Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Mateo 7:24.Al estar hoy aquí y, a la luz de los grandes principios morales, y al ver los defectos de su carácter, ¿no dirá usted: “Deseo redimir el pasado, quiero ir a trabajar en la viña del Señor”? Al vivir por la fe, ¿deseará asirse de las promesas de Dios y apropiarse de la justicia de Cristo para que la luz del cielo brille en su ser? En cada pensamiento y acción debería tomar en cuenta a Cristo. Un eslabón con defecto le resta valor a una cadena; del mismo modo, una deformidad de carácter lo inhabilita para entrar en el reino de los cielos. Aunque debe poner su vida en orden, usted no puede realizar esta gran obra sin la ayuda divina. ¿Está dispuesto a aceptar las promesas de Dios con el propósito de hacerlas suyas para vivir su palabra inmutable gracias a la fe?
Usted debe caminar con Dios por fe y no por sentimientos. No busque una religión que se base en sensaciones, sino que esté fundamentada en una fe inteligente. Esta fe edifica los pies sobre la roca eterna de la Palabra de Dios. Los que caminan por fe trabajan sin descanso en la perfección del carácter logrando obedecer continuamente a Cristo. El Capitán de nuestra salvación nos dio sus órdenes y, por lo tanto, le debemos total obediencia. Pero, si cerramos el Libro que nos da a conocer su voluntad, y no lo estudiamos ni investigamos en sus páginas con el propósito de entenderlo, ¿cómo podremos cumplir sus requerimientos? Si persistimos en esta situación, al fin seremos hallados faltos.
Nos aproximamos a una crisis, y siento terror por nosotros. ¿Por qué los creyentes abandonan la fe? ¿Estamos en la posición en que sabemos lo que creemos para no ser expulsados de la grey de Cristo? Que esas personas abandonen la fe no tiene por qué desalentarnos en lo más mínimo, sino que debería hacernos buscadores más fervientes de las bendiciones de Dios. No es la educación, los talentos o la posición lo que salva al ser humano. Somos guardados para salvación por el poder de Dios por medio de la fe.
Delante de Dios, ¿cómo está usted hoy? La pregunta no es cómo permanecerá cuando lo asalten las pruebas en el futuro, sino: ¿Cómo está ahora su relación con Dios? ¿Desea hoy empeñarse en su obra? Nuestro anhelo debe ser lograr ahora una experiencia personal: Que Cristo permanezca en nosotros.—The Review and Herald, 9 de abril de 1889.