aquellos que lo aceptan y confiesan que es el unigénito Hijo de Dios. Cristo ha solicitado participar en el conflicto que se libra contra el príncipe del mal y la potestad de las tinieblas y herir la cabeza de la serpiente. Todos aquellos que son hijos e hijas de Dios son sus elegidos, sus soldados que han de enfrentarse con principados y potestades, con gobernantes de las tinieblas del mundo, con la impiedad espiritual que reina en los lugares encumbrados. Este es un conflicto inagotable que no culminará hasta que Cristo regrese por segunda vez.



¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


* El Cristo Triunfante, "Los Seguidores de Cristo Serán Odiados por el Mundo”, Elena G. de White

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