Y el que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. 1 Juan 3:24.“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él”. Juan 14:21.
[La frase] “El que tiene mis mandamientos” quiere decir una persona que tuvo luz sobre lo que constituyen los mandamientos de Dios, y no los desobedecerá aunque pueda serle ventajoso hacerlo... Si no fuera posible para nosotros guardar los mandamientos de Dios, todos estaríamos perdidos. Pero bajo el pacto abrahámico, el pacto de gracia, se hizo toda provisión para la salvación. “Por gracia sois salvos”. “Mas a todos los que le recibieron... les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Efesios 2:8; Juan 1:12...
Hay sólo dos clases en nuestro mundo: los obedientes y los desobedientes; los santos y los impíos. Cuando nuestras transgresiones fueron colocadas sobre Jesús, fue contado con los impíos a cuenta del pecador. Llegó a ser nuestro Sustituto, nuestra Seguridad ante el Padre y todos los ángeles celestiales. Imputándole los pecados del mundo a Jesús, llegó a ser el pecador en lugar de nosotros, y sobre él recayó la maldición debida a nuestros pecados. Nos resulta apropiado contemplar la vida de humillación de Cristo y su muerte agonizante, porque fue tratado como el pecador merece ser tratado. Vino a nuestro mundo revistiendo su divinidad con la humanidad para soportar el examen y la prueba de Dios. Por su ejemplo de obediencia perfecta en su naturaleza humana, nos enseña que podemos ser obedientes.
Y el apóstol escribe: “Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. 2 Pedro 1:2-4. Aquí se revela claramente que todos los que creen en Jesucristo llegan a ser participantes de la naturaleza divina. Que la divinidad y la humanidad cooperen, y los seres humanos caídos podrían ser más que vencedores por medio de Cristo Jesús.—The Signs of the Times, 24 de abril de 1893.
¡EL SEÑOR VIENE PRONTO, AMEN, SI, VEN SEÑOR JESÚS!
* 5 de Febrero - Ser Semejante a Jesús, "Jesús demostró que podemos obedecer", Elena G. de White
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