Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre?, pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán. Apocalipsis 15:3, 4.Dios inspirará a los que se hallan en posiciones humildes para que prediquen el mensaje de la verdad presente. Se verá que muchos de ellos se apresurarán de aquí para allá, constreñidos por el Espíritu de Dios, llevando la luz a los que se hallan en tinieblas. En ellos la verdad es como un fuego en sus huesos que los llena de un ardiente deseo de alumbrar a los que están en oscuridad. Muchos, aun entre los iletrados, proclamarán la Palabra del Señor. Aun los niños se sentirán impulsados por el Espíritu de Dios para salir a declarar el mensaje del cielo. El Espíritu será derramado sobre los que se sometan a sus indicaciones. Desechando los reglamentos humanos obligatorios y los movimientos prudentes, se unirán al ejército del Señor.
En el futuro, el Espíritu del Señor impresionará a personas que se dedican a los quehaceres comunes de la vida para que dejen sus empleos ordinarios y salgan a proclamar el último mensaje de misericordia. Se los debe preparar para el trabajo tan rápidamente como sea posible, para que sus esfuerzos sean coronados por el éxito. Colaboran con los ángeles celestiales, porque están dispuestos a gastarse y ser gastados en el servicio del Maestro.
Nadie está autorizado a entorpecer a estos obreros. En cambio, se les debe desear la bendición de Dios cuando salen a cumplir la gran comisión. No debe hablarse de ellos ninguna palabra de mofa mientras siembran la semilla del evangelio en los lugares difíciles de la tierra. Las cosas mejores de la vida: la sencillez, la honestidad, la veracidad, la pureza, la integridad intachable, no pueden comprarse ni venderse; son tan gratuitas para el ignorante como para el educado, para la persona de color como para el blanco, y para el humilde campesino como para el rey sobre su trono.
Los obreros humildes que no confían en sus propias fuerzas, pero que trabajan con sencillez, confiando siempre en Dios, compartirán el gozo del Salvador. Sus oraciones perseverantes conducirán almas a la cruz. En cooperación con sus esfuerzos abnegados, Jesús influirá en el corazón de la gente, obrando milagros en la conversión de las almas. Hombres y mujeres serán reunidos en la comunidad de la iglesia. Se edificarán templos y se establecerán escuelas. El corazón de los obreros se llenará de regocijo al ver la salvación de Dios.—Testimonies for the Church 7:26-28.