jueves, mayo 31, 2012

Pensamiento Del Día

Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Isaías 66:23. 
Por fin Jesús descansaba. El largo día de oprobio y tortura había terminado. Al llegar el sábado con los últimos rayos del sol poniente, el Hijo de Dios yacía en quietud en la tumba de José. Terminada su obra, con las manos cruzadas en paz, descansó durante las horas sagradas del sábado.

Al principio el Padre y el Hijo habían descansado el sábado después de su obra de creación. Cuando fueron “acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos” (Génesis 2:1), el Creador y todos los seres celestiales se regocijaron en la contemplación de la gloriosa escena. “Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios” Job 38:7.

Ahora Jesús descansaba de la obra de la redención; y aunque había pesar entre quienes le amaban en la tierra, había gozo en el cielo. La promesa de lo futuro era gloriosa a los ojos de los seres celestiales... Con esta escena está para siempre vinculado el día en que Cristo descansó. Porque su “obra es perfecta”; y “todo lo que Dios hace será perpetuo” Deuteronomio 32:4; Eclesiastés 3:14. Cuando se produzca “la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:21), el sábado de la creación, el día en que Cristo descansó en la tumba de José, será todavía un día de reposo y regocijo. El cielo y la tierra se unirán en alabanza, mientras “de día de reposo en día de reposo” (Isaías 66:23) las naciones de los salvos adorarán con gozo a Dios y al Cordero.

En los acontecimientos finales de la crucifixión se dieron nuevas pruebas del cumplimiento de la profecía y nuevos testimonios de la divinidad de Cristo. Cuando las tinieblas se alzaron de la cruz, y el Salvador hubo exhalado su clamor moribundo, inmediatamente se oyó otra voz que decía: “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”. Mateo 27:54.—El Deseado de Todas las Gentes, 714.

miércoles, mayo 30, 2012

Pensamiento Del Día

Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Lucas 4:16. 
¿Cómo podemos explicar la observancia del primer día de la semana por parte de la mayoría de los profesos cristianos, cuando la Biblia no ofrece autoridad para este cambio ni en los mandamientos ni en el ejemplo de Cristo o de sus seguidores? Podemos explicarlo por el hecho de que el mundo ha seguido las tradiciones de los seres humanos en vez de un “Así dice el Señor”. Esta ha sido la obra que Satanás trató de realizar: apartar a la gente de los mandamientos de Dios y llevarla a venerar y obedecer las tradiciones del mundo. Por medio de instrumentos humanos ha arrojado desprecio sobre el sábado de Jehová y lo ha estigmatizado como “el viejo sábado judío”.

Miles han repetido inconscientemente esta crítica como si fuera un argumento que tuviera mucho peso; pero han perdido de vista el hecho de que el pueblo judío fue elegido especialmente por Dios para ser los guardianes de su verdad, los observadores de su ley, los depositarios de sus oráculos sagrados. Recibieron los oráculos vivientes para dárnoslos. El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, ambos, nos llegaron por medio de los judíos. Cada promesa de la Biblia, cada rayo de luz que ha brillado sobre nosotros de la Palabra de Dios, ha venido por medio de la nación judía.

Cristo fue el dirigente de los hebreos cuando salieron de Egipto a Canaán. En unión con el Padre, Cristo proclamó la ley a los judíos en medio de los truenos del Sinaí, y cuando apareció en la tierra como hombre, vino como un descendiente de Abraham. ¿Usaremos el mismo razonamiento en cuanto a la Biblia y Cristo, y los rechazaremos porque son judíos, como se hace al rechazar el sábado del Señor? La institución del sábado está identificada íntimamente con los judíos como lo está la Biblia, y existe la misma razón para rechazar uno como para rechazar el otro. Pero el sábado no es judío en su origen. Fue instituido en el Edén antes de que hubiera un pueblo conocido como los judíos. El sábado fue hecho para toda la humanidad, y fue instituido en el Edén antes de la caída de Adán y Eva. El Creador lo llamó “mi día santo”. Cristo se proclamó a sí mismo como “el Señor del sábado”. Comenzando con la creación, es tan antiguo como la raza humana, y habiendo sido hecho para los seres humanos, existirá por tanto tiempo como ellos existan.—The Signs of the Times, 12 de noviembre de 1894.

martes, mayo 29, 2012

Pensamiento Del Día

Y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. Ezequiel 20:20. 
En el (capítulo 14) del Apocalipsis se exhorta a los seres humanos a que adoren al Creador; y la profecía expone a la vista una clase de personas que, como resultado del triple mensaje, guardan los mandamientos de Dios. Uno de esos mandamientos señala directamente a Dios como el Creador. El cuarto precepto declara: “El séptimo día es reposo para Jehová tu Dios... Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” Éxodo 20:10, 11.

“La importancia del sábado como institución conmemorativa de la creación consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe adorar a Dios”, porque él es el Creador y nosotros somos sus criaturas. “Por consiguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues enseña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra institución. El verdadero motivo del culto divino, no tan sólo del que se tributa en el séptimo día, sino de toda adoración, reside en la distinción existente entre el Creador y sus criaturas. Este hecho capital no perderá nunca su importancia ni debe caer nunca en el olvido”.—J. N. Andrews,History of the Sabbath, cap. 27.

Por eso, es decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente de la gente, instituyó Dios el sábado en el Edén, y mientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para que lo adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa para ello. Si el sábado se hubiese observado universalmente, los pensamientos y las inclinaciones de los humanos se habrían dirigido hacia el Creador como objeto de reverencia y adoración, y nunca habría habido un idólatra, un ateo o un incrédulo.

La observancia del sábado es señal de lealtad al verdadero Dios, “que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. Resulta pues que el mensaje que manda a los mortales adorar a Dios y guardar sus mandamientos, los ha de invitar especialmente a observar el cuarto mandamiento.—el Conflicto de los Siglos, 490, 491.

lunes, mayo 28, 2012

Pensamiento Del Día

Mas el día séptimo es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Deuteronomio 5:14. 
Junto al arca estaba Jesús, y cuando las oraciones de los santos llegaban a él, humeaba el incienso del incensario, y Jesús ofrecía a su Padre aquellas oraciones con el humo del incienso. Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la vara florecida de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban como las hojas de un libro. Jesús las abrió y vi en ellas los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios. En una tabla había cuatro, y en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria...

También vi que si Dios hubiese cambiado el día de reposo del séptimo al primer día, asimismo hubiera cambiado el texto del mandamiento del sábado, escrito en las tablas de piedra que están en el arca del Lugar Santísimo del Templo celestial, y diría así: El primer día es el día de reposo de Jehová tu Dios. Pero vi que decía lo mismo que cuando el dedo de Dios lo escribió en las tablas de piedra antes de entregarlas a Moisés en el Sinaí: “Mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios”. Éxodo 20:10. Vi que el santo sábado es, y será, el muro separador entre el verdadero Israel de Dios y los incrédulos, así como la institución más adecuada para unir los corazones de los queridos y esperanzados santos de Dios.

Vi que Dios tenía hijos que no echan de ver ni guardan el sábado. No han rechazado la luz referente a él. Y cuando empezó el tiempo de angustia, fuimos llenos del Espíritu Santo al salir a proclamar más plenamente el sábado.—Notas Biográficas de Elena G. de White, 110, 111.

domingo, mayo 27, 2012

Pensamiento Del Día

Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Juan 5:16, 17. 
En Jerusalén, donde el Salvador estaba ahora, vivían muchos de los sabios rabinos. Aquí enseñaban sus falsas ideas al pueblo respecto al sábado. Grandes muchedumbres venían a adorar al templo, y así las enseñanzas de los rabinos eran difundidas ampliamente. Cristo deseaba corregir esos errores. Esta es la razón por la cual sanó al hombre en día sábado, y le pidió que llevara su cama. Él sabía que este acto atraería la atención de los rabinos, y le daría a él la oportunidad de instruirlos. Y así resultó. Los fariseos trajeron a Cristo ante el Sanedrín, el principal concilio de los judíos, para responder al cargo de quebrantar el sábado. El Salvador declaró que su acción estaba de acuerdo con la ley del sábado.

Estaba en armonía con la voluntad y la obra de Dios. “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”, dijo Jesús. Dios obra continuamente para sostener todas las cosas vivas. ¿Había de cesar su obra en el sábado? ¿Debía Dios impedir que el sol cumpliese su función en el sábado? ¿Impediría que sus rayos calentaran la tierra y nutrieran la vegetación?

¿Debían los arroyos y las olas del mar detener su constante movimiento? ¿Debían el trigo y el maíz detener su continuo crecimiento, y los árboles y las flores dejar de florecer en sábado? La gente entonces perdería los frutos de la tierra, y las bendiciones que sostienen la vida. La naturaleza debía continuar su obra, o los mortales morirían. Y también ellos tenían una obra que hacer en este día. Las necesidades de la vida debían ser atendidas, los enfermos debían ser cuidados, las necesidades de los menesterosos debían ser suplidas. Dios no desea que sus criaturas sufran una hora de dolor que pueda ser aliviado en sábado o en cualquier otro día.

La obra del cielo nunca cesa, y nunca debemos descansar de hacer el bien. Lo que la ley nos prohíbe hacer en el día de descanso del Señor es nuestra propia obra. El trabajo para ganarnos la vida debe cesar. Ninguna labor para lograr provecho o placer mundano es lícita en este día. Pero el sábado no ha de ser usado en una actividad inútil. Así como Dios cesó en su obra creadora, y descansó en el sábado, también nosotros hemos de descansar. Nos pide que pongamos a un lado nuestras ocupaciones cotidianas, y dediquemos esas horas sagradas a un descanso saludable, al culto y a acciones santas.—Vida de Jesús, 103-105.