martes, abril 05, 2011

Pensamiento Del Día

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1 Corintios 2:14. 
Las joyas de la verdad que habían permanecido esparcidas sobre el campo de la revelación, desgraciadamente fueron sepultadas por los dichos y mandamientos de las tradiciones humanas, a tal punto que la sabiduría celestial quedó prácticamente olvidada. Satanás ha tenido éxito en hacer creer que los hombres han conseguido grandes logros. El Señor Dios, Creador de todo, dio el evangelio al mundo a un costo infinito. Por este intermedio, el gozo y el manantial refrescante del alivio que imparte consuelo permanente, fue abierto para todos los que acuden a la fuente de la vida. Todavía hay filones de la verdad que están para ser descubiertos, sólo que los asuntos espirituales deben discernirse espiritualmente.

Las mentes entenebrecidas con el mal no pueden apreciar el valor de la verdad que está en Jesús. Cuando el hombre acaricia la iniquidad, no siente la necesidad de realizar diligentes esfuerzos con oración y reflexión para poder entender lo que necesita saber, a fin de no perder el cielo. Por tanto tiempo ha permanecido bajo las sombras del enemigo, que su concepción de la verdad se asemeja a la observación de un objeto visto a través de un vidrio ahumado e imperfecto. Por eso lo ve todo obscuro y pervertido. La visión espiritual es falible y no confiable para los que tratan de ver en medio de la penumbra por haber dado las espaldas a la luz.

Sin embargo, los que creen en Jesús, deben avanzar constantemente en pos de la luz. Tienen que orar diariamente para recibir la luz que mana del Espíritu Santo, para que ella brille sobre las páginas del Libro sagrado, a fin de que puedan comprender las cosas que pertenecen al Espíritu divino. Necesitamos confiar sin reservas en la Palabra de Dios. De otra manera estaremos perdidos. Las palabras de los hombres, por importantes que parezcan, no tienen el poder de hacernos perfectos ni habilitarnos para toda buena obra.

“Que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” 2 Tesalonicenses 2:13. Este texto revela los dos agentes que se unen para salvar al hombre: La influencia divina y la poderosa fe viviente que poseen los que siguen a Cristo. Mediante la santificación por el Espíritu y el creer en la verdad, llegaremos a ser colaboradores de Dios.—The Review and Herald, 1 de diciembre de 1891.

lunes, abril 04, 2011

Pensamiento Del Día

La exposición de tus palabras alumbra. Hace entender a los simples. Salmos 119:130. 
Hay a veces hombres de capacidad intelectual, mejorada por la educación y la cultura, que no alcanzan a comprender ciertos pasajes de la Escritura, mientras que otros que no tienen instrucción, cuyo entendimiento parece débil y cuya mente no está disciplinada, comprenden su significado y hallan fuerza y consuelo en aquello que los primeros consideran tedioso, o pasan por alto como si no tuviese importancia. ¿Por qué es esto? Me ha sido explicado que estos no confían en su propio entendimiento. Van a la fuente de la luz, Aquel que inspiró las Escrituras, y con humildad de corazón piden sabiduría a Dios, y la reciben. Hay minas de verdad que ha de descubrir todavía el investigador ferviente. Cristo representó la verdad por un tesoro oculto en el campo. No está en la misma superficie; debemos cavar para encontrarlo. Pero nuestro éxito no depende tanto de la capacidad intelectual como de nuestra humildad de corazón y de una fe que se vale de la ayuda divina.

Sin la dirección del Espíritu Santo, estaremos constantemente expuestos a torcer las Escrituras o a interpretarlas mal. La lectura de la Biblia muchas veces no reporta provecho, y hasta puede causar un daño positivo. Cuando la Palabra de Dios se abre sin reverencia ni oración, y los pensamientos y afectos no están fijos en Dios ni armonizan con su voluntad, el intelecto es enturbiado por la duda, y el escepticismo se fortalece con el estudio de la Biblia. El enemigo rige los pensamientos y sugiere interpretaciones que no son correctas.

Cuando los hombres no tratan de estar en armonía con Dios en sus palabras y acciones, por sabios que sean, están expuestos a errar en su comprensión de la Escritura, y es peligroso confiar en sus explicaciones. Cuando tratamos verdaderamente de hacer la voluntad de Dios, el Espíritu Santo toma los preceptos de su Palabra, hace de ellos los principios de la vida y los escribe en las tablas del alma. Son únicamente los que siguen la luz ya dada quienes pueden esperar recibir una mayor iluminación por parte del Espíritu.—Joyas de los Testimonios 2:309, 310.

domingo, abril 03, 2011

Pensamiento Del Día

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Juan 10:27.
Jesús espera que todos los que profesan ser sus soldados le sirvan. Confía en que usted pueda reconocer al enemigo a fin de ofrecerle resistencia, y que no le dé confianza traicionando así el cometido sagrado. El Señor lo ha puesto en una posición donde puede ser elevado y ennoblecido, y estar constantemente adquiriendo idoneidad para su obra. Si no tiene estas calificaciones, solo usted tiene la culpa.

Para guiarnos y hacernos capaces de orientar a otros, hay tres maneras por las cuales el Señor nos revela su voluntad. ¿Cómo podemos distinguir su voz de la de un extraño? ¿Cómo podemos discernir su voz de la de un falso pastor? Dios nos revela su voluntad en su Palabra, las Sagradas Escrituras. Su voz también se manifiesta en obras providenciales; y la reconoceremos al no separarnos de él para andar en nuestros caminos, haciendo según nuestra voluntad y siguiendo los impulsos de un corazón no santificado, hasta que los sentidos se hayan confundido de tal manera que no disciernan las cosas eternas, y la voz de Satanás esté de tal manera disfrazada que se la acepte como la voz de Dios.

Otra manera de oír la voz de Dios es por medio de las súplicas del Espíritu Santo, el cual hace sobre el corazón impresiones que se manifestarán en el carácter. Si está usted en duda acerca de algún asunto, debe consultar primero las Escrituras. Si empezó de veras la vida de la fe, se ha entregado al Señor para ser completamente suyo, y él lo ha tomado para amoldarlo según su propósito, a fin de que sea vaso de honra. Debe tener un ferviente deseo de ser orientado para seguirlo donde quiera que lo conduzca. Entonces confíe en que él realizará sus designios, y al mismo tiempo coopere con él obrando su propia salvación con temor y temblor. Si por experiencia todavía no ha aprendido a conocer la voz del buen Pastor, podrá hallar dificultades que lo pondrán en situación de duda y peligro. Usted debiera poder distinguir su voz.—Testimonios Selectos 4:156, 157.

sábado, abril 02, 2011

Pensamiento Del Día

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 1 Corintios 2:10.
Hay una gran obra que debe hacerse en nuestros días y no estamos en condiciones de captar la mitad de lo que Dios desea realizar en favor de su pueblo. Hablamos acerca del mensaje del primer ángel, y también del segundo, y hasta pretendemos creer que entendemos algo referente al mensaje del tercer ángel. Sin embargo, no tendríamos que conformarnos con lo que sabemos. Nuestras peticiones, mezcladas con fe y contrición, deberían ascender a Dios para que nos permita comprender los misterios que él está deseoso de dar a conocer a sus santos. Necesitaríamos entender que, a menos que seamos enseñados por el Espíritu Santo, nunca podremos comprender bien la Biblia, un libro sellado hasta para los eruditos que son sabios según su propia opinión.

Jesús sabía bien lo que quería decir cuando recomendó a sus discípulos que escudriñaran las Escrituras. Investigar quiere decir comparar un texto con otro, teniendo en cuenta que los asuntos espirituales deben considerarse con una mente espiritual. No deberíamos sentirnos satisfechos con un conocimiento superficial. Hay que explorar los tesoros escondidos, que permanecen ocultos bajo la superficie, del mismo modo como los mercaderes buscan las mejores perlas. Luz, abundante luz, será la recompensa que les aguarda a los que investigan la verdad con diligencia.

Pudiendo saber qué es la verdad, hay muchos que todavía no han descubierto las capacidades de su mente, ni se esfuerzan por adquirir la experiencia que les permita desarrollar al máximo su potencial para conocer la verdad. Es imposible que el Espíritu Santo descienda sobre usted, a menos que sienta la necesidad de recibirlo con un anhelo más intenso del que ahora tiene. Sepa que ya estamos viviendo en las fronteras del mundo eterno y, en consecuencia, Cristo vendrá pronto. Todo el cielo está interesado en el progreso de la obra de preparación de su iglesia para la venida.

Si alguna vez hubo un pueblo que necesitó prestar atención al Testigo fiel que aconsejó a la iglesia de Laodicea a ser celosa y a arrepentirse ante Dios, somos nosotros, quienes hemos recibido verdades estupendas para este tiempo pero no hemos vivido a la altura de los privilegios y las responsabilidades que se nos han confiado. Perdimos mucho por no haber vivido a la luz de las verdades solemnes que profesamos creer.—The Review and Herald, 4 de junio de 1889.

viernes, abril 01, 2011

Pensamiento Del Día

Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. Efesios 1:18. 
El apóstol Pablo suplica: “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza” Efesios 1:17-19. Sin embargo, la mente primero debe adaptarse a la naturaleza de la verdad a ser investigada. Los ojos del entendimiento también tienen que ser iluminados. Además, el intelecto y el corazón deben ponerse en armonía con Dios, que es la verdad.

El que contemple a Cristo con los ojos de la fe no verá gloria en sí mismo, por cuanto la que refleje su mente y corazón corresponderá a la gloria del Redentor. Siendo que la expiación fue realizada por su sangre, el gozo de la liberación del pecado conmoverá su corazón con gratitud. Al ser justificado por Jesús, el receptor de la verdad recibe el impulso de rendirse totalmente a Dios, y sólo entonces es admitido en la escuela de Cristo, para aprender del que es manso y humilde de corazón. Al difundirse el conocimiento del amor de Dios en el corazón, el creyente exclama: ¡Oh, que amor! ¡Qué condescendencia! Apropiado de las ricas promesas de fe, llega a ser participante de la naturaleza divina. Al vaciarse el corazón del yo, las aguas de vida fluyen hacia el interior y entonces la gloria del Señor brilla en él. Mediante la continua contemplación de Cristo, lo divino asimila lo humano. Así es como el creyente es transformado a su semejanza.

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria—de un carácter a otro—en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” 2 Corintios 3:18. El carácter humano se transforma a la semejanza divina. Son los ojos espirituales los que pueden discernir esta gloria. Permanece velada, encubierta en el misterio, hasta que el Espíritu Santo imparte discernimiento al creyente.—The Review and Herald, 18 de febrero de 1896.