sábado, marzo 31, 2012

Pensamiento Del Día

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2.
Muchos, en vez de consagrar sus medios al servicio de Dios, consideran su dinero como suyo propio y dicen que tienen el derecho a usarlo como les plazca. Al igual que los habitantes del mundo de los días de Noé, usan los dones de Dios para su propio servicio. Aun algunos que profesan conocer y amar al Señor hacen esto. Dios les ha revelado su voluntad. Los ha invitado a que le entreguen todo lo que tienen, pero el amor al mundo ha pervertido su voluntad y endurecido su corazón. No quieren obedecer a Aquel a quien deben todo lo que poseen. Sin hacer caso de su llamado, estrechan sus tesoros entre sus brazos, olvidándose de que el Dador tiene alguna demanda sobre ellos. De esa manera las bendiciones dadas por Dios se convierten en una maldición, porque se hace un mal uso de los medios.

Cristo entendió el peligro del amor al dinero, porque dijo: “¡Cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas!” Marcos 10:24... Hoy día nos invita a que demos una atención concienzuda a nuestros intereses eternos. Quiere que subordinemos cada interés terrenal a su servicio. “Porque, ¿qué aprovechará al hombre”, pregunta Jesús, “si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” Mateo 16:26.

El derecho de Dios a nuestro servicio se mide por el sacrificio infinito que hizo para nuestra salvación. “Mirad cual amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. 1 Juan 3:1. Por amor a nosotros, Jesús vivió una vida de tristeza y privaciones. Él era puro y santo, y sin embargo sobre él fue puesta la iniquidad de todos nosotros... Con un toque de su mano curó a los enfermos, y con todo sufrió fuerte dolor corporal. Expulsó a demonios con una palabra, y libró a los que estaban atados por las tentaciones de Satanás; y sin embargo le asaltaron tentaciones como nunca asaltaron a ninguno. Levantó a los muertos por su poder, y sin embargo sufrió la agonía de la muerte más terrible.

Todo esto lo sufrió Cristo por nosotros. ¿Qué le estamos dando en cambio? Él, la Majestad del cielo, se sometió pacientemente a la burla y al insulto... ¿Consideraremos demasiado grande algún sacrificio? ¿Vacilaremos en rendir a Dios un culto racional?—The Signs of the Times, 21 de enero de 1897.

viernes, marzo 30, 2012

Pensamiento Del Día

Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:12, 13.
Hay muchos que profesan ser cristianos y no están unidos con Cristo. Su vida diaria y su espíritu dan testimonio de que Cristo, la esperanza de la gloria, no mora en ellos. No se puede depender de ellos, ni confiar en ellos. Están ansiosos por reducir su servicio al mínimo de esfuerzo y al mismo tiempo obtener el máximo de salario. El nombre “siervo” se aplica a toda persona, pues todos lo somos, y nos convendrá ver a qué molde nos conformamos. ¿Es al de la infidelidad o al de la fidelidad?

¿Están los siervos generalmente dispuestos a hacer todo lo que pueden? ¿No es más bien costumbre prevaleciente deslizarse por el trabajo tan rápida y fácilmente como sea posible y obtener el salario al menos costo posible? El fin no es ser tan cabal como se pueda, sino obtener una remuneración. Los que profesan ser siervos de Cristo no deberían olvidar el precepto del apóstol Pablo: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. Colosenses 3:22-24.

Los que entran en la obra como “siervos del ojo” hallarán que su trabajo no puede resistir la inspección de los mortales o de los ángeles. Lo esencial para el éxito en el trabajo es el conocimiento de Cristo; pues este conocimiento dará sanos principios de rectitud, e impartirá un espíritu noble, abnegado, como el de nuestro Salvador a quien profesamos servir. La fidelidad, la economía, el cuidado y la prolijidad debieran caracterizar todo nuestro trabajo, ya sea en la cocina, el taller, las oficinas de las casas editoras, el sanatorio, el colegio o dondequiera estemos ubicados en la viña del Señor. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Lucas 16:10.—Mensajes para los Jóvenes, 227, 228.

jueves, marzo 29, 2012

Pensamiento Del Día

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Lucas 16:10.
El carácter es poder. El testimonio silencioso de una vida sincera, abnegada y piadosa, tiene una influencia casi irresistible. Al revelar en nuestra propia vida el carácter de Cristo, cooperamos con él en la obra de salvar almas. Podemos cooperar con él solamente revelando en nuestra vida su carácter. Y cuanto más amplia es la esfera de nuestra influencia, mayor bien podemos hacer. Cuando los que profesan servir a Dios sigan el ejemplo de Cristo practicando los principios de la ley en su vida diaria; cuando cada acto dé testimonio de que aman a Dios más que todas las cosas y a su prójimo como a sí mismos, entonces la iglesia tendrá poder para conmover al mundo.

Pero nunca ha de olvidarse que la influencia no ejerce menos poder para el mal. Perder la propia alma es algo terrible, pero ser la causa de la pérdida de otras almas es más terrible aún. Resulta espantoso pensar que nuestra influencia pueda ser un sabor de muerte para muerte; no obstante, es posible. Muchos de los que profesan recoger con Cristo, están alejando a otros de él. Por esto la iglesia es tan débil. Muchos se permiten criticar y acusar a otros libremente. Al dar expresión a las suspicacias, los celos y el descontento, se convierten en instrumentos de Satanás. Antes de que se den cuenta de lo que están haciendo, el adversario ha logrado por medio de ellos su propósito. La impresión del mal ha sido hecha, la sombra ha sido arrojada, las flechas de Satanás han dado en el blanco. La desconfianza, la incredulidad y un escepticismo absoluto han hecho presa de los que de otra manera hubieran aceptado a Cristo.

Entre tanto, los siervos de Satanás miran complacidos a aquellos a quienes han conducido al escepticismo, y que hoy están endurecidos contra la reprensión y la súplica. Se jactan de que en comparación con esas almas, ellos son virtuosos y justos. No se dan cuenta de que estos pobres náufragos del carácter son la obra de sus propias lenguas irrefrenadas y de su rebelde corazón. Mediante su propia influencia han caído esas almas tentadas.

Así la frivolidad, la complacencia propia y la descuidada indiferencia de los profesos cristianos están apartando a muchas almas del camino de la vida. Son muchos los que temerán encontrarse ante el tribunal de Dios con los resultados de su influencia.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 275, 276.

miércoles, marzo 28, 2012

Pensamiento Del Día

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención... Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:30, 32.
La vida de Cristo era de una influencia siempre creciente, sin límites; una influencia que lo ligaba a Dios y a toda la familia humana. Por medio de Cristo, Dios ha investido a los hombres y a las mujeres de una influencia que les hace imposible vivir para sí. Estamos individualmente vinculados con nuestros semejantes, somos una parte del gran todo de Dios y nos hallamos bajo obligaciones mutuas. Nadie puede ser independiente de sus prójimos, pues el bienestar de cada uno afecta a los demás. Es el propósito de Dios que cada uno se sienta necesario para el bienestar de los otros y trate de promover su felicidad.

Cada alma está rodeada de una atmósfera propia, de una atmósfera que puede ser cargada del poder vivificante de la fe, el valor y la esperanza, y endulzada por la fragancia del amor. O puede ser pesada y fría por causa de la bruma del descontento y el egoísmo, o estar envenenada por la contaminación fatal de un pecado acariciado. Toda persona con la cual nos relacionamos queda, consciente o inconscientemente, afectada por la atmósfera que nos rodea.

Es ésta una responsabilidad de la que no nos podemos librar. Nuestras palabras, nuestros actos, nuestro vestido, nuestra conducta, hasta la expresión de nuestro rostro, tienen influencia. De la impresión así hecha dependen resultados para bien o para mal que nadie puede medir. Cada impulso impartido de ese modo es una semilla sembrada que producirá su cosecha. Es un eslabón de la larga cadena de acontecimientos humanos, que se extiende hasta no sabemos dónde.

Si por nuestro ejemplo ayudamos a otros a desarrollar buenos principios, les damos poder para hacer el bien. Ellos a su vez ejercen la misma influencia sobre otros, y éstos sobre otros más. De este modo, miles pueden ser bendecidos por nuestra influencia inconsciente.

Arrojen una piedrecita al lago, y se formará una onda, y otra y otra, y a medida que crecen éstas, el círculo se agranda hasta que llega a la costa misma. Lo mismo ocurre con nuestra influencia. Más allá del alcance de nuestro conocimiento o dominio, obra en otros como una bendición o una maldición.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 274, 275.

martes, marzo 27, 2012

Pensamiento Del Día

Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Efesios 4:29.
Como seguidores de Cristo hemos de hacer que nuestras palabras sean motivos de ayuda y ánimo mutuos en la vida cristiana. Necesitamos hablar mucho más de lo que solemos de los capítulos preciosos de nuestra experiencia. Debiéramos hablar de la misericordia y la amante bondad de Dios, de la incomparable profundidad del amor del Salvador. Nuestras palabras debieran ser palabras de alabanza y agradecimiento. Si la mente y el corazón están llenos del amor de Dios, éste se revelará en la conversación.

No será un asunto difícil impartir aquello que forma parte de nuestra vida espiritual. Los grandes pensamientos, las nobles aspiraciones, las claras percepciones de la verdad, los propósitos altruistas, los anhelos de piedad y santidad, llevarán fruto en palabras que revelarán el carácter del tesoro del corazón. Cuando Cristo sea así revelado por nuestras palabras, éstas poseerán poder para ganar almas para él.

Hemos de hablar de Cristo a quienes no lo conocen. Hemos de obrar como lo hizo Cristo. Doquiera él estuviera: en la sinagoga, junto al camino, en un bote algo alejado de la tierra, en el banquete del fariseo o en la mesa del publicano, hablaba a la gente de las cosas concernientes a la vida superior. Relacionaba la naturaleza y los acontecimientos de la vida diaria con las palabras de verdad. El corazón de sus oyentes era atraído hacia él; porque él había sanado a sus enfermos, había consolado a los afligidos, y, tomando a sus niños en sus brazos, los había bendecido. Cuando él abría los labios para hablar, la atención se concentraba en él, y cada palabra era sabor de vida para vida para algún alma.

Así debe ser con nosotros. Doquiera estemos, hemos de procurar aprovechar las oportunidades que se nos presentan para hablar a otros del Salvador. Si seguimos el ejemplo de Cristo en hacer el bien, los corazones se nos abrirán como se le abrían a él. No bruscamente, sino con tacto impulsado por el amor divino, podremos hablarles de Aquel que es “señalado entre diez mil”, y “todo él codiciable”. Cantares 5:10, 16. Esta es la obra suprema en la cual podemos emplear el talento del habla. Dicho talento nos ha sido dado para que podamos presentar a Cristo como el Salvador que perdona el pecado.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 273, 274.

lunes, marzo 26, 2012

Pensamiento Del Día

Orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra la puerta de la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar. Colosenses 4:3, 4.
Dios no ha dado los talentos caprichosamente. Él, quien conoce todas las cosas, quien está familiarizado con cada uno, le ha dado a cada persona su obra. Aquellos a quienes les ha confiado mucho no deben jactarse, porque lo que poseen no es suyo; se lo ha prestado a prueba, y cuanto más grande el don, mayores intereses se requieren. Día tras día Dios está probando a hombres y a mujeres para ver si lo van a reconocer como el Dador de todo lo que tienen. Observa para ver si demuestran ser dignos de las riquezas eternas. El uso que hacen de sus dones preciosos decide su destino para la eternidad.

De todos los dones que Dios le ha concedido a sus hijos, ninguno es capaz de ser una bendición mayor que el don del habla. Con la voz convencemos y persuadimos; con ella oramos y alabamos a Dios; y con ella hablamos a otros del amor del Redentor. Dios quiere que consagremos este don a su servicio, hablando sólo palabras tales que ayuden a los que están a nuestro alrededor. Y si Cristo reina en nuestro corazón, nuestras palabras revelarán la pureza, bondad y fragancia de un carácter moldeado y amoldado por él. Pero si estamos bajo la dirección del enemigo de todo lo bueno, nuestras palabras reflejarán sus conceptos. Vigile bien sus palabras. Consagre su don del habla al servicio de Dios, porque un día lo requerirá de sus manos.

Cada uno de nosotros ejerce una influencia sobre aquellos con los cuales entramos en contacto. Esa influencia la tenemos de Dios, y somos responsables por la forma en que la usamos. Dios desea que se ponga del lado de la verdad, pero queda con cada uno de nosotros decidir si nuestra influencia será pura y elevadora, o si actuará como una malaria venenosa. Los que son participantes de la naturaleza divina ejercen una influencia que es semejante a la de Cristo. Santos ángeles los asisten en su camino, y todos aquellos con los cuales entran en contacto reciben ayuda y bendición. Pero los que no reciben a Cristo como su Salvador personal, no pueden influir en otros para bien. Ésos pierden toda esperanza de la vida eterna, y por medio de su ejemplo extravían a otros. Vigilen bien su influencia; es “su culto racional”, para colocarla en el lado del Señor.—The Signs of the Times, 21 de enero de 1897.

domingo, marzo 25, 2012

Pensamiento Del Día

Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado. Isaías 50:4.
En derredor nuestro hay almas afligidas. En cualquier parte podemos encontrarlas. Busquémoslas y digámosles una palabra oportuna que las consuele. Seamos siempre canales por donde fluyan las refrigerantes aguas de la compasión.

En todas nuestras relaciones hemos de tener presente que en la experiencia ajena hay capítulos sellados en que no penetran las miradas de los mortales. En las páginas del recuerdo hay historias tristes que son inviolables para los ojos ajenos. Hay consignadas allí largas y rudas batallas libradas en circunstancias críticas, tal vez dificultades de familia que día tras día debilitan el ánimo, la confianza y la fe. Los que pelean la batalla de la vida contra fuerzas superiores pueden recibir fortaleza y aliento merced a menudas atenciones que sólo cuestan un esfuerzo de amor. Para ellos, el fuerte apretón de mano de un amigo verdadero vale más que el oro y la plata. Las palabras de bondad son tan bien recibidas como las sonrisas de ángeles.

Hay muchedumbres que luchan con la pobreza, obligadas a trabajar arduamente por modestos salarios, que alcanzan apenas a satisfacer las necesidades primarias de la vida. Los afanes y las privaciones, sin esperanza de mejora, hacen muy pesadas sus cargas. Cuando a esto se añaden los dolores y la enfermedad, la carga resulta casi insoportable. Oprimidos y agobiados, no saben dónde buscar alivio. Simpatícese con ellos en sus pruebas, sus congojas y sus desengaños. Esto abrirá camino para ayudarlos. Hábleseles de las promesas de Dios, órese con ellos y por ellos, infúndaseles esperanza...

Cooperen con él [el Señor]. Mientras la desconfianza y la desunión llenan el mundo, tócales a los discípulos de Cristo revelar el espíritu que reina en los cielos. Hablen como él hablaría, obren como él obraría. Revelen continuamente la dulzura de su carácter. Revelen aquellos tesoros de amor que son la base de todas sus enseñanzas y de todo su trato con la humanidad. En colaboración con Cristo, los obreros más humildes pueden pulsar cuerdas cuyas vibraciones se percibirán hasta en los confines de la tierra y harán oír sus melodías por los siglos de la eternidad.—El Ministerio de Curación, 115, 116.

sábado, marzo 24, 2012

Pensamiento Del Día

Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre. Salmos 45:2.
Mediante un esfuerzo diligente todos pueden adquirir la habilidad de leer inteligiblemente y hablar en un tono de voz fuerte, claro, sonoro, de un modo distinto e impresionante. Haciendo esto podemos aumentar grandemente nuestra eficiencia como obreros de Cristo.

Todo cristiano está llamado a dar a conocer a otros las inescrutables riquezas de Cristo; por lo tanto, debiera procurar la perfección en el habla. Debiera presentar la Palabra de Dios de un modo que la recomiende a sus oyentes. Dios no desea que sus intermediarios sean incultos. No es su voluntad que los seres humanos rebajen o degraden la corriente celestial que fluye por medio de él al mundo.

Debiéramos mirar a Jesús, el Modelo perfecto; debiéramos orar por la ayuda del Espíritu Santo, y con su fuerza tratar de educar todo órgano para hacer una obra perfecta.

Esto es especialmente cierto con respecto a quienes son llamados al ministerio público. Todo ministro y todo maestro deben recordar que están dando a la gente un mensaje que encierra intereses eternos. La verdad que prediquen los juzgará en el gran día del ajuste final de cuentas. Y en el caso de algunas almas, el modo en que se presente el mensaje determinará su recepción o rechazamiento. Entonces, háblese la palabra de tal manera que despierte el entendimiento e impresione el corazón. Lenta, distinta y solemnemente debiera hablarse la palabra, y con todo el fervor que su importancia requiere.

La debida cultura y el uso de la facultad del habla es parte de todo ramo de servicio cristiano; entra en la vida familiar y en toda nuestra relación mutua. Hemos de acostumbrarnos a hablar en tonos agradables, a usar un lenguaje puro y correcto, y palabras bondadosas y corteses. Las palabras dulces, amables, son como el rocío y la suave lluvia para el alma. La Escritura dice de Cristo que la gracia fue derramada en sus labios, para que pudiera “hablar en sazón palabra al cansado”. Salmos 45:2; Isaías 50:4. —Palabras de Vida del Gran Maestro, 270, 271.

viernes, marzo 23, 2012

Pensamiento Del Día

Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Mateo 25:16, 17.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. El precio del rescate fue pagado por cada hijo e hija de Adán, y [el hecho] de que los que han sido rescatados por la sangre preciosa de Cristo rehúsan ser leales a él, no los protegerá de la retribución que vendrá sobre en ellos en el último día. Tendrán que responder por su descuido en usar los talentos que le fueron confiados por el Maestro. Tendrán que responder por sus oprobios contra su Hacedor y Redentor, y por lo que le sustrajeron a Dios, retirando sus talentos de su servicio y enterrando en la tierra los bienes de su Señor.

La familia humana está compuesta de agentes morales responsables, y desde el más alto y más dotado hasta el más bajo y más humilde, todos están dotados con los bienes del cielo. El tiempo es un talento confiado por Dios, y debe ser empleado diligentemente en el servicio de Cristo. La influencia es un don de Dios, y debe ejercerse para promover los propósitos más elevados y nobles. Cristo murió en la cruz del Calvario para que toda nuestra influencia pudiera usarse para levantarlo ante un mundo que perece. Los que contemplan a la Majestad del cielo muriendo en la cruz por sus transgresiones, valorarán su influencia sólo cuando atraiga a hombres y a mujeres a Cristo, y la usarán sólo para ese propósito. El intelecto es un talento que se nos ha confiado. La simpatía y el afecto son talentos que deben ser protegidos y mejorados de manera sagrada para que podamos prestar servicio a Aquel de quien somos su posesión adquirida.

Todo lo que somos o podemos ser pertenece a Dios. La educación, la disciplina y las habilidades en cualquier especialidad debieran usarse para él... Ya sea que la cantidad confiada sea grande o pequeña, el Señor requiere que sus dueños hagan lo mejor que puedan. No es la cantidad que se nos ha confiado o la mejora hecha lo que les da a hombres y a mujeres la aprobación del cielo, sino que lo que trae la bendición divina es la fidelidad, la lealtad a Dios, el servicio prestado con amor. “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21) Esta recompensa de gozo no espera hasta que entremos en la ciudad de Dios, sino que el siervo fiel tiene un goce anticipado de ella aun en esta vida.—The Signs of the Times, 23 de enero de 1893.

jueves, marzo 22, 2012

Pensamiento Del Día

Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Mateo 25:14, 15.
Que la obra que necesita ser hecha no espere por la ordenación de ministros. Si no hay ministros para emprender la obra, que hombres y mujeres inteligentes, sin pensar en cómo pueden acumular la mayor parte de bienes, se establezcan en esas ciudades y pueblos, y eleven el estandarte de la cruz usando el conocimiento que han obtenido en ganar almas para la verdad.

El conocimiento de la verdad es demasiado precioso para ser amontonado, y atado y escondido en la tierra. Aun el único talento que nos confió el Maestro debe ser empleado fielmente también para ganar otros talentos. ¿Dónde están los hombres y las mujeres que han sido refrescados con los ricos manantiales de bendiciones que descienden del trono de Dios? Que se pregunten qué es lo que han hecho para comunicar esta luz a los que no han tenido las mismas ventajas. ¿Cómo estarán en el juicio, cuando se escudriñe cada motivo, quienes han sido negligentes en usar sus talentos? El Maestro celestial ha encomendado talentos a cada uno de sus siervos. “A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad”.

Dios no ha dado talentos tan sólo a unos pocos, sino que a cada uno le ha encomendado algún don particular para que lo use en su servicio. Muchos a quienes el Señor le ha dado talentos preciosos han rechazado emplearlos para el adelanto del reino de Dios; no obstante, están bajo la obligación a Dios por su uso de los dones. Cada uno, ya sea que sirva a Dios o se complazca a sí mismo, es un poseedor de algún depósito, cuyo uso apropiado traerá gloria a Dios y cuyo uso pervertido robará al Dador. El que los poseedores de talentos no reconozcan las demandas de Dios sobre ellos, no los hace menos culpables. Si durante su vida eligen permanecer bajo la bandera negra del príncipe de las tinieblas, Cristo no los confesará en el día del ajuste final de cuentas.—The Signs of the Times, 23 de enero de 1893.

miércoles, marzo 21, 2012

Pensamiento Del Día

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Apocalipsis 22:12.
El Señor Jesús escudriñará cada talento, y esperará el interés en proporción a la cantidad de capital confiado. Por su propia humillación y agonía, Cristo ha pagado el precio de compra para nuestra salvación, y tiene derecho a nuestro servicio. El mismo nombre de siervo implica el hacer una tarea, el asumir una responsabilidad. Todas nuestras capacidades, todas nuestras oportunidades, nos han sido confiadas para que las desarrollemos sabiamente, para que Cristo pueda recibir lo que es suyo con intereses.

El Maestro celestial que ascendió a lo alto llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres y a las mujeres, tesoros divinos de verdad que deben presentarse a todo el mundo. ¿Qué uso estamos haciendo individualmente de esos dones, de esos talentos que tenemos en nuestras manos? ¿Somos semejantes al siervo malo y negligente, enterrando esos talentos en el mundo, donde no producen intereses para Dios? Nos incumbe a todos, con esmerada fidelidad, aprovechar los talentos que nos fueron confiados; porque los talentos aumentarán a medida que se usen para el bien de la humanidad y la gloria de Dios.

Cada alma debería buscar primero el reino de Dios y su justicia. No debemos consumir toda la fuerza del cerebro, de los huesos y los músculos en intereses terrenales egoístas, porque si lo hacemos, ponemos en peligro nuestros intereses espirituales, y perderemos una eternidad de felicidad. Todo el universo no caído está interesado en la gran obra que Jesús vino a realizar en nuestro mundo, precisamente la salvación de nuestra alma. ¿Y no cooperaremos los mortales de la tierra con nuestro Redentor, que ha subido al cielo para interceder por nosotros? ¿No mostraremos un celo especial, un interés dedicado, en la obra que fue trazada en el cielo para ser llevada adelante en el mundo para el bien de hombres y mujeres? ¿Rehusaremos nosotros, que hemos sido comprados con la sangre preciosa de Cristo, hacer la obra que dejó en nuestras manos, rechazando así cooperar con las agencias celestiales en la obra de salvar a los caídos? ¿No iremos aun hasta los fines de la tierra para hacer que la luz de la verdad que nos fue dada del cielo resplandezca sobre nuestros semejantes?—The Review and Herald, 24 de enero de 1893.

martes, marzo 20, 2012

Pensamiento Del Día

De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que ya no nos juzguemos más los unos a los otros. Romanos 14:12, 13.
Cuando hicimos todo lo que pudimos, debemos contarnos como siervos inútiles. No hay lugar para el orgullo en nuestros esfuerzos, porque dependemos a cada momento de la gracia de Dios y no tenemos nada que no hayamos recibido. Dice Jesús: “Separados de mí, nada podéis hacer”. Juan 15:5.

Somos responsables sólo por los talentos que Dios nos ha concedido. El Señor no reprocha a los siervos que han duplicado sus talentos, que han hecho conforme a su habilidad. Los que demuestren así su fidelidad pueden ser felicitados y recompensados; pero los que haraganean en la viña, los que no hacen nada, o hacen en forma descuidada la obra del Señor, por medio de su trabajo ponen de manifiesto cuál es su interés real en la obra a la cual han sido llamados... El talento que se les dio para la gloria de Dios y la salvación de las almas ha sido despreciado, y se ha hecho un mal uso de él. El bien que podría haber hecho queda incompleto, y el Señor no puede recibir lo que es suyo con los intereses.

Que ninguno se queje porque no tiene mayores talentos para emplear en el servicio del Maestro. Mientras usted se muestre insatisfecho y quejoso, está perdiendo el tiempo precioso y malgastando oportunidades valiosas. Agradezca a Dios por las habilidades que tiene, y ore para que pueda ser capacitado para hacer frente a las responsabilidades que le han sido confiadas. Si desea una utilidad mayor, vaya a trabajar y adquiera aquello por lo que se lamenta. Vaya a trabajar con una paciencia firme, y haga lo mejor que pueda sin tener en cuenta lo que hacen otros. “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. Romanos 14:12. Que no sean sus pensamientos ni sus palabras: “¡Ojalá que tuviera una obra más importante! ¡Ojalá que estuviera en esta o aquella posición!” Cumpla con su deber donde esté. Invierta lo mejor posible los dones que le fueron confiados en el lugar donde trabaja y así servirá mejor al Señor. Deseche toda murmuración y toda lucha. No trabaje por la supremacía. No envidie las capacidades de otros, porque eso no aumentará su habilidad para hacer una obra mejor o más grande. Use su don con mansedumbre, humildad y fe, y espere hasta el día del ajuste final de cuentas, y no tendrá motivo para afligirse o avergonzarse.—The Review and Herald, 1 de mayo de 1888.

lunes, marzo 19, 2012

Pensamiento Del Día

Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. Eclesiastés 12:11.
Que los hombres o las mujeres de negocios realicen sus transacciones en una forma que glorifique a su Maestro por causa de su fidelidad. Que lleven su religión a todo lo que hacen y revelen el Espíritu de Cristo a los demás. Que el mecánico sea un representante diligente y fiel de Aquel que trabajó en tareas humildes en los pueblos de Judea. Que cada uno que lleva el nombre de Cristo trabaje de tal manera, que al ver otros sus buenas obras puedan ser conducidos a glorificar a su Creador y Redentor. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor”. Colosenses 3:23. Que la edificación del reino de Cristo sea su pensamiento constante, y que cada esfuerzo sea dirigido hacia ese único fin.

Los que han recibido la bendición de poseer talentos superiores no deberían despreciar el valor del servicio de los que son menos dotados que ellos. El talento más pequeño es un talento dado por Dios. Un solo talento que sea utilizado diligentemente con la bendición de Dios, será duplicado, y los dos empleados al servicio de Cristo se convertirán en cuatro; y así el instrumento más humilde puede aumentar su poder y utilidad. El propósito ferviente, los esfuerzos abnegados, todos son vistos, apreciados y aceptados por el Dios del cielo. “Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeños”. Mateo 18:10. Sólo Dios puede apreciar el valor de su servicio, y ver la abarcante influencia del que trabaja para dar la gloria a su Hacedor.

Debemos hacer el mejor uso de nuestras oportunidades e investigar para mostrarnos aprobados ante Dios. Dios aceptará nuestros mejores esfuerzos; pero que nadie se imagine que él quedará complacido con la ignorancia y la ineptitud, cuando, con un perfeccionamiento apropiado de los privilegios que se nos han concedido, podría proporcionarse un mejor servicio. No debemos despreciar el día de las cosas pequeñas, sino que por medio de un cuidado diligente y la perseverancia debemos hacer que las pequeñas oportunidades y los talentos nos sirvan para nuestro progreso en la vida divina, y nos conduzcan a un servicio más inteligente y mejor.—The Review and Herald, 1 de mayo de 1888.

domingo, marzo 18, 2012

Pensamiento Del Día

Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. Eclesiastés 9:10.
La parábola de los talentos debería ser materia de estudio y oración más cuidadosos, porque tiene una aplicación para cada hombre, mujer y niño que posean la capacidad de razonamiento. La obligación y responsabilidad están en proporción a los talentos que Dios concede a cada uno. No hay un solo seguidor de Cristo que no tenga un don peculiar para usar y del cual es responsable ante Dios.

Muchos han presentado excusas por no cumplir su servicio a Cristo diciendo que otros tienen mayores dones o ventajas que ellos. Ha prevalecido la opinión de que sólo los que tienen talentos especiales deben santificar sus capacidades para el servicio de Dios. Se ha llegado a entender que los dones se dan sólo a unos que son favorecidos con exclusión de otros, quienes, por supuesto, no son llamados a compartir las penurias o las recompensas.

Pero en la parábola el asunto no se presenta de ese modo. Cuando el señor de la casa llamó a sus siervos, dio a cada uno su obra. Toda la familia de Dios está incluida en la responsabilidad de usar los bienes de su Señor. Toda persona, desde la más insignificante y desconocida hasta la más importante y exaltada, es un agente moral dotado con capacidades por las cuales tiene responsabilidades ante Dios. En grado mayor o menor, todos están a cargo de los talentos de su Señor. Las capacidades espirituales, mentales y físicas, la influencia, la posición, las posesiones, los afectos y las simpatías, todos son talentos preciosos para ser usados en la causa del Maestro para la salvación de las personas por quienes Cristo murió...

Dios requiere que cada uno sea un obrero en su viña. Usted ha de realizar la tarea que le fue asignado, y ha de hacerla con fidelidad. “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría”.—The Review and Herald, 1 de mayo de 1888. Recibiréis Poder, 220.

sábado, marzo 17, 2012

Pensamiento Del Día

De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe. Romanos 12:6.
Tanto los hombres como las mujeres pueden hacer una gran obra para Dios, siempre y cuando primero aprendan la preciosa e importante lección de la mansedumbre en la escuela de Cristo. Podrán beneficiar a la humanidad si presentan la suficiencia plena que encontramos en Jesús. Cuando cada feligrés perciba su responsabilidad individual, y cuando humildemente emprenda la tarea que tiene por delante, tendrá éxito. Dios da a cada persona su obra de acuerdo con la habilidad que posee.

No será una tarea fácil trabajar para el Maestro en esta época. Pero cuánta perplejidad se podría evitar si los obreros dependieran continuamente de Dios y consideraran debidamente las instrucciones que él dio. Nos dice: “De manera que teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”. Romanos 12:6-8.

Este es un tema que requiere un estudio crítico y cuidadoso. Se cometen no pocos errores cuando las personas no obedecen esta instrucción. Muchos a quienes se les confía una tarea modesta para hacer para el Maestro, pronto se sienten insatisfechos al pensar que ahora deberían ser maestros y líderes. Quieren dejar su humilde ministerio, que es muy importante, por uno de mayores responsabilidades. Quienes se dedican a la visitación, llegan a pensar que cualquiera puede hacer esta tarea de hablar palabras de simpatía y ánimo y de conducir a las personas en forma humilde y serena a una correcta comprensión de las Escrituras. Pero es una obra que demanda mucha gracia, mucha paciencia y una dotación siempre creciente de sabiduría.—Manuscript Releases, 278, 279. Recibiréis Poder, 215.

viernes, marzo 16, 2012

Pensamiento Del Día

Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 1 Corintios 12:4, 5.
Estudie esta escritura cuidadosamente. Dios no le ha dado a cada uno la misma línea de trabajo. Es su plan que haya unidad en la diversidad. Cuando se estudia y se sigue su plan, habrá muchos menos roces en el trabajo en la causa. “En un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, pero cada uno es esencial para la perfección de la obra” ver Romanos 12:4 y Efesios 4:12. “El cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?” 1 Corintios 12:14-18.

“Vosotros sois pues el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas”. 1 Corintios 12:27, 28.

El Señor desea que su iglesia respete cada don que ha otorgado a los diferentes miembros. Estemos en guardia, no vaya a ser que nuestra mente se fije en uno mismo, pensando que otras personas no pueden servir al Señor a menos que trabajen en las mismas líneas en las cuales trabajamos nosotros.

Nunca debe decir un obrero: “No quiero trabajar con uno así, porque no ve las cosas como yo las veo. Deseo trabajar con alguien que esté de acuerdo con todo lo que yo digo y que lleve a cabo todas mis ideas”. La persona con la que el obrero rehúsa conectarse puede tener verdades que presentar que aun no han sido presentadas. Y debido a la negativa del obrero en aceptar la ayuda que provee el Señor, la obra queda desequilibrada.—Pacific Union Recorder, 29 de diciembre de 1904.

jueves, marzo 15, 2012

Pensamiento Del Día

Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. Mateo 20:13, 14.
Dios amablemente nos ha confiado 24 horas en cada día y noche. Este es un tesoro precioso por el cual se puede realizar mucho bien. ¿Cómo estamos usando las áureas oportunidades de Dios? Debemos, como cristianos, colocar siempre al Señor delante de nosotros, si no queremos perder horas preciosas en la inutilidad, sin sacar provecho alguno de nuestro tiempo.

El tiempo es dinero. Si la gente rehúsa trabajar porque no puede conseguir un salario alto, son ociosos declarados. Sería mucho mejor para ellos trabajar, aun si reciben mucho menos de lo que suponen que vale su trabajo.

El tiempo es un talento entregado a nuestro cargo que puede ser escandalosamente mal empleado. Cada hijo de Dios, hombre, mujer, joven o niño, debería considerar y apreciar el valor de los momentos de tiempo. Si hacen esto, se mantendrán empleados, aun si no reciben un salario tan alto como podrían ser capaces de merecer. Deberían mostrar su aprecio [por medio] de la diligencia y el trabajo, recibiendo el salario que puedan obtener. La idea de una persona de condición pobre que tiene una familia y que rehúsa trabajar por un salario modesto porque [tal salario] no demuestra, como él o ella creen, dignidad suficiente por su ocupación, es una insensatez que no debe alentarse.

Cuán poca reflexión se ha aplicado a este tema. Qué prosperidad mayor podría haber acompañado a las empresas misioneras si este talento del tiempo hubiese sido considerado con reflexión y se hubiera usado fielmente. Cada uno de nosotros es responsable ante Dios por el tiempo que ha sido malgastado caprichosamente, y por el uso del cual debemos rendir cuentas a Dios. Esta es una mayordomía que ha sido muy poco apreciada; muchos piensan que no es pecado malgastar días y horas sin hacer nada para beneficiarse a sí mismos o para bendecir a otros.—Manuscript Releases, 80, 81.

miércoles, marzo 14, 2012

Pensamiento Del Día

Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda. Éxodo 25:2.
He oído a hombres y a mujeres, que han estado ocupados en el trabajo en las casas editoras y en el sanatorio, quejarse de que tienen que trabajar horas extras. Si no pueden dejar de trabajar después de ocho horas de labor, quedan insatisfechos. Pero estas mismas personas, cuando se meten en negocios para su propio beneficio privado, seguirán trabajando en total diez horas como lo hacen los negocios en los Estados Unidos, los cuales a menudo extienden su horario de trabajo a doce horas. No se quejan porque es para su propio interés personal. Es otra cosa cuando el tiempo se va a emplear en su propio beneficio especial que si se emplea para el servicio de Dios o del prójimo...

El servicio voluntario para ahorrar medios que son tan limitados es más satisfactorio que atesorar recursos. Con el motivo correcto en vista, tal tiempo será reconocido como dedicado al servicio de Dios. Este trabajo definido para Dios en edificar, plantar, en segar la cosecha, o en cualquier línea de trabajo, costará considerable reflexión y trabajo. Pero merece el esfuerzo. Dios multiplicará los recursos; ayudará a producir los medios.

Muchos ya están trabajando en esta línea, y siempre lo han hecho así. La dedicación de tiempo a Dios en cualquier línea de trabajo es una consideración de la mayor importancia. Algunos pueden usar la pluma o escribir una carta a un amigo lejano. Por medio de una labor personal consagrada podemos, de muchas maneras, hacer un servicio personal para Dios.

Algunos creen que si dan una parte de su dinero a la causa de Dios, eso es todo lo que se requiere de ellos, y el tiempo precioso que Dios les da, en el cual podrían hacer horas de servicio personal para Dios, pasa sin ser aprovechado. Es privilegio y deber de todos los que tienen salud y fuerza prestar a Dios un servicio activo. Los donativos de dinero no pueden ocupar el lugar de esto. Los que no tienen dinero pueden en cambio hacer trabajo personal, y aun en este trabajo puede hacerse dinero de varias maneras.

Cada uno puede ser un obrero juntamente con Dios. Las horas que se han gastado generalmente en recreación que no han contribuido al descanso o a la renovación del cuerpo o del alma, pueden usarse en tratar de ayudar a alguna pobre alma que está necesitada de ayuda, en visitar a los pobres, los enfermos y los dolientes. Nuestro tiempo es de Dios, y como cristianos debemos usarlo para la gloria de Dios.—Manuscript Releases, 79, 80.

martes, marzo 13, 2012

Pensamiento Del Día

Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. Romanos 13:11.
Hay otra clase de personas que sufre pérdida porque es indolente, y gasta sus energías complaciéndose a sí misma al usar su lengua y permitir que sus músculos se herrumbren con la inacción. Desaprovechan sus oportunidades por causa de la inacción, y no glorifican a Dios. Podrían hacer mucho si pusieran su tiempo y su fuerza física en uso, adquiriendo medios con los cuales colocar a sus hijos en posiciones favorables para adquirir conocimiento; pero prefieren dejarlos crecer en la ignorancia antes que ejercitar sus propias habilidades, dadas por Dios, para hacer algo por medio de lo cual sus hijos pudieran ser bendecidos con una buena educación. Tales hombres y mujeres están siendo pesados en las balanzas del Santuario celestial y son hallados faltos.

Hay algo para que cada uno haga en este mundo nuestro. El Señor viene, y nuestra espera no debe ser un tiempo de ociosa expectativa, sino de trabajo vigilante. No debemos usar nuestro tiempo completamente en meditación piadosa, ni tampoco debemos movernos y apresurarnos como si fuera requerido esto con el fin de que ganemos el cielo, mientras descuidamos dedicar tiempo al cultivo de la piedad personal. Debe haber una combinación de meditación y de trabajo diligente; como Dios lo expresó en su Palabra, debemos ser, “en lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”. Romanos 12:11. Las actividades seculares no deben dejar fuera el servicio del Señor. El alma necesita las riquezas de la gracia de Dios, y el cuerpo necesita ejercicio físico, para cumplir la obra que debe ser hecha para la proclamación del evangelio de Cristo.

Los que cultivan un espíritu de ociosidad pecan contra Dios cada día; porque no usan el poder que Dios les ha dado con el cual ser una bendición para sí mismos y una bendición para sus familias. Los padres deberían enseñar a sus hijos que el Señor quiere que sean trabajadores diligentes, no trabajadores ociosos en su viña. Deben hacer un uso diligente del tiempo, si van a ser agentes útiles en el trabajo, desempeñando su parte en la viña del Señor. Deben ser fieles mayordomos, mejorando cada don de energía que les fue confiado y que les ha sido otorgado.—The Home Missionary Magazine, octubre de 1894.

lunes, marzo 12, 2012

Pensamiento Del Día

Porque al que tiene le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Mateo 25:29.
Siempre ha habido y siempre habrá diversidad de dones. No son los grandes dones los que Dios exige y acepta, sino que él requiere los talentos menores, y los aceptará si los hombres y las mujeres los usan para su gloria. ¿No hemos llegado a ser siervos del Maestro por su gracia? No es, entonces, nuestra propia propiedad la que se nos confía, sino que son los talentos del Señor. El capital es suyo y somos responsables por su uso o su abuso.

Espero que en cada iglesia se realicen esfuerzos para estimular a los que no están haciendo nada. Ojalá que Dios haga que estas personas comprendan que él requerirá de ellas el único talento con lo que éste habría podido producir; y si descuidan de ganar otros talentos junto al que tienen, experimentarán la pérdida de ese talento y también su propia alma. Esperamos ver un cambio en nuestras iglesias.

El Señor se está preparando para regresar, para pedir cuentas a sus siervos por sus talentos que les ha confiado. ¡Que Dios tenga misericordia ese día de los que no hacen nada! Los que escuchen estas palabras de aprobación: “Bien hecho, buen siervo fiel”, habrán obrado correctamente en el aprovechamiento de sus habilidades y recursos financieros para la gloria de Dios. ¿Quién saldrá en ayuda del Señor, en ayuda del Señor contra el poderoso?

Satanás es un general activo, perseverante, fiel en su obra, dirigiendo sus ejércitos. Tiene por doquier sus fieles centinelas. ¿Qué están haciendo los siervos de Jesucristo? ¿Tienen puesta la armadura? ¿Son vigilantes y fieles para hacer frente y resistir las vigorosas fuerzas del enemigo? ¿O están durmiendo, esperando que otro haga su obra?...

Despertemos todos, porque está cerca el tiempo cuando se dirá: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. Apocalipsis 22:11. Precisamente ahora es el momento de buscar la pureza y la santidad de carácter, y conseguir vestiduras blancas, con el fin de que podamos estar preparados para tener un lugar en la cena de bodas del Cordero.—The Review and Herald, 14 de marzo de 1878.

domingo, marzo 11, 2012

Pensamiento Del Día

Por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente... debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo hubiera recibido lo que es mío con intereses. Mateo 25:25-27.
Nadie debería quejarse porque no tiene talentos mayores. Cuando los seres humanos utilicen para la gloria de Dios los talentos que él les ha dado, entonces mejorarán. No es el momento ahora para quejarnos de nuestra posición en la vida, y excusarnos por nuestro descuido de aprovechar nuestras habilidades debido a que no tenemos otras aptitudes y otra posición, diciendo: “¡Oh, si yo tuviera el don y la habilidad que él tiene podría invertir un capital mayor para mi Maestro!” Si tales personas utilizan el único talento en forma acertada y conveniente, eso es todo lo que el Maestro requiere de ellas.

Miren en nuestras iglesias. Hay sólo unos pocos trabajadores reales en ellas. La mayoría son hombres y mujeres irresponsables. No sienten la carga por las almas. No manifiestan hambre y sed de justicia. Nunca alzan la carga cuando la obra se pone difícil. Son los que tienen sólo un talento y lo esconden en una servilleta, y lo entierran en el mundo; es decir, usan toda la influencia que tienen en sus asuntos temporales. Al buscar las cosas de esta vida, pierden la vida futura, eterna, el cada vez más excelente y eterno peso de gloria. ¿Qué puede decirse y hacerse para despertar a esta clase de miembros de iglesia con el fin de que sientan su responsabilidad hacia Dios? ¿Debe la masa de profesos cristianos, guardadores de los mandamientos, oír las terribles palabras: “Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” Mateo 25:30?

Cada hombre, cada mujer y cada niño deberían ser trabajadores para Dios. Donde ahora hay uno que siente la carga por las almas, debería haber cien. ¿Qué podemos hacer para despertar al pueblo con el fin de que mejore la influencia y los medios que ya tienen para la gloria del Maestro? Que los que tienen un talento lo usen bien, y al obrar así lo encontrarán duplicado. Dios aceptará “según lo que uno tiene, no según lo que no tiene”. 2 Corintios 8:12.—The Review and Herald, 14 de marzo de 1878.

sábado, marzo 10, 2012

Pensamiento Del Día

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no cómo necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:15, 16.
El valor del tiempo sobrepuja todo cómputo. Cristo consideraba precioso todo momento, y así es como hemos de considerarlo nosotros. La vida es demasiado corta para que se la disipe. No tenemos sino unos pocos días de gracia en los cuales prepararnos para la eternidad. No tenemos tiempo para perder, ni tiempo para dedicar a los placeres egoístas, ni tiempo para entregarnos al pecado. Es ahora cuando hemos de formar caracteres para la vida futura e inmortal. Es ahora cuando hemos de prepararnos para el juicio investigador.

Apenas los miembros de la familia humana empiezan a vivir, comienzan a morir, y la labor incesante del mundo termina en la nada a menos que se obtenga un verdadero conocimiento respecto de la vida eterna. La gente que aprecia el tiempo como su día de trabajo, se preparará para una mansión y una vida inmortales. Vale la pena que hayan nacido.

Se nos amonesta a redimir el tiempo. Pero el tiempo desperdiciado no puede recuperarse jamás. No podemos hacer retroceder ni un solo momento. La única manera en la cual podemos redimir nuestro tiempo es aprovechando lo más posible el que nos queda, colaborando con Dios en su gran plan de redención. En aquel que hace esto se efectúa una transformación del carácter. Llega a ser hijo(a) de Dios, miembro de la familia real, hijo(a) del Rey celestial. Está capacitado(a) para ser compañero(a) de los ángeles.

Ahora es nuestro tiempo de trabajar por la salvación de nuestros semejantes. Hay algunos que piensan que si dan dinero a la causa de Cristo, eso es todo lo que se requiere de ellos; y el tiempo precioso, en el cual pudieran hacer obra personal para Cristo, pasa sin ser aprovechado. Pero es deber y privilegio de todos los que tiene salud y fuerza prestar a Dios un servicio activo. Todos han de trabajar en ganar almas para Cristo. Los donativos en dinero no pueden ocupar el lugar de esto...

La oportunidad que se nos ofrece hoy de hablar a algún alma necesitada de la Palabra de vida, puede no volver jamás. Puede ser que Dios diga a esa persona: “Esta noche vengo a pedirte tu alma” (ver Lucas 12:20), y a causa de nuestra negligencia no se halle lista. En el gran día del juicio, ¿cómo rendiremos cuenta de ello a Dios?—Palabras de Vida del Gran Maestro, 277, 278.

viernes, marzo 09, 2012

Pensamiento Del Día

Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno. Colosenses 4:5, 6.
Busquen la conversión del espíritu, el alma y el cuerpo. Desdoblen su servilleta y comiencen a negociar con los bienes de su Señor. Al hacerlo así, ganarán otros talentos. A cada alma que se le han confiado talentos es para que los use para beneficiar a otros. A quien en el gran día del ajuste final de cuentas se excuse: “Tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo” (Mateo 25:25), el Señor le dirá: “Siervo malo y negligente... debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses” Mateo 25:26, 27.

El Señor aún está llamando a los que aparentemente están ciegos a sus deficiencias, a los que están satisfechos de sí mismos, que planean y se las ingenian para ver cómo pueden servirse mejor a sí mismos. Dios ayuda al que está espiritualmente ciego para que vea que hay un mundo que salvar. La verdad debe ser hecha manifiesta a los que no la conocen, y esta obra requiere la gracia abnegada de Cristo.

Miles que ahora no hacen nada en la causa de Dios deberían estar desenterrando sus talentos escondidos y dándolos a los banqueros. Los que piensan que alcanzarán con toda seguridad el cielo mientras siguen sus propios caminos e imaginación, harían mejor en abrir el sello y reexaminar su título a los tesoros del cielo. Los hombres y las mujeres que se sienten cómodos en Sion, sería mejor que se preocuparan por sí mismos y se preguntaran: ¿Qué estoy haciendo en la viña del Señor? ¿Por qué no estoy unido con Cristo, un obrero juntamente con Dios? ¿Por qué no estoy aprendiendo en la escuela de Cristo su mansedumbre y humildad de corazón? ¿Por qué no tengo cargas que llevar en el servicio de Cristo? ¿Por qué no soy un cristiano resuelto, empleando todas mis fuerzas para trabajar por la salvación de las almas que están pereciendo a mi alrededor? ¿No dice la Palabra: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios” 1 Corintios 3:9? Con la ayuda de Dios, ¿no edificaré un carácter para el tiempo y la eternidad, y promoveré la piedad en mí mismo y en otros por medio de la santificación de la verdad?—The Review and Herald, 21 de agosto de 1900.

jueves, marzo 08, 2012

Pensamiento Del Día

Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?... Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio. Proverbios 6:9, 6.
Dios no tiene lugar para los perezosos en su causa; él quiere obreros reflexivos, bondadosos, afectuosos y fervientes. El ejercicio activo hará bien a nuestros predicadores. La indolencia es prueba de depravación. Cada facultad de la mente, cada hueso del cuerpo, cada músculo de los miembros demuestra que Dios destinó nuestras facultades para ser ejercitadas, no para permanecer inactivas. Los que innecesariamente toman las horas del día para dormir, no tienen sentido del valor de los momentos preciosos y áureos...

Las personas que no hayan adquirido hábitos de estricta laboriosidad y economía de tiempo, deben tener reglas fijas que las impulsen a la regularidad y prontitud. Jorge Washington, el estadista de la nación [Estados Unidos], pudo hacer mucho trabajo porque se esmeraba en conservar el orden y la regularidad. Cada papel tenía su fecha y su lugar, y no se perdía tiempo en buscar lo traspapelado.

Los hombres y las mujeres de Dios deben ser diligentes en el estudio, fervientes en la adquisición de conocimiento, sin perder nunca una hora. Por medio de ejercicios perseverantes pueden elevarse a casi cualquier grado de eminencia como cristianos, como gente de poder e influencia. Pero muchos no alcanzarán nunca a descollar, en el púlpito o los negocios, por causa de su falta de fijeza en sus propósitos y la indolencia de los hábitos que contrajeron en su juventud. Se ve una descuidada falta de atención de cuanto emprenden.

Un impulso repentino de vez en cuando no es suficiente para lograr una reforma en estos indolentes amantes de la comodidad; es una obra que requiere paciente perseverancia en el bien hacer. Las personas de negocios pueden ser verdaderamente exitosas únicamente teniendo horas regulares para levantarse, para la oración, para las comidas y para acostarse. Si el orden y la regularidad son esenciales en el mundo de los negocios, ¡cuánto más lo son en la obra de Dios!

Muchos desperdician en la cama las alegres horas de la mañana. Una vez perdidas, esas preciosas horas se fueron para siempre; se pierden para esta vida y para la eternidad. ¡Qué despilfarro de tiempo causa en un año la pérdida de una sola hora por día! Piense en ello el dormilón, y considere cómo dará cuenta a Dios de las oportunidades perdidas.—Obreros Evangélicos, 294, 295.

miércoles, marzo 07, 2012

Pensamiento Del Día

Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. Colosenses 1:29.
Dios confió su sagrada obra a los seres humanos y les pide que la hagan cuidadosamente... Se llenan de muchas cosas en su vida, posponen hasta mañana lo que exige su atención hoy, y lastimosamente se pierde mucho tiempo en recoger las puntadas perdidas. Los hombres y las mujeres pueden alcanzar un grado más elevado de utilidad que el de llevar con ellos durante la vida un estado de ánimo inestable. Pueden mejorar los rasgos defectuosos de su carácter que contrajeron en sus años juveniles. Al igual que Pablo, pueden trabajar para alcanzar un grado más elevado de perfección.

La obra de Dios no debe hacerse a tontas y a locas. No quedará colocada en terreno ventajoso siguiendo un impulso repentino. Por el contrario, es positivamente necesario seguir la buena obra con paciencia, día tras día, progresando en nuestros caminos y en nuestros métodos. Uno debe levantarse a una hora regular. Si durante el día se descuida el trabajo y se gasta la noche siguiente recuperando el tiempo perdido, la mañana y el siguiente día mostrarán, como resultado, un cerebro cansado y una fatiga general que constituyen violaciones definidas de las leyes de la vida y la salud. Debe haber horas regulares para levantarse, para el culto de familia, para las comidas y para el trabajo. Y es un deber religioso... mantener esto por precepto... por un ejemplo firme. Muchos malgastan las horas más preciosas de la mañana esperando poder terminar el trabajo que descuidaron durante las horas que deberían dedicarse al sueño. La piedad, la salud, el éxito, todos sufren de esta falta de un sistema verdaderamente religioso...

Algunos obreros necesitan abandonar los métodos lentos de trabajo que prevalecen, y aprender a ser rápidos. Es necesaria la prontitud, así como la diligencia. Si deseamos realizar el trabajo de acuerdo con la voluntad de Dios, debe hacerse de una manera rápida, pero no sin pensar y sin cuidado.—Manuscript Releases, 326, 327.

martes, marzo 06, 2012

Pensamiento Del Día

Cuando no sabéis lo que será mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. Santiago 4:14.
No hay religión en la entronización del yo. Dios nos pide que seamos fieles a él, que negociemos con los talentos que nos ha dado para que podamos ganar otros talentos. Su voluntad debe ser hecha nuestra voluntad en todas las cosas. Cualquier desvío de esta norma degrada nuestra naturaleza moral. Puede dar por resultado nuestro ensalzamiento, nuestro enriquecimiento y el que nos sentemos al lado de príncipes; pero a los ojos de Dios somos impuros y viles. Hemos vendido nuestra primogenitura por el interés y la ganancia egoístas, y en los libros del cielo está escrito de nosotros: Pesados en las balanzas del Santuario, y hallados faltos.

Pero si consideramos nuestros talentos como los dones del Señor y los usamos en su servicio, mostrando compasión y amor hacia nuestros semejantes, somos canales a través de los cuales las bendiciones de Dios fluyen al mundo; y en el gran día final se nos dará la bienvenida con las palabras: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”. Mateo 25:21.

El tiempo que está cargado con oportunidades preciosas y doradas para servir al Señor, está pasando rápidamente a la eternidad... ¿Está aprovechando esas oportunidades mientras pasan? No puede permitirse el lujo de despreciarlas, porque usted debe estar ante el tribunal de Dios para dar respuesta de las obras hechas en el cuerpo. ¿Alegran y animan sus palabras a los que van a usted en busca de ayuda y consuelo? ¿Fortalece su influencia a aquellos con los cuales se relaciona? ¿Entrega sus posesiones fielmente al Señor?

Conságrese hoy al servicio del Señor... Eche su ansiedad sobre el Señor y de ninguna manera permita que las cosas del mundo lo separen de él. Conságrele todo lo que tiene y es. Esto es sólo “su culto racional”. No se demore, porque hay peligro en un momento de demora. Unos pocos años más como máximo serán suyos para trabajar para el Maestro, y después escuchará la voz que no puede rehusar contestar, que le dice: “Da cuenta de tu mayordomía”.—The Signs of the Times, 21 de enero de 1897.

lunes, marzo 05, 2012

Pensamiento Del Día

Guardaos, nos sea que... caigáis de vuestra firmeza... antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 3:17, 18.
Hay quienes desean tener un poder soberano, y que necesitan la santificación de la obediencia. Dios provoca un cambio en su vida. Tal vez coloca delante de ellos deberes que no habrían escogido. Si están dispuestos a ser guiados por él, les dará gracia y fortaleza para realizar esos deberes con espíritu de sometimiento y utilidad. De esa manera están siendo capacitados para ocupar lugares donde sus disciplinados talentos realicen un gran servicio.

A algunos a veces Dios los prepara dándoles chascos y aparente fracaso. Tiene el propósito de que aprendan a dominar la dificultad. Los inspira con una determinación de hacer que cada aparente fracaso resulte un éxito.

Los hombres y las mujeres a menudo oran y lloran debido a las perplejidades y los obstáculos que deben arrostrar. Pero si mantienen firmemente hasta el fin su confianza como al principio, él les despejará el camino. Los que luchen perseverantemente contra dificultades aparentemente insuperables tendrán éxito, y con el éxito también vendrá el más grande gozo.

Muchos no saben cómo trabajar para Dios no por causa de su ignorancia, sino porque no están dispuestos a someterse a la preparación divina. Se habla del fracaso de Moab porque, declara el profeta: “Quieto estuvo Moab desde su juventud... y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio, por tanto quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado”. Jeremías 48:11.

El cristiano debe estar preparado para cumplir una obra que revele bondad, tolerancia, magnanimidad, delicadeza, paciencia. El cristiano debe albergar en su vida el cultivo de esos preciosos dones, para que cuando sea llamado al servicio del Maestro pueda estar listo para usar sus más elevadas facultades en ayudar y bendecir a los que lo rodean.—Manuscript Releases, 423, 424. Comentario Bíblico Adventista 4:1181, 1182.

domingo, marzo 04, 2012

Pensamiento Del Día

Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Juan 9:4.
Cristo les ha dado a todos los seres humanos su obra, y debemos reconocer la sabiduría de su plan para nosotros mediante una cordial cooperación con él. La verdadera felicidad sólo se encuentra en una vida de servicio. El que vive una vida inútil y egoísta, es desgraciado. Está insatisfecho consigo mismo y con todos los demás.

Obreros fieles, consagrados, usarán gustosamente sus dones más elevados en el servicio más humilde. Se dan cuenta de que el verdadero servicio significa ver y ejecutar los deberes que el Señor señala.

Hay muchos que no están satisfechos con la obra que el Señor les ha dado. No están satisfechos con servirlo alegremente en el lugar que les ha señalado, y realizar sin quejarse la obra que ha puesto en sus manos.

Es correcto que no estemos conformes con la forma en que cumplimos nuestros deberes, pero no debiéramos estar insatisfechos con el deber mismo sencillamente porque nos gustaría más bien hacer alguna otra cosa. En su providencia Dios pone ante los seres humanos un servicio que es como una medicina para su mente enferma. De esa forma trata de dirigirlos para que pongan a un lado las preferencias egoístas, las cuales, si se albergan, los descalificarían para la obra que tiene para ellos. Si aceptan y realizan este servicio, su mente será sanada. Pero si rehúsan hacerlo, tendrán conflictos con ellos mismos y con otros.

El Señor disciplina a sus obreros para que puedan estar preparados para ocupar los lugares señalados para ellos. Desea amoldar su mente de acuerdo con su voluntad. Para este propósito los hace pasar por pruebas y tribulaciones. Coloca a algunos en lugares donde una disciplina relajada y el exceso de tolerancia no llegarán a ser una trampa para ellos, donde se les enseñará a apreciar el valor del tiempo y a hacer el mejor uso de él.—Manuscript Releases, 422, 423.

sábado, marzo 03, 2012

Pensamiento Del Día

Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. Hebreos 3:14. 
“Yel ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más”. Apocalipsis 10:5, 6. Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que esperaban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ardientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera ese chasco, y que los corazones se manifestaran.

No ha habido ni una sola nube que ha caído sobre la iglesia para la cual Dios no haya hecho provisión; no se ha levantado ni una sola fuerza opositora para contrarrestar la obra de Dios que él no haya previsto... Todos sus propósitos se cumplirán y establecerán. Su ley está unida con su trono, y los instrumentos satánicos combinados con los instrumentos humanos no pueden destruirla. La verdad es inspirada y está protegida por Dios; perdurará y tendrá buen éxito, aunque algunas veces aparezca oscurecida.

El evangelio de Cristo es la ley ejemplificada en el carácter. Los engaños practicados contra ella, toda invención destinada a vindicar la falsedad, y todo error forjado por los instrumentos satánicos, llegarán a ser desbaratados para siempre, y el triunfo de la verdad será como la apariencia del sol en el mediodía. El Sol de justicia brillará con poder sanador en sus rayos, y toda la tierra estará llena con su gloria...

 Revivirán antiguas controversias, y constantemente surgirán teorías nuevas. Pero el pueblo de Dios, el cual mediante sus creencias y su cumplimiento de la profecía ha desempeñado una parte en la proclamación de los mensajes del primer, del segundo y del tercer ángel, sabe dónde se encuentra. Tiene una experiencia que es más preciosa que el oro refinado. Debe permanecer firme como una roca, aferrándose al comienzo de su confianza resueltamente hasta el fin.—Mensajes Selectos 2:123-125.

viernes, marzo 02, 2012

Pensamiento Del Día

Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. Apocalipsis 12:12.
Los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús sentirán la ira del dragón y de su hueste. Satanás considera súbditos suyos a los habitantes del mundo; ha obtenido el dominio de las iglesias apóstatas; pero ahí está ese pequeño grupo que resiste su supremacía. Si él pudiese borrarlo de la tierra, su triunfo sería completo. Así como influyó en las naciones paganas para que destruyesen a Israel, pronto incitará a las potestades malignas de la tierra a destruir al pueblo de Dios. Todo lo que se requerirá será que rinda obediencia a los edictos humanos en violación de la ley divina. Los que quieran ser fieles a Dios y al deber serán amenazados, denunciados y proscritos. Serán traicionados por “padres, y hermanos, y parientes, y amigos”. Lucas 21:16.

Su única esperanza se cifra en la misericordia de Dios; su única defensa será la oración. Así como Josué intercedía delante del ángel, la iglesia remanente, con corazón quebrantado y fe ferviente, suplicará perdón y liberación por medio de Jesús su Abogado. Sus miembros serán completamente conscientes del carácter pecaminoso de su vida, verán su debilidad e indignidad, y mientras se miren a sí mismos, estarán por desesperar.

El tentador estará listo para acusarlos como estaba listo para resistir a Josué. Señalará sus vestiduras sucias, su carácter deficiente. Presentará su debilidad e insensatez, su pecado de ingratitud, cuán poco semejantes a Cristo son, lo cual ha deshonrado a su Redentor. Se esforzará por espantar a las almas con el pensamiento de que su caso es desesperado, de que nunca se podrá lavar la mancha de su contaminación. Esperará destruir de tal manera su fe que se entreguen a sus tentaciones, se desvíen de su fidelidad a Dios y reciban la marca de la bestia...

Pero aunque los seguidores de Cristo han pecado, no se han entregado al dominio del mal. Han puesto a un lado sus pecados, han buscado al Señor con humildad y contrición, y el Abogado divino intercede en su favor. El que ha sido el más ultrajado por su ingratitud, el que conoce sus pecados y también su arrepentimiento, declara: “¡Jehová te reprenda, oh Satán! Yo di mi vida por estas almas. Están esculpidas en las palmas de mis manos”.—Joyas de los Testimonios 2:175-177.

jueves, marzo 01, 2012

Pensamiento Del Día

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y que guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3.
Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se relacionan con los últimos días requieren en forma especial nuestro estudio. El último libro del Nuevo Testamento está lleno de verdades que necesitamos entender. Satanás ha cegado la mente de muchos, de manera que se han regocijado de encontrar alguna excusa para no estudiar el Apocalipsis.

Debería haber un estudio más profundo y diligente de este libro [el Apocalipsis], una presentación más fervorosa de las verdades que contiene, verdades que le interesan a todos los que están viviendo en estos últimos días. Todos los que se están preparando para encontrar a su Señor deberían hacer de este libro el tema de estudio y oración fervientes. Es exactamente lo que significa su nombre: una revelación de los acontecimientos más importantes que van a suceder en los últimos días de la historia de esta tierra. Juan, por causa de su fiel confianza en la palabra de Dios y en el testimonio de Jesucristo, fue desterrado a la isla de Patmos, pero este destierro no lo separó de Cristo. El Señor visitó a su fiel siervo en su destierro, y le dio instrucciones concernientes a lo que iba a venir sobre el mundo.

Esta instrucción es de la mayor importancia para nosotros, porque estamos viviendo en los últimos días de la historia de este mundo. Pronto entraremos en el cumplimiento de los acontecimientos que Cristo le mostró a Juan que iban a suceder. Al presentar estas solemnes verdades, los mensajeros del Señor deben darse cuenta de que están manejando temas de interés eterno, y deben buscar el bautismo del Espíritu Santo, para que puedan hablar, no sus propias palabras, sino las palabras que les da Dios...

Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nuestro trabajo hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que está. No se dejen sin tratar las solemnes escenas que la profecía ha revelado. Somos los mensajeros de Dios y no tenemos tiempo que perder. Los que son colaboradores con nuestro Señor Jesucristo mostrarán un profundo interés en las verdades que se encuentran en este libro. Con la pluma y con la voz se esforzarán para aclarar y explicar las cosas maravillosas que Cristo vino a revelar del cielo.—The Signs of the Times, 4 de julio de 1906.