lunes, enero 31, 2011

Pensamiento Del Día

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he enseñado. Juan 14:26.
El Espíritu Santo siempre espera la oportunidad para hacer su obra en el corazón del creyente. Los que desean aprender pueden establecer una estrecha relación con Dios. Esto los hace acreedores de la promesa de que el Consolador les enseñará y hará recordar todas las cosas, y que Jesús va a cumplir lo que prometió a sus discípulos cuando estuvo en la tierra. Pero si dejamos de relacionarnos con Dios, no podremos seguir siendo alumnos en la escuela de Cristo. Como consecuencia, perderemos interés en las otras personas por las cuales él también murió.

Resultó muy difícil para los discípulos establecer la diferencia entre las lecciones de Cristo y las enseñanzas de los rabinos, escribas y fariseos. La formación que recibieron para respetarlas como la voz de Dios, fue un poder sobre su mente que moldeó su manera de pensar. Los discípulos no podrían vivir y hacer brillar la luz para que actuara sobre ellos, a menos que se liberaran de la influencia que ejercían los dichos y mandamientos humanos, y que las palabras de Cristo, con un mensaje diferente, fueran atesoradas en sus mentes y corazones como joyas preciosas, apreciadas y amadas.

Jesús vino al mundo, vivió una vida santa y murió para entregarle a su iglesia su legado precioso e invalorable. Hizo a sus discípulos depositarios de las doctrinas más preciosas para ponerlas en las manos de su iglesia, sin la mezcla de los errores y las tradiciones humanas. Se dio a conocer a sí mismo como la luz del mundo y el Sol de justicia. A ella le prometió el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviaría en su nombre.

“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” Juan 14:18. El Espíritu divino, prometido por el Redentor del mundo, es la presencia y el poder de Dios. El no dejará a su pueblo destituido de la gracia, para ser abofeteado por el enemigo de Dios y hostilizado por la opresión del mundo. El vendrá a ellos.—The Signs of the Times, 16 de noviembre de 1891.

domingo, enero 30, 2011

Pensamiento Del Día

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20.
Todos, desde el mayor hasta el menor, deben ser enseñados por Dios. Podemos ser instruidos por el hombre para ver claramente la verdad, pero sólo Dios puede enseñar para recibir la verdad salvadora, y para que las palabras de vida eterna sean atesoradas en corazones honestos y buenos. Pacientemente el Señor está esperando instruir a cada creyente sincero que desea ser enseñado. La dificultad no reside en el instructor, el mayor de todos los Maestros, sino en el aprendiz que, aferrándose a sus propias impresiones e ideas, no renuncia a las teorías humanas y tampoco está dispuesto a aprender con humildad. No permiten que su conciencias y sus corazones sean educados, disciplinados y adiestrados: como el granjero para labrar la tierra y el arquitecto para construir un edificio. “Somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios” 1 Corintios 3:9.

Cada uno debe ser labrado, moldeado y adaptado a la semejanza divina. Mi querido amigo, joven o anciano, Cristo dice: “Si no coméis la carne del Hijo de hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros; si no acepta las palabras de Cristo como las de un consejero suyo, no podrá dar a conocer su sabiduría ni su vida espiritual. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna... Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él” Juan 6:53-56. Cristo dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” v. 63.

Gracias al Espíritu, y al obrar por amor, los que investigan las Escrituras y con fervor buscan entenderla y aceptarla, además de experimentar la santificación que conduce al corazón de la verdad, también serán ayudados a tener la fe que purifica al creyente. Al alimentarse del Pan de la vida nutrirán todos los nervios y músculos espirituales.—Manuscript Releases 8:162, 163.

sábado, enero 29, 2011

Pensamiento Del Día

Así pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. 1 Corintios 6:1, 2.
Hermano P, usted pregunta si ha cometido el pecado que no tiene perdón en esta vida o en la venidera. Contesto que no veo la menor evidencia de que éste sea el caso. ¿En qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo? En atribuir voluntariamente a Satanás la obra del Espíritu Santo. Supongamos, por ejemplo, que uno presencia la obra especial del Espíritu de Dios. Tiene evidencia convincente de que la obra está en armonía con las Escrituras, y el Espíritu testifica a su espíritu que es de Dios. Pero más tarde, cae bajo la tentación—lo domina el orgullo, la suficiente propia, o alguna otra característica mala—y, rechazando toda la evidencia de su carácter divino, declara que lo que antes conoció como ser del Espíritu Santo era poder de Satanás.

Por medio de su Espíritu es como Dios obra en el corazón humano; y cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por medio del cual Dios puede comunicarse con ellos. Al negar la evidencia que a Dios le agradó darles, apagan la luz que había resplandecido en sus corazones, y como resultado son dejados en tinieblas. Así se cumplen las palabras de Cristo: “Mira pues, si la lumbre que en ti hay, es tinieblas” Lucas 11:35. Por un tiempo, las personas que han cometido este pecado pueden aparentar ser hijos de Dios; pero cuando se presentan circunstancias que han de desarrollar el carácter, y manifestar qué clase de espíritu las posee, se descubrirá que están en el terreno del enemigo, bajo su negro estandarte.

Hermano mío, el Espíritu le invita hoy. Acuda de todo corazón a Jesús. Arrepiéntase de sus pecados, haga su confesión a Dios, abandone toda iniquidad y podrá acogerse a sus promesas. “Mirad a mí, y sed salvos” (Isaías 45:22), es su misericordiosa invitación.—Joyas de los Testimonios 2:265, 266.

viernes, enero 28, 2011

Pensamiento Del Día

A cualquiera que dijera alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero. Mateo 12:32.
Precisamente antes de esto, Jesús había realizado por segunda vez el milagro de sanar a un hombre poseído, ciego y mudo, y los fariseos habían reiterado la acusación: “Por el príncipe de los demonios echa fuera demonios” Mateo 12:24. Cristo les dijo claramente que al atribuir la obra del Espíritu Santo a Satanás, se estaban separando de la fuente de bendición. Los que habían hablado contra Jesús, sin discernir su carácter divino, podrían ser perdonados; porque podían ser inducidos por el Espíritu Santo a ver su error y arrepentirse. Cualquiera que sea el pecado, si el alma se arrepiente y cree, la culpa queda lavada en la sangre de Cristo; pero el que rechaza la obra del Espíritu Santo se coloca donde el arrepentimiento no puede alcanzarle.

Es por el Espíritu Santo como Dios obra en el corazón. Cuando los hombre rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por el cual puede comunicarse con ellos. Cuando rechazan finalmente al Espíritu, no hay nada más que Dios pueda hacer por el alma.

No es Dios quien ciega los ojos y endurece los corazones de los hombres. Les manda luz para corregir sus errores, y conducirlos por sendas seguras; es por el rechazo de esta luz como los ojos se ciegan y el corazón se endurece. Con frecuencia esto se realiza gradual y casi imperceptiblemente. Viene luz al alma por la Palabra de Dios, por sus siervos, o por la intervención directa de su Espíritu; pero cuando un rayo de luz es despreciado, se produce un embotamiento parcial de las percepciones espirituales, y se discierne menos claramente la segunda revelación de la luz. Así aumentan las tinieblas hasta que anochece en el alma. Así había sucedido con estos dirigentes judíos. Estaban convencidos de que un poder divino acompañaba a Cristo, pero a fin de resistir a la verdad, atribuyeron la obra del Espíritu Santo al poder de Satanás. Al hacer esto, prefirieron deliberadamente el engaño; se entregaron a Satanás, y desde entonces fueron dominados por su poder.—El Deseado de Todas las Gentes, 289, 290.

jueves, enero 27, 2011

Pensamiento Del Día

Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. Mateo 12:31.
Escribo este mensaje a quienes anduvieron en la luz, tuvieron privilegios, recibieron advertencias y súplicas, y no hicieron ningún esfuerzo definido para darse a sí mismos en completa rendición a Dios. Esta aviso es para que ninguno, por temor de haber pecado contra el Espíritu Santo, quede a la deriva y sumergido en un letargo mortal, sin recibir perdón jamás. ¿Por qué permanecer en la escuela de Satanás siguiendo una dirección que imposibilita el arrepentimiento y la reforma? ¿Tiene sentido resistir las propuestas de su gracia? ¿Por qué dice: “Déjenme solo”, hasta que Dios sea forzado a darle lo que usted desea?

Los que resisten al Espíritu de Dios piensan que algún día se van a arrepentir y dar el paso para una reforma; pero el arrepentimiento está más allá de su poder. Según la luz y los privilegios concedidos, así será la oscuridad en la que se sumirán los que rechacen andar en la luz mientras tienen luz.

Nadie necesita considerar el pecado contra el Espíritu Santo como un asunto misterioso e indefinible. Es el continuo rechazo de las invitaciones de arrepentimiento. Si uno se niega a creer en Cristo como su salvador personal, tendrá oscuridad en lugar de luz, y gustará de la atmósfera que rodeó al primer gran apóstata. Si escoge ese ambiente en vez del medio que rodea al Padre y al Hijo, Dios respeta su decisión. Al considerar este tema, ninguno necesita desanimarse. No deje caer a los que se esfuerzan por hacer la voluntad del Maestro. Su esperanza es Dios. El Señor Jesús ha manifestado infinita consideración y aprecio por usted. Dejó la corte real y su trono para vestir su divinidad con la humanidad, y morir la vergonzosa muerte de cruz a fin de que usted pueda ser salvo.—The Review and Herald, 29 de junio de 1897.