jueves, octubre 28, 2010

El Regalo Prometido De Dios

UN LLAMADO URGENTE PARA EL REAVIVAMIENTO, LA REFORMA, EL DISCIPULADO Y EL EVANGELISMO

Dios ha llamado especialmente a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, tanto para vivir como para proclamar su último mensaje de amor y verdad al mundo (Apocalipsis 14:6-12). El reto de llegar a los más de 6 billones de personas en el planeta Tierra con su mensaje final parece imposible. La tarea es abrumadora. Desde una perspectiva humana, el cumplimiento rápido de la Gran Comisión de Cristo en un corto plazo parece improbable. (Mateo 28:19, 20).

La tasa de crecimiento de la Iglesia simplemente no se está manteniendo al ritmo de la creciente población del mundo. Una evaluación honesta de nuestro impacto actual de evangelización en el mundo lleva a la conclusión de que a menos que haya un cambio dramático no se completará la asignación del cielo en esta generación. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, todos nuestros planes, estrategias y recursos son incapaces de terminar la misión de Dios para su gloria en esta tierra.


LA PROMESA DE CRISTO A SU IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO

El reto de llevar el evangelio al mundo no es nuevo. Los discípulos enfrentaron este reto en el primer siglo. Nosotros lo enfrentamos en el siglo XXI. La Iglesia del Nuevo Testamento al parecer enfrentaba una tarea imposible. Pero henchidos por poder del Espíritu Santo la Iglesia explotó en crecimiento (Hechos 2:41, 4:4, 6:7, 9:31). Estos primeros cristianos compartían su fe en todas partes (Hechos 5:42).

La gracia de Dios rebosó de sus corazones a sus familias, amigos y colegas. Sólo unas décadas después de la crucifixión, el apóstol Pablo pudo informar de que el evangelio era "predicado a todas las criaturas debajo del cielo"(Colosenses 1:23). ¿Cómo es posible que un grupo desconocido de creyentes relativamente insignificantes pudiese impactar al mundo en tan poco tiempo? ¿Cómo pueden tan pocos cristianos ser usados por Dios para cambiar el mundo para siempre?

La Gran Comisión de Cristo fue acompañada por su gran promesa. El Salvador le mandó a sus discípulos a “que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre” (Hechos 1:4). El Salvador prometió: "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." (Hechos 1:8).

El amor de Cristo controlaba todos los aspectos de la vida de los discípulos y los movía a un compromiso apasionado con su servicio. Buscaban a Dios por el poder prometido del Espíritu Santo y se arrodillaban delante de él en confesión y arrepentimiento sincero. Se dio prioridad a la búsqueda de la bendición del Cielo. Dejaron a un lado tiempo para la oración y estudio de las Escrituras. Sus pequeñas diferencias fueron consumidas por su deseo de compartir el amor de Cristo con todos los que conocían. Ellos fueron absorbidos en alcanzar al mundo con el evangelio. Nada era más importante. Reconocieron que eran incapaces de cumplir la misión sin el gran derramamiento del Espíritu Santo.

Al describir la experiencia de los discípulos, Elena G. de White escribió, “Poniendo aparte toda diferencia, todo deseo de supremacía, se unieron en estrecho compañerismo cristiano…La tristeza llenó sus corazones al pensar en cuántas veces le habían apenado por su tardo entendimiento y su incomprensión de las lecciones que, para el bien de ellos, estaba procurando enseñarles…Los discípulos sentían su necesidad espiritual, y clamaban al Señor por la santa unción que los había de hacer idóneos para la obra de salvar almas. No pedían una bendición simplemente para sí. Estaban abrumados por la preocupación de salvar almas. Comprendían que el Evangelio había de proclamarse al mundo, y demandaban el poder que Cristo había prometido.” (Los Hechos de los Apóstoles, p. 30).

Cristo cumplió su palabra. El Espíritu Santo fue derramado en el poder del Pentecostes. Miles de personas fueron convertidas en un día. El mensaje del amor de Cristo impactó al mundo. En poco tiempo el nombre de Cristo Jesús estaba en los labios de los hombres y mujeres en todas partes. “Por medio de la cooperación del Espíritu divino, los apóstoles realizaron una obra que conmovió al mundo. El Evangelio fué llevado a toda nación en una sola generación.” (Los Hechos de los Apóstoles, p. 593).

LA PROMESA DE CRISTO A SU IGLESIA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

El derramamiento del Espíritu Santo en el Pentecostés en la lluvia temprana fue sólo un preludio de lo que ha de venir. Dios ha prometido derramar su Espíritu Santo en abundancia en los últimos días (Joel 2:23; Zacarías 10:1). La tierra será "alumbrada con su gloria" (Apocalipsis 18:1). La obra de Dios en la tierra será terminada rápidamente (Mateo 24:14, Romanos 9:28). La iglesia va a experimentar un reavivamiento espiritual y la plenitud del poder del Espíritu Santo como nunca antes en su historia. Hablando del derramamiento del Espíritu Santo Espíritu en el Pentecostés, Pedro nos da esta certeza: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hechos 2:39). Elena G. de White añade: “Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar un pueblo para la segunda venida del Señor.” (El Conflicto de los Siglos, p. 464).

Cientos de miles de personas aceptaran el mensaje final de Dios a través de la enseñanza y la predicación de su Palabra. La oración, el estudio bíblico y el testimonio son los elementos de todo verdadero reavivamiento. La manifestación del Espíritu Santo se intensificará a medida que el fin se acerque, “Pero cerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía.” (La Fe Por la Cual Vivo, p. 333) y "Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a los creyentes." (El Conflicto de los Siglos, p. 612).

No hay nada más importante que conocer a Jesús, el estudio de su Palabra, la comprensión de su Verdad y la búsqueda de su promesa del derramamiento del Espíritu Santo en el poder de la lluvia tardía para el cumplimiento de la comisión evangélica. La profeta de Dios para el tiempo del fin escribió al remanente en palabras demasiado claras para ser mal interpretadas, " La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera obra." (Mensajes selectos, t. 1, p. 121).

¿Si un reavivamiento espiritual genuino es la mayor y más urgente de todas nuestras necesidades, no debemos como líderes, colocar en prioridad la búsqueda de la bendición prometida del cielo con todo nuestro corazón?

NUESTRA GRAN NECESIDAD: REAVIVAMIENTO Y REFORMA

Cuando se busca a Jesús, Él nos llena de su presencia y poder a través del don del Espíritu Santo. Anhelamos conocerle más. El Espíritu Santo despierta las facultades espirituales del alma dormida. No deseamos nada más que tener una relación profunda con Jesús que transforma el alma. El corazón revivido experimenta una conexión vital con Jesús a través de la oración y la Palabra. La reforma es el cambio correspondiente que viene a nuestras vidas como resultado del reavivamiento.

“Deben realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu Santo. Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas. La reforma no producirá los buenos frutos de justicia a menos que esté relacionada con el reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma han de efectuar su obra asignada y deben entremezclarse al hacer esta obra.” (Mensajes selectos, t. 1, p. 128). La reforma no se manifiesta en una actitud de superioridad moral que condena a los demás. Es la transformación del carácter que revela los frutos del Espíritu en la vida (Gálatas 5:22-24). La obediencia a la voluntad de Dios es la evidencia de todo verdadero reavivamiento. Nuestro Señor anhela un pueblo renovado cuyas vidas reflejan la belleza de su carácter. No hay nada que Jesús desea más que un pueblo apasionado en conocer personalmente de su amor y compartir ese amor con otros.

COMPROMISO Y APELACIÓN

Mientras los líderes y representantes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día se reunieron en la sede mundial en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, para el Consejo Anual del 2010, damos gracias a nuestro grande y poderoso Dios por su fidelidad y las abundantes bendiciones a su Iglesia desde sus inicios. La rápida expansión mundial de su Iglesia, tanto en sus miembros y en las instituciones es nada menos que un milagro de Dios. Aunque le alabamos por trabajar de forma maravillosa al cumplir con sus propósitos a través de su iglesia, y le damos gracias por los líderes piadosos que han guiado a su pueblo en el pasado, humildemente reconocemos que debido a nuestras debilidades humanas, aun nuestros mejores esfuerzos están manchados por el pecado y en necesidad de limpieza a través de la gracia de Cristo. Reconocemos que no siempre hemos dado prioridad a la búsqueda de Dios mediante la oración y el estudio de Su Palabra para el derramamiento del Espíritu Santo a través del poder de la lluvia tardía. Humildemente Confesamos que en nuestras vidas personales, nuestras prácticas administrativas y reuniones de comitivas, con demasiada frecuencia hemos trabajado con nuestras propias fuerzas. Con demasiada frecuencia, la misión de Dios de salvar a un mundo perdido, no ha tomado prioridad en nuestros corazones. A veces en nuestras ocupaciones haciendo cosas buenas, hemos olvidado lo más importante- conocerlo a él. Con demasiada frecuencia, los celos, las ambiciones, y las relaciones personales fracturadas han desplazado nuestro anhelo de reavivamiento y reforma, y nos han hecho laborar en nuestra fuerza humana y no en Su poder divino.

Aceptamos las claras instrucciones de nuestro Señor que “el transcurso del tiempo no ha cambiado en nada la promesa de despedida de Cristo de enviar el Espíritu Santo como su representante. “No es por causa de alguna restricción de parte de Dios por lo que las riquezas de su gracia no fluyen a los hombres sobre la tierra. Si la promesa no se cumple como debiera, se debe a que no es apreciada debidamente. Si todos lo quisieran, todos serían llenados del Espíritu.” (Los Hechos de los Apóstoles, p. 50).

Estamos seguros de que todo el cielo está esperando para derramar el Espíritu Santo con poder infinito para terminar la obra de Dios en la tierra. Reconocemos que la venida de Jesús se ha retrasado y que nuestro Señor deseaba venir hace décadas. Nos arrepentimos de nuestra tibieza, nuestra mundanalidad, y nuestra limitada pasión por Cristo y su misión. Sentimos que Cristo nos llama a una relación más profunda con Él en oración y en el estudio de la Biblia y a un compromiso más apasionado para compartir su mensaje final con el mundo. Nos alegramos “de que sea el privilegio de cada cristiano, no sólo esperar, sino apresurar la venida del Salvador.” (Los Hechos de los Apóstoles, p. 600).

Por lo tanto, como representantes de la iglesia mundial y en nombre de todos nuestros miembros, nos comprometemos a:

  1. Personalmente colocar prioridad en la búsqueda de Dios para el reavivamiento espiritual y el derramamiento del Espíritu Santo en el poder de la lluvia tardía en nuestras propias vidas, nuestras familias y nuestros ministerios.
  2. De manera individual, dejar a un lado una cantidad significativa de tiempo a diario, a la comunión con Cristo mediante la oración y el estudio de la Palabra de Dios.
  3. Para examinar nuestros propios corazones y pedir al Espíritu Santo que nos condene de todo lo que nos pueda evitar de que se revela el carácter de Jesús. Deseamos corazones dispuestos de manera que no hay nada en nuestras vidas que obstaculice la plenitud del poder del Espíritu Santo.
  4. Para alentar a los ministerios de la Iglesia para pasar el tiempo orando, estudiando la Palabra de Dios, y buscando el corazón de Dios para entender sus planes para su Iglesia.
  5. Para animar a cada una de nuestros ministerios de la iglesia a reservar un tiempo para que los administradores, pastores, trabajadores de la salud, trabajadores de la casa de publicaciones, educadores, estudiantes, y todos los empleados, a buscar a Jesús y el derramamiento prometido del Espíritu Santo en conjunto a través de un estudio de la Palabra de Dios y la oración.
  6. Para utilizar todos los medio de comunicación a disposición de conferencias, y talleres para atraer a miembros de la iglesia a buscar una relación más profunda con Jesús para el reavivamiento y la reforma prometida.
  7. Para un llamamiento urgente invitamos a nuestros miembros de la iglesia entera a unirse a nosotros en la apertura de nuestros corazones al poder transformador del Espíritu Santo, que va a transformar nuestras vidas, nuestras familias, nuestras organizaciones y nuestras comunidades.

En especial, reconocemos que Dios va a utilizar a los niños y los jóvenes en este ultimo poderoso reavivamiento y alentamos a todos nuestros jóvenes a participar en la búsqueda de Dios por un reavivamiento espiritual en sus propias vidas y el poder del Espíritu Santo para compartir su fe con otros.

Hacemos un llamado a cada miembro de la iglesia a unirse con los líderes de la iglesia y otros millones de Adventistas del séptimo día a que busquen una relación más profunda con Jesús y el derramamiento del Espíritu Santo a las 7:00 todas las mañanas o por la noche, los siete días de la semana. Este es un llamado urgente para dar la vuelta al mundo con seria intercesión. Este es un llamado a la entrega total a Jesús y a experimentar el poder transformador del Espíritu Santo que el Señor está deseando dar ahora.

Creemos que el propósito del derramamiento del Espíritu Santo en el poder de la lluvia tardía es terminar la misión de Cristo en la tierra para que Él pueda venir pronto. Reconociendo que el Señor sólo derramará su Espíritu en su plenitud a una Iglesia que tiene una pasión por los perdidos, nos comprometemos a establecer y mantener el reavivamiento, la reforma, el discipulado y la evangelización, como las más importantes en las agendas de nuestras iglesias. Más que cualquier otra cosa deseamos que Jesús venga.

Instamos a todos los administradores de la iglesia, líderes de departamentos, trabajadores institucionales, trabajadores de la salud, colportores, capellanes, educadores, pastores y miembros de la iglesia a unirse a nosotros en la toma del reavivamiento, reforma, discipulado y evangelización como las prioridades más importantes y urgentes de nuestra vida personal y nuestras áreas de ministerio. Estamos seguros de que, mientras nosotros lo buscamos juntos, Dios derramará Su Santo Espíritu en abundante medida, la obra de Dios en la tierra será terminada, y Jesús vendrá. Con el anciano apóstol Juan en la Isla de Patmos clamamos: "¡Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22:20).


¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!


* Traducido por OFM - Documento Original: "God's Promised Gift"
* Se Insta A Los Adventistas A Que Oren Por "La Lluvia Tardía"
The Latter Rain (Facebook Fan Page)

1 comentario:

  1. SI SEÑOR VEN YA TE ESPERO CON LOS BRASOS ABIERTOS ALELUYA MI CRISTO REDENTOR YA VIENE
    BENDICIONES AUN HERMANOS POR QUE HOY TODAVIA TENEMOS LA GRACIA DEL SEÑOR JESUCRISTO
    AMEN

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