Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto del pueblo, por luz de las naciones. Isaías 42:6.Se me ha mostrado que algunos que generalmente son astutos, prudentes y perspicaces con respecto a las transacciones comerciales, que se distinguen por su prontitud y minuciosidad, manifiestan imprevisión y una falta de prontitud en relación con un traspaso apropiado de sus bienes mientras viven. No saben cuán pronto terminará su tiempo de prueba, y sin embargo pasan de un año a otro con sus asuntos pendientes, y con frecuencia terminan finalmente su vida sin haber hecho uso de su razón. O pueden morir repentinamente, sin previa advertencia, y puede disponerse de sus bienes de una manera que no habrían aprobado si vivieran. Estas personas son culpables de negligencia; son mayordomos infieles.
Los cristianos que creen en la verdad presente deberían manifestar sabiduría y previsión. No deberían descuidar el disponer de sus recursos esperando una oportunidad favorable para arreglar sus negocios mientras padecen una larga enfermedad. Deberían tener sus asuntos en tal estado que, si fueran llamados a dejar la vida en cualquier momento, y no tuviesen voz en la disposición de sus bienes, éstos pudieran ser puestos en orden tal como ellos habrían deseado si estuvieran vivos.
A muchas familias se las ha despojado en forma deshonesta de todos sus bienes y han estado sujetos a la pobreza, porque la obra que podría haberse hecho muy bien en un momento fue descuidada. Los que hacen sus testamentos no deben escatimar esfuerzos o gastos para obtener consejo legal y para tenerlos preparados de una forma que resistan la prueba. Vi que los que profesan creer la verdad deberían mostrar su fe por sus obras. Deben ganar amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, los reciban en las moradas eternas ver. Lucas 16:9. Dios hizo a los hombres y a las mujeres mayordomos de sus medios. Colocó en sus manos el dinero con el cual llevar adelante la gran obra para la salvación de las almas por las cuales Cristo dejó su hogar celestial, sus riquezas, su gloria y se hizo pobre para que pudiera, por su propia humillación y sacrificio, llevar muchos hijos y muchas hijas de Adán a Dios.
En su providencia el Señor ha ordenado que la obra en su viña debe ser sostenida por los medios confiados en las manos de sus mayordomos. Un descuido por parte de los mayordomos para responder a los llamados de la causa de Dios en hacer avanzar su obra, muestra que son siervos malos y negligentes.—Testimonies for the Church 3:116, 117.