No es la voluntad de Dios que su pueblo esté abrumado por el peso de la congoja. Pero tampoco nos engaña. No nos dice: “No temáis; no hay peligros en vuestro camino.” El sabe que hay pruebas y peligros, y nos trata con franqueza. No se propone sacar a su pueblo de en medio de este mundo de pecado y maldad, pero le ofrece un refugio que nunca falla. Su oración por sus discípulos fué: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.” “En el mundo—dice,—tendréis tribulación; pero tened buen ánimo; yo he vencido al mundo.
martes, julio 06, 2010
lunes, julio 05, 2010
Pensamiento Del Día
Estamos viviendo en el tiempo del fin. La rápida sucesión de las señales de los tiempos anunciados, proclama la inminencia de la venida de nuestro Señor. La época en que vivimos es importante y solemne. El Espíritu de Dios se está retirando gradual pero ciertamente de la tierra. Ya están cayendo juicios y plagas sobre los que menosprecian la gracia de Dios. Las calamidades en tierra y mar, la instabilidad social, las amenazas de guerra, como funestos presagios, anuncian la proximidad de acontecimientos de la mayor gravedad.
domingo, julio 04, 2010
¿Cuál Es La Iglesia Verdadera? - 2
Mencionamos que la iglesia verdadera tiene a Jesús como el fundamento como el guía y dirigente. El apóstol Pablo nos dice,
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Efesios 2:19-22.Notemos que Jesús debe ser no solamente el fundamento de la iglesia sino también de nuestras vidas. Es la roca incomible la cual ninguna tormenta de este mundo puede remover.
Cristo es el fundamento de toda iglesia verdadera. Tenemos su promesa inmutable de que su presencia y protección serán dadas a sus fieles que anden en su consejo. Hasta el fin del tiempo Cristo ha de ser el primero. El es la fuente de vida y fuerza, de justicia y santidad. Y él es todo esto para los que lleven su yugo y aprendan de él a ser mansos y humildes. *1
viernes, julio 02, 2010
Pensamiento Del Día
En aquel tiempo de persecución la fe de los siervos de Dios será probada duramente. Proclamaron fielmente la amonestación mirando tan solo a Dios y a su Palabra. El Espíritu de Dios, que obraba en sus corazones, les constriñó a hablar. Estimulados por santo celo e impulso divino, cumplieron su deber y declararon al pueblo las palabras que de Dios recibieran sin detenerse en calcular las consecuencias. No consultaron sus intereses temporales ni miraron por su reputación o sus vidas. Sin embargo, cuando la tempestad de la oposición y del vituperio estalle sobre ellos, algunos, consternados, estarán listos para exclamar: “Si hubiésemos previsto las consecuencias de nuestras palabras, habríamos callado”. Estarán rodeados de dificultades. Satanás los asaltará con terribles tentaciones. La obra que habrán emprendido parecerá exceder en mucho sus capacidades. Los amenazará la destrucción. El entusiasmo que les animara se desvanecerá; sin embargo no podrán retroceder. Y entonces, sintiendo su completa incapacidad, se dirigirán al Todopoderoso en demanda de auxilio. Recordarán que las palabras que hablaron no eran las suyas propias, sino las de Aquel que les ordenara dar la amonestación al mundo. Dios había puesto la verdad en sus corazones, y ellos, por su parte, no pudieron hacer otra cosa que proclamarla.
jueves, julio 01, 2010
Pensamiento Del Día
En cada generación Dios envió siervos Suyos para reprobar el pecado tanto en el mundo como en la iglesia. Pero los hombres desean que se les digan cosas agradables, y no gustan de la verdad clara y pura. Muchos reformadores, al principiar su obra, resolvieron proceder con gran prudencia al atacar los pecados de la iglesia y de la nación. Esperaban que mediante el ejemplo de una vida cristiana y pura, llevarían de nuevo al pueblo a las doctrinas de la Biblia. Pero el Espíritu de Dios vino sobre ellos como había venido sobre Elías, impeliéndole a censurar los pecados de un rey malvado y de un pueblo apóstata; no pudieron dejar de proclamar las declaraciones terminantes de la Biblia que habían titubeado en presentar. Se vieron forzados a declarar diligentemente la verdad y señalar los peligros que amenazaban a las almas. Sin temer las consecuencias, pronunciaban las palabras que el Señor les ponía en la boca, y el pueblo se veía constreñido a oír la amonestación.
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