lunes, noviembre 12, 2012

Pensamiento Del Día

El punto principal... es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos. Hebreos 8:1. 
Se presenta a Cristo Jesús como que está continuamente de pie ante el altar, ofreciendo momento tras momento el sacrificio por los pecados del mundo. Él es ministro del verdadero tabernáculo que el Señor levantó y no el hombre. Las sombras simbólicas del tabernáculo judío ya no tienen virtud alguna. No se necesita hacer más una expiación simbólica diaria y anual, pero es esencial el sacrificio expiatorio mediante un Mediador debido a que constantemente se cometen pecados. Jesús está oficiando en la presencia de Dios, ofreciendo su sangre derramada, como si hubiera sido un cordero [literal] sacrificado. Jesús presenta la oblación ofrecida por cada culpa y por cada falta del pecador.

Cristo, nuestro Mediador, y el Espíritu Santo están constantemente intercediendo en favor de la humanidad; pero el Espíritu no ruega por nosotros como lo hace Cristo, quien presenta su sangre derramada desde la fundación del mundo; el Espíritu actúa sobre nuestro corazón extrayendo oraciones y arrepentimiento, alabanza y agradecimiento. La gratitud que fluye de nuestros labios es el resultado de que el Espíritu hace resonar las cuerdas del alma con santos recuerdos que despiertan la música del corazón.

Los servicios religiosos, las oraciones, la alabanza y la contrita confesión del pecado ascienden de los verdaderos creyentes como incienso hacia el Santuario celestial; pero al pasar por los canales corruptos de la humanidad se contaminan tanto, que a menos que se purifiquen con sangre nunca pueden tener valor ante Dios. No ascienden con pureza inmaculada, y a menos que el Intercesor que está a la diestra de Dios presente y purifique todo con su justicia, no son aceptables ante Dios.

Todo el incienso que procede de los tabernáculos terrenales debe ser humedecido con las gotas purificadoras de la sangre de Cristo. Él sostiene ante el Padre el incensario de sus propios méritos, en el cual no hay mancha de contaminación terrenal. Él junta en el incensario las oraciones, las alabanzas y las confesiones de su pueblo, y con ellas pone su propia justicia inmaculada. Entonces asciende el incienso delante de Dios completa y enteramente aceptable, perfumado con los méritos de la propiciación de Cristo. Entonces se reciben bondadosas respuestas.

Ojalá que todos pudieran comprender que todo lo que hay en la obediencia, la contrición, la alabanza y el agradecimiento debe ser colocado sobre el resplandeciente fuego de la justicia de Cristo. La fragancia de esa justicia asciende como una nube alrededor del propiciatorio.—Comentario Bíblico Adventista 6:1077, 1078.

domingo, noviembre 11, 2012

Pensamiento Del Día

Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra... oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Apocalipsis 5:13.
La iglesia de Dios en la tierra es una con la iglesia de Dios en el cielo. Los creyentes en la tierra y los seres del cielo que nunca han caído constituyen una sola iglesia. Todo ser celestial está interesado en las asambleas de los santos que en la tierra se congregan para adorar a Dios en espíritu y en verdad y en la belleza de la santidad. En el atrio interior del cielo escuchan el testimonio que dan los testigos de Cristo en el atrio exterior de la tierra, y las alabanzas de los adoradores de este mundo hallan su complemento en la antífona celestial, y el loor y el regocijo repercuten por todos los atrios celestiales porque Cristo no murió en vano por los caídos hijos de Adán.

Mientras los ángeles beben en el manantial principal, los santos de la tierra beben los raudales puros que fluyen del trono y alegran la ciudad de nuestro Dios. ¡Ojalá que todos pudiesen comprender cuán cerca está el cielo de la tierra! Aun cuando los hijos nacidos en la tierra no lo saben, tienen ángeles de luz por compañeros; porque los mensajeros celestiales son enviados para ministrar a los que serán herederos de salvación.

Un testigo silencioso vela sobre toda alma tratando de ganarla y atraerla a Cristo. Los ángeles nunca dejan a los tentados que sean presa del enemigo que destruiría el alma de hombres y mujeres si se le permitiera. Mientras hay esperanza, hasta que los seres humanos resistan al Espíritu Santo para eterna ruina suya, son guardados por los seres celestiales.

Recordemos todos que en cada asamblea de los santos realizada en la tierra, hay ángeles de Dios escuchando los testimonios, los himnos y las oraciones. Recordemos que nuestras alabanzas quedan suplidas por los coros de las huestes angélicas en lo alto.

La imagen de Cristo, grabada sobre el corazón, será reflejada día tras día en el carácter y en la vida práctica, porque representamos a un Salvador personal. Se promete el Espíritu Santo a todos los que lo pidan. Cuando escudriñan las Escrituras, el Espíritu Santo está a su lado, representando a Jesucristo.

Si le abrimos la puerta a Jesús, vendrá y morará con nosotros. Nuestra fuerza siempre será reforzada por su representante presente, el Espíritu Santo.—The General Conference Bulletin, 15 de febrero de 1895. Ver Joyas de los Testimonios 3:32.

sábado, noviembre 10, 2012

Pensamiento Del Día

El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios. Salmos 50:23.
Todos los habitantes del cielo se unen para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes. Digamos con el salmista: “Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios mientras viva. Te alaben los pueblos oh Dios; todos los pueblos te alaben” Salmos 146:2; 67:5.

En su providencia Dios mandó a los hebreos que se detuvieran frente a la montaña junto al mar, con el fin de manifestar su poder al liberarlos y humillar señaladamente el orgullo de sus opresores. Hubiera podido salvarlos de cualquier otra forma, pero escogió este procedimiento para acrisolar la fe del pueblo y fortalecer su confianza en él. El pueblo estaba cansado y atemorizado; sin embargo, si hubieran retrocedido cuando Moisés les ordenó avanzar, Dios no les habría abierto el camino. Fue por la fe como “pasaron el Mar Rojo como por tierra seca”. Hebreos 11:29. Al avanzar hasta el agua misma, demostraron creer en la palabra de Dios dicha por Moisés. Hicieron todo lo que estaba a su alcance, y entonces el Poderoso de Israel dividió el mar para abrir un sendero para sus pies.

En esto se enseña una gran lección para todos los tiempos. A menudo la vida cristiana está acosada de peligros, y se hace difícil cumplir el deber. La imaginación concibe la ruina inminente delante, y la esclavitud o muerte detrás. No obstante, la voz de Dios dice claramente: “Avanza”. Debemos obedecer este mandato aunque nuestros ojos no puedan penetrar las tinieblas, y aunque sintamos las olas frías a nuestros pies. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán jamás ante un espíritu que se detiene y duda.

Los que postergan la obediencia hasta que toda sombra de incertidumbre desaparezca y no haya ningún riesgo de fracaso o derrota, no obedecerán nunca. La incredulidad nos susurra: “Esperemos que se quiten los obstáculos y podamos ver claramente nuestro camino”, pero la fe nos impele valientemente a avanzar esperándolo todo y creyéndolo todo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 294, 295.

viernes, noviembre 09, 2012

Pensamiento Del Día

Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra. Oseas 6:3.
Ustedes nunca deben separar a Cristo de su vida y su familia, y cerrar las puertas contra él por medio de palabras y acciones pecaminosas. Están los que profesan la verdad pero que descuidan la oración de familia. Pero, ¿cómo pueden aventurarse a ir al trabajo sin entregar el cuidado de su alma a su Padre celestial? Deben mostrar que confían en él. Deben consagrar a sus familias a Dios antes de salir de sus hogares.

Cada oración que ofrecen a Dios con fe, será seguramente oída y contestada por su Padre celestial. Cuando se le dijo a Abraham que fuera a un lugar que no conocía, en cada lugar donde colocaba su tienda, erigía un altar y ofrecía su oración matutina y vespertina; y el Señor dijo de Abraham: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”. Génesis 18:19.

Esta es la misma obra que debe ser hecha en cada familia, pero que es extrañamente descuidada. Deseemos vivir como a la vista de Dios en este mundo. Es de la mayor importancia que hagamos constantemente preparación aquí para la vida futura inmortal. Podremos tener la vida que se mide con la vida de Dios; si somos fieles, tendremos la herencia inmortal, un bien eterno; veremos al Rey en su hermosura; contemplaremos los encantos incomparables de nuestro bendito Salvador.

Debemos sentir la importancia de educar e instruir a nuestros hijos para que vean y aprecien la vida eterna. Su voluntad debe ser puesta en sujeción a la voluntad de Dios, y deben tratar constantemente de reprimir todo lo que sea malo en sus naturalezas. Si los padres y las madres desean que sus hijos sean semejantes a Cristo en disposición, deben darles el ejemplo. Todos sus actos deberían ser para darles, a ellos y a sus hijos, idoneidad para el cielo, y [se nos promete que] los padres tendrán ayuda especial en este asunto.

El Salvador desea que su gozo sea cumplido; por lo tanto, les dice que permanezcan en él, y él en ustedes. Abran la puerta de su corazón, y dejen entrar a Jesús y los brillantes rayos de su justicia. Nos ama con un amor que es inefable, y si en algún momento comienzan a temer por su salvación, que Jesús no lo ama, miren al Calvario.—The Review and Herald, 5 de agosto de 1890.

jueves, noviembre 08, 2012

Pensamiento Del Día

Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación. Isaías 33:2.
La historia de Jacob nos da además la seguridad de que [en el tiempo final de angustia] Dios no rechazará a los que han sido engañados, tentados y arrastrados al pecado, pero que hayan vuelto a él con verdadero arrepentimiento. Mientras Satanás trata de acabar con esta clase de personas, Dios enviará a sus ángeles para consolarlas y protegerlas en el tiempo de peligro.

Los asaltos de Satanás son feroces y resueltos, sus engaños terribles, pero el ojo de Dios descansa sobre su pueblo y su oído escucha su súplica. Su aflicción es grande, las llamas del horno parecen estar a punto de consumirlos; pero el Refinador los sacará como oro purificado por el fuego. El amor de Dios para con sus hijos durante el período de prueba más dura es tan grande y tan tierno como en los días de su mayor prosperidad; pero necesitan pasar por el horno de fuego; debe consumirse su mundanalidad, para que la imagen de Cristo se refleje perfectamente.

Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe capaz de soportar el cansancio, la demora y el hambre, una fe que no desmaye a pesar de las pruebas más duras. El tiempo de gracia les es concedido a todos con el fin de que se preparen para aquel momento. Jacob prevaleció porque fue perseverante y resuelto. Su victoria es prueba evidente del poder de la oración importuna. Todos los que se aferren a las promesas de Dios como lo hizo él, y que sean tan sinceros como él lo fue, tendrán tan buen éxito como él. Los que no están dispuestos a negarse a sí mismos, a luchar desesperadamente ante Dios y a orar mucho y con empeño para obtener su bendición, no lo conseguirán.

¡Cuán pocos cristianos saben lo que es luchar con Dios! ¡Cuán pocos son los que jamás suspiraron por Dios con ardor hasta tener como en tensión todas las facultades del alma! Cuando olas de indecible desesperación envuelven al suplicante, ¡cuán raro es verlo atenerse con fe inquebrantable a las promesas de Dios!

Los que sólo ejercitan poca fe, están en mayor peligro de caer bajo el dominio de los engaños satánicos y del decreto que violentará sus conciencias. Y aun en caso de soportar la prueba, en el tiempo de angustia se verán sumidos en mayor aflicción porque no se habrán acostumbrado a confiar en Dios. Las lecciones de fe que hayan descuidado, tendrán que aprenderlas bajo el terrible peso del desaliento.—el Conflicto de los Siglos, 678, 679.

miércoles, noviembre 07, 2012

Pensamiento Del Día

Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Juan 6:51.
El incienso que ascendía con las oraciones de Israel representaba los méritos y la intercesión de Cristo, su perfecta justicia, la cual por medio de la fe es acreditada a su pueblo, y es lo único que puede hacer aceptable ante Dios el culto de los seres humanos. Delante del velo del Lugar Santísimo había un altar de intercesión perpetua; y delante del Lugar Santo, un altar de expiación continua. Había que acercarse a Dios mediante la sangre y el incienso, pues estas cosas simbolizaban al gran Mediador, por medio de quien los pecadores pueden acercarse a Jehová, y por cuya intervención tan sólo puede otorgarse misericordia y salvación al alma arrepentida y creyente.

Mientras de mañana y de tarde los sacerdotes entraban en el Lugar Santo a la hora del incienso, el sacrificio diario estaba listo para ser ofrecido sobre el altar de afuera, en el atrio. Esta era una hora de intenso interés para los adoradores que se congregaban ante el tabernáculo. Antes de allegarse a la presencia de Dios por medio del ministerio del sacerdote, debían hacer un ferviente examen de su corazón y luego confesar sus pecados. Se unían en oración silenciosa, con los rostros vueltos hacia el Lugar Santo. Así sus peticiones ascendían con la nube de incienso, mientras la fe aceptaba los méritos del Salvador prometido, simbolizado por el sacrificio expiatorio.

Las horas designadas para el sacrificio matutino y vespertino se consideraban sagradas, y llegaron a observarse como momentos dedicados al culto por toda la nación judía. Y cuando en tiempos posteriores los judíos fueron diseminados como cautivos en distintos países, aún entonces, a la hora indicada, dirigían el rostro hacia Jerusalén y elevaban sus oraciones al Dios de Israel. En esta costumbre los cristianos tienen un ejemplo para su oración matutina y vespertina. Si bien Dios condena la mera ejecución de ceremonias que carezcan del espíritu de culto, mira con gran satisfacción a los que le aman y se postran de mañana y tarde para pedir el perdón de los pecados cometidos y las bendiciones que necesitan.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 366, 367.

martes, noviembre 06, 2012

Pensamiento Del Día

Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma. Salmos 143:8.
Cuando Dios dio a Jesús al mundo, incluyó todo el cielo en ese don. No nos lo dejó para retener nuestros defectos y deformidades de carácter, o para servirlo como mejor pudiéramos en la corrupción de nuestra naturaleza pecaminosa. Hizo provisión para que pudiéramos estar completos en su Hijo, no teniendo nuestra propia justicia, sino la justicia de Cristo. En Cristo, todo el almacén del conocimiento y de la gracia está a nuestra disposición; porque en él habita “corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Colosenses 2:9.

Cristo dio su vida por nosotros; somos su propiedad. “¿O ignoráis”, dice él, “que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. 1 Corintios 6:19, 20. Los hijos de Dios deben mostrar su amor por él, cumpliendo sus demandas, entregándose a él. Sólo entonces puede él usarlos en su servicio, para que otros, por medio de ellos, puedan discernir la verdad y regocijarse en ella.

Pero el pueblo de Dios está adormecido a su bien presente y eterno. El Señor les dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Isaías 60:1. Les desea que vayan a trabajar en unidad, en fe, en amor. Desea que la obra de reforma comience en el hogar, con los padres y las madres, y entonces la iglesia se dará cuenta de que el Espíritu Santo está trabajando. La influencia de esta obra se extenderá a través de la iglesia como la levadura. Los padres y las madres necesitan convertirse. No se han educado para formar y modelar los caracteres de sus hijos en forma conveniente.

Como ministros de Dios, queridos padres, deben usar los preciosos momentos de tiempo que quedan para hacer la obra que él les ha dejado. Dios desea que, por medio de métodos sabios en su hogar, instruyan a sus hijos para él. Aprendan de Jesús, sean hacedores de la Palabra...

Los niños necesitan que la religión sea algo atractivo, no repulsivo. La hora del culto familiar debería ser la más feliz del día. Que la lectura de las Escrituras esté bien elegida y que sea sencilla; que los niños se unan en el canto, y que las oraciones sean cortas y al punto... Consideren... que están en el servicio de Dios, que tienen acceso a Aquel que es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.—The Review and Herald, 18 de marzo de 1902.

lunes, noviembre 05, 2012

Pensamiento Del Día

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Mateo 7:24. 
Que los miembros de cada familia tengan siempre en cuenta que están íntimamente unidos con el cielo. El Señor tiene un interés especial en la familia de sus hijos terrenales. Los ángeles ofrecen el humo del fragante incienso de las oraciones de los santos. Por lo tanto, que en cada familia la oración ascienda hacia el cielo, tanto a la mañana como en la hora fresca de la puesta de sol, presentando delante del Señor los méritos del Salvador en favor de nosotros. Mañana y noche, el universo celestial toma nota de cada familia que ora.

Antes de salir de casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día. Acudan con humildad con un corazón lleno de ternura presintiendo las tentaciones y los peligros que les acechan a ustedes y a sus hijos, y por la fe aten a estos últimos al altar, solicitando para ellos el cuidado del Señor. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios...

En cada familia debería haber una hora fija para los cultos matutino y vespertino. ¿No conviene a los padres reunir en derredor suyo a sus hijos antes del desayuno para agradecer al Padre celestial por su protección durante la noche, y para pedirle su ayuda y cuidado durante el día? ¿No es propio también, cuando llega el anochecer, que los padres y los hijos se reúnan una vez más delante de Dios para agradecerle las bendiciones recibidas durante el día que termina?

El culto familiar no debiera ser gobernado por las circunstancias. No han de orar ocasionalmente y descuidar la oración en un día de mucho trabajo. Al hacer esto, inducen a sus hijos a considerar la oración como algo no importante. La oración significa mucho para los hijos de Dios, y las acciones de gracias debieran elevarse mañana y noche delante de Dios...

No pasemos por alto nuestras obligaciones hacia Dios al esforzarnos por atender la comodidad y felicidad de nuestros huéspedes. Ninguna consideración debería hacernos desatender la hora de la oración. No hablen ni se entretengan con otras cosas hasta el punto de estar todos demasiado cansados para gozar de un momento de devoción. Hacer esto es presentar a Dios una ofrenda imperfecta. Deberíamos presentar nuestras súplicas y elevar nuestras voces en alabanza feliz y agradecida, a una hora temprana de la noche, cuando podamos orar sin prisa e inteligentemente.—Conducción del Niño, 491-493.

domingo, noviembre 04, 2012

Pensamiento Del Día

Y por haber oído estos decretos, y haberlos guardado y puestos por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Deuteronomio 7:12.
Por alguna razón, a muchos padres les desagrada el dar instrucción religiosa a sus hijos; y los dejan obtener de la Escuela Sabática el conocimiento que es su privilegio y deber impartir. Estos padres no cumplen con la responsabilidad que se les ha impuesto: el dar a sus hijos una educación completa. Dios ordena hoy a su pueblo que críe a sus hijos en el nutrimento y la admonición del Señor...

Padres, sean sencillas las instrucciones que dan a sus hijos, y asegúrense de que las comprenden claramente. Las lecciones que aprenden de la Palabra de Dios deben presentarlas a su mente juvenil con tal claridad, que no puedan dejar de comprenderlas. Por medio de sencillas lecciones sacadas de la Palabra de Dios y de su propia experiencia, pueden enseñarles a conformar su vida a la norma más alta. Aun en la infancia y la adolescencia pueden aprender a vivir vidas llenas de reflexión y fervor, vidas que den una rica mies de bien.

Dios debe ser honrado en todo hogar cristiano con los sacrificios matutinos y vespertinos de oración y alabanza. Debe enseñarse a los niños a respetar y a reverenciar la hora de oración. Es deber de los padres cristianos levantar mañana y noche, por medio de oración ferviente y fe perseverante, un cerco en derredor de sus hijos.

En la iglesia del hogar los niños han de aprender a orar y a confiar en Dios. Enséñenles a repetir la ley de Dios. Así se instruyó a los israelitas acerca de los mandamientos: “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Deuteronomio 6:7.

Vengan con humildad, con un corazón lleno de ternura, con una comprensión de las tentaciones y los peligros que hay delante de ustedes mismos y de sus hijos; por la fe vincúlenlos al altar, suplicando el cuidado del Señor por ellos. Eduquen a los niños a ofrecer sus sencillas palabras de oración. Díganles que Dios se deleita en que lo invoquen.

¿Pasará por alto el Señor del cielo tales hogares, sin dejar una bendición en ellos? No, por cierto. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios. Ellos oyen las alabanzas ofrecidas y la oración de fe, y llevan las peticiones a Aquel que ministra en el Santuario en favor de su pueblo y ofrece sus méritos en su favor.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 104-106 (edición de 1991).

sábado, noviembre 03, 2012

Pensamiento Del Día

Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados. Salmos 40:5.
Deben enseñar a sus hijos a ser bondadosos, serviciales, accesibles a las súplicas y, sobre todo lo demás, respetuosos de las cosas religiosas, y deben sentir la importancia de los requerimientos de Dios. Se les debe enseñar a respetar la hora de la oración; se debe exigir que se levanten por la mañana para estar presentes en el culto familiar.

El padre, que es el sacerdote de su casa, debiera dirigir los cultos matutino y vespertino. No hay razón para que éste no sea el ejercicio más interesante y agradable de la vida hogareña, y Dios es deshonrado cuando se lo hace seco y tedioso. Sean cortas y animadas las reuniones del culto familiar. No permitan que sus hijos o cualquier otro miembro de la familia les tengan miedo por ser tediosos o faltos de interés. Cuando se lee un capítulo largo y se lo explica y se eleva una larga oración, este precioso servicio se hace cansador y es un alivio cuando termina.

 Los jefes de la familia debieran ocuparse especialmente de que la hora del culto sea sumamente interesante. Dedicándole algo de atención y cuidadosa preparación, cuando nos presentamos ante la presencia de Dios, el culto familiar podrá ser agradable y estará lleno de resultados que únicamente revelará la eternidad...

Elija el padre una porción de las Escrituras que sea interesante y fácil de entender; serán suficientes unos pocos versículos para dar una lección que pueda ser estudiada y practicada durante el día... Por lo menos debieran cantarse unas pocas estrofas de un himno animado, y la oración debe elevarse corta y al punto. El que dirige en oración no debiera orar por todas las cosas, sino que debiera expresar sus necesidades con palabras sencillas y su alabanza a Dios con gratitud.

Para despertar y fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia, mucho depende del uso que se haga de la hora del culto. Las horas del culto matutino y las del vespertino deberían ser las más dulces y útiles del día. Entiéndase que no deben interponerse a esa hora pensamientos inquietos y faltos de bondad; reúnanse los padres y los niños para encontrarse con Jesús y para invitar a los santos ángeles a estar presentes en el hogar.

 Los cultos deberían ser breves y llenos de vida, adaptados a la ocasión y variados. Todos deberían tener parte en la lectura de la Biblia, aprender y repetir a menudo la ley de Dios. Los niños tendrán más interés si a veces se les permite que escojan la lectura.—Conducción del Niño, 493, 494.

viernes, noviembre 02, 2012

Pensamiento Del Día

Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Filipenses 2:1, 2. 
Recuerdo bien cómo cuando estábamos viviendo en Carrol House [en Takoma Park, Maryland], cerca de la torre del agua, los jóvenes que trabajaban en el terreno del colegio se reunían en una gran sala en esta casa a las 5 y media cada mañana para el culto familiar. Al adorar a Dios juntos, sabíamos que el Espíritu Santo estaba entre nosotros.

Buscábamos al Señor con todo el corazón y él estaba muy cerca de nosotros. Presentábamos la promesa: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” Mateo 7:7 ¿No es esta seguridad lo suficientemente fuerte? Llevábamos esta promesa con nosotros al lugar de oración, pidiendo al Señor que nos guiara y dirigiera en la obra que se iba a hacer aquí... Si alguno de ustedes tiene una fe débil, recuerde que es porque no trabaja sobre el lado positivo. De nada nos vale pensar que podemos llevar adelante la gloriosa obra de Dios sin una fe fuerte e inquebrantable. El mundo está llegando a ser rápidamente como fue en los días de Noé. Satanás está trabajando con esfuerzos intensos, sabiendo que le queda poco tiempo. La maldad prevalece en una forma espantosa. El pueblo de Dios es apenas un puñado comparado con los impíos, y sólo podremos obtener éxito en la medida en que cooperemos con los ángeles celestiales, quienes irán delante de todos los que avanzan para hacer lo que Dios ha dicho que debe ser hecho...

Cuando pienso en todo lo que Dios ha hecho por nosotros, digo: “Alabado sea Dios, de quien fluyen todas las bendiciones”. Mientras se abre la obra en varios lugares, que siempre podamos recordar que tenemos que tirar en forma pareja. Los que se han educado a sí mismos para permanecer sobre el lado negativo, deberían arrepentirse y convertirse sin demora... Recuerden que cuando permanecen sobre el lado negativo, acusando y condenando, dan lugar a las agencias del poder de las tinieblas. Tiene que gastarse un tiempo precioso luchando contra esas agencias, porque hubo quienes rehusaron colocarse en el lado positivo...

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria” Filipenses 2:3. Satanás está detrás de toda contienda y vanagloria. Abandonemos su compañía y permanezcamos con los que dicen: “La victoria es para nosotros, y nos aferraremos al brazo de la omnipotencia”.—The Review and Herald, 15 de junio de 1905.

jueves, noviembre 01, 2012

Pensamiento Del Día

De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos los días. Salmos 90:14.
Si los hijos de Dios quisieran reconocer cómo los trata él y aceptasen sus enseñanzas, sus pies hallarían una senda recta, y una luz los conduciría a través de la oscuridad y el desaliento. David aprendió sabiduría de la manera en que Dios lo trató, y se postró con humildad bajo el castigo del Altísimo. La descripción fiel que de su verdadero estado hizo el profeta Natán, le dio a conocer a David sus propios pecados y le ayudó a desecharlos. Aceptó mansamente el consejo y se humilló delante de Dios. “La ley de Jehová”, exclamó él, “es perfecta, que convierte el alma”. Salmos 19:7.

Los pecadores que se arrepienten no tienen motivo para desesperar porque se les recuerden sus transgresiones y se los amoneste acerca de su peligro. Los mismos esfuerzos hechos en su favor demuestran cuánto los ama Dios y desea salvarlos. Ellos sólo deben pedir su consejo y hacer su voluntad para heredar la vida eterna. Dios presenta a su pueblo que yerra los pecados que comete con el fin de que vea su enormidad según la luz de la verdad divina. Entonces, su deber es renunciar a ellos para siempre.

Dios es hoy tan poderoso para salvar del pecado como en los tiempos de los patriarcas, de David y de los profetas y apóstoles. La multitud de casos registrados en la historia sagrada, en los cuales Dios libró a su pueblo de sus iniquidades, deben hacer sentir al cristiano de esta época el anhelo de recibir instrucción divina y celo para perfeccionar un carácter que soportará la detenida inspección del juicio.

La historia bíblica sostiene al corazón que desmaya con la esperanza de la misericordia divina. No necesitamos desesperarnos cuando vemos que otros lucharon con desalientos semejantes a los nuestros, o que cayeron en tentaciones como nosotros, pues aun así recobraron sus fuerzas y recibieron bendición de Dios. Las palabras de la inspiración consuelan y alientan al alma que yerra.

Aunque los patriarcas y los apóstoles estuvieron sujetos a las flaquezas humanas, por la fe obtuvieron buen renombre, pelearon sus batallas con la fuerza del Señor y vencieron gloriosamente. Así también podemos nosotros confiar en la virtud del sacrificio expiatorio y ser vencedores en el nombre de Jesús. La humanidad fue humanidad en todas partes del mundo, desde el tiempo de Adán hasta la generación actual; y a través de todas las edades el amor de Dios no tiene parangón.—Joyas de los Testimonios 1:442, 443.