El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios. Salmos 50:23.Todos los habitantes del cielo se unen para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes. Digamos con el salmista: “Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva. Te alaben los pueblos oh Dios; todos los pueblos te alaben” Salmos 146:2; 67:5.
En su providencia Dios mandó a los hebreos que se detuvieran frente a la montaña junto al mar, con el fin de manifestar su poder al liberarlos y humillar señaladamente el orgullo de sus opresores. Hubiera podido salvarlos de cualquier otra forma, pero escogió este procedimiento para acrisolar la fe del pueblo y fortalecer su confianza en él. El pueblo estaba cansado y atemorizado; sin embargo, si hubieran retrocedido cuando Moisés les ordenó avanzar, Dios no les habría abierto el camino. Fue por la fe como “pasaron el Mar Rojo como por tierra seca”. Hebreos 11:29. Al avanzar hasta el agua misma, demostraron creer en la palabra de Dios dicha por Moisés. Hicieron todo lo que estaba a su alcance, y entonces el Poderoso de Israel dividió el mar para abrir un sendero para sus pies.
En esto se enseña una gran lección para todos los tiempos. A menudo la vida cristiana está acosada de peligros, y se hace difícil cumplir el deber. La imaginación concibe la ruina inminente delante, y la esclavitud o muerte detrás. No obstante, la voz de Dios dice claramente: “Avanza”. Debemos obedecer este mandato aunque nuestros ojos no puedan penetrar las tinieblas, y aunque sintamos las olas frías a nuestros pies. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán jamás ante un espíritu que se detiene y duda.
Los que postergan la obediencia hasta que toda sombra de incertidumbre desaparezca y no haya ningún riesgo de fracaso o derrota, no obedecerán nunca. La incredulidad nos susurra: “Esperemos que se quiten los obstáculos y podamos ver claramente nuestro camino”, pero la fe nos impele valientemente a avanzar esperándolo todo y creyéndolo todo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 294, 295.
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
* 10 de Noviembre - Ser Semejante a Jesús, "El camino se abre cuando avanzamos por fe", Elena G. de White
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